"Estamos tan lejos y somos tan pobres que no hay ni talibanes"
218 militares y cooperantes luchan contra el atraso en un rinc¨®n remoto de Afganist¨¢n
El valle se abre verde entre las peladas monta?as y el avi¨®n de la Fuerza A¨¦rea espa?ola desciende casi en picado sobre la peque?a pista construida por la Agencia Espa?ola de Cooperaci¨®n Internacional (AECI) en Qala-i-Naw, capital de la provincia de Badgis, la segunda m¨¢s pobre de Afganist¨¢n. "Dinero, dinero y dinero", responde el coronel Francisco Gan, cuando se le pregunta por las necesidades de la zona.
S¨®lo los pesados camiones y los veh¨ªculos militares, que circulan levantando una densa estela parda por las callejas de tierra, arrancan del olvido a esta ciudad de 15.000 habitantes. Muchos, tocados con los distintos turbantes que les liberan del insistente sol, contemplan impasibles la polvareda a las puertas de sus casas de adobe o ante los diminutos puestos de enormes sand¨ªas y ajetes, de corderos colgados al aire, textiles, recambios y todo tipo de cachivaches.
La ONU ha puesto como modelo al Equipo de Reconstrucci¨®n Provincial espa?ol
Badgis, poblada por 430.000 afganos de las m¨¢s diversas tribus y etnias, est¨¢ situada en el noroeste de Afganist¨¢n, en la frontera con Turkmenist¨¢n, y fue asignada a Espa?a en 2004 para que pusiera en marcha un Equipo de Reconstrucci¨®n Provincial (PRT). Otros pa¨ªses se encargan de las restantes 28 provincias.
"Estamos tan lejos y es tal la pobreza que por aqu¨ª no se aventuran ni los talibanes", afirma Luis de la Fuente, de 35 a?os, uno de los 15 empleados de la AECI. En el a?o que lleva en Qala-i-Naw asegura que no ha ocurrido ning¨²n incidente armado.
Pese a la tranquilidad, para protegerles y garantizar la seguridad de su misi¨®n, en la base del PRT, que dirige el coronel Gan, de 49 a?os, desde el 28 de febrero pasado, hay 203 militares, que forman parte del contingente m¨¢ximo de 690 soldados que Espa?a decidi¨® enviar a Afganist¨¢n. Los militares en Qala-i-Naw protegen tambi¨¦n a los 12 civiles de una empresa que se encarga de la manutenci¨®n de la base.
En esta remota regi¨®n el problema no es el extremismo talib¨¢n, sino algunos episodios de bandidismo, las disputas entre jefes tribales y la falta de gobernabilidad. El atraso es tan notorio que los militares espa?oles no s¨®lo deben ocuparse de dar formaci¨®n elemental a los jefes de la polic¨ªa de los siete distritos de la provincia, sino que el hasta comandante de intendencia se encarga de ense?a al gobierno local c¨®mo elaborar sus presupuestos.
"Tratamos de que la poblaci¨®n no nos perciba ni como invasores ni como explotadores", afirma Gan, que destaca que al menos 5.000 personas viven con los salarios que generan los 70 empleados afganos en la base y los m¨¢s de 300 contratados por la AECI para el hospital, la construcci¨®n de 43 kil¨®metros de carretera -a trav¨¦s del paso monta?oso de Sab Zak, que hasta ahora se cerraba en invierno, dejando aislada la provincia- y los proyectos de saneamiento y conducci¨®n de agua potable.
Hasta el momento, no ha habido ning¨²n percance que denote hostilidad. "Al contrario, la poblaci¨®n local nos advierte cuando ve algo sospechoso. Como la semana pasada, que vinieron unos ni?os a decirnos que hab¨ªa algo que parpadeaba. Se desplaz¨® un equipo y result¨® ser un cable pelado", comenta Gan.
La misi¨®n de Naciones Unidas en Afganist¨¢n puso el PRT de Badgis como modelo ante los dem¨¢s equipos de reconstrucci¨®n provincial de otras naciones, lo que genera no poco orgullo tanto entre los militares, como entre los funcionarios de la AECI.
Uno de cada seis partos es letal
La tarea del PRT espa?ol de Qala-i-Naw es ingente y requiere una estrategia a largo plazo, porque cada paso que se da deja m¨¢s al descubierto lo que falta por andar para llegar a un desarrollo m¨ªnimo. As¨ª, Hasina, de 24 a?os, la comadrona del ¨²nico hospital de toda la provincia, lamenta que, pese a las mejoras introducidas, se le sigan muriendo muchas mujeres y ni?os por falta de un banco de sangre. "Casi todas paren en casa. S¨®lo si les sobreviene una hemorragia piensan en el hospital, pero para entonces ya es tarde en muchos casos, sobre todo porque no tenemos banco de sangre y porque algunas tardan hasta un d¨ªa en llegar, primero en burro y luego en cualquier veh¨ªculo desde la aldea", afirma.
En Bagdis, uno de cada seis partos se traduce en la muerte de la madre o del ni?o y uno de cuatro ni?os que sobrevive al parto muere antes de cumplir cinco a?os.
La protecci¨®n que ofrecen los militares espa?oles no ha servido para atraer las ONG internacionales a Bagdis. En el recuerdo de los cooperantes sigue vivo el asesinato, en junio de 2004, de cinco trabajadores de M¨¦dicos Sin Fronteras y el ataque con lanzagranadas, en mayo de 2005, contra un veh¨ªculo de Unicef. Uno de los dos m¨¦dicos y el conductor fueron rematados con metralletas.
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