Pisando fuerte
Los siete parecen chavales normales. S¨®lo a simple vista. Bromean sin parar entre ellos. Derrochan testosterona como cualquier grupo de j¨®venes.
-Mmm... ?Qu¨¦ guapo est¨¢s con el pecho al aire! -dice uno de ellos.
-?Qu¨¦ pasa? Que te gusto, ?o qu¨¦?
-?Qu¨¦ pintas tienes t¨² con esas gafas! -grita otro.
Se r¨ªen del aspecto con el que salen del vestuario reconvertido en camerino. La mayor¨ªa a¨²n no ha acabado de desarrollarse, devoran todo lo que encuentran a su paso, saltan de un lado a otro, chillan, rompen en carcajadas. Se dan codazos cuando las modelos que les acompa?an en la sesi¨®n fotogr¨¢fica cruzan por delante.
Pero todo cambia, aseguran, en cuanto esconden el rostro bajo el casco, se encienden los motores y una descarga de adrenalina recorre su cuerpo, el pie en el freno aguardando la salida. "Entonces te vuelves agresivo", retan con la mirada. Nadie les asegura un hueco en lo m¨¢s alto. No s¨®lo est¨¢n ellos siete. Tienen entre 15 y 23 a?os y son parte de la cantera del automovilismo espa?ol. Enemigos en la pista, amigos fuera de ella.
La formaci¨®n de un piloto desde los 'karts' hasta llegar a la f¨®rmula 1 cuesta entre 1,5 y 2 millones de euros
Algunas escuelas aplican t¨¦cnicas propias del entrenamiento de 'marines' para curtir a las j¨®venes promesas
Todos confiesan pasi¨®n por los videojuegos de automovilismo. Incluso los profesionales lo usan para entrenarse
"?Baauum! ?Baauum! ?Baaaaauuum!", imita Miki Monr¨¢s el motor de un f¨®rmula mientras mueve las manos como si fueran los pedales del veh¨ªculo. Intenta explicar, a sus 15 a?os, qu¨¦ sinti¨® volando a 200 kil¨®metros por hora sobre el circuito madrile?o del Jarama. Era la primera vez en su vida que se sub¨ªa a un monoplaza, el premio por haberse proclamado campe¨®n europeo j¨²nior de karting en 2006. "De la velocidad casi ni te enteras. S¨®lo notas que el casco empieza a vibrar. Lo impresionante es la frenada".
Este barcelon¨¦s debi¨® de ser un ni?o magn¨ªfico con nueve a?os, porque los Reyes Magos le sorprendieron con un peque?o kart. "Es para divertirse y ya est¨¢", dijeron en casa. Pero su padre, piloto de motociclismo aficionado, amante del motor, ya so?aba con una trayectoria prometedora para el v¨¢stago. Miki dej¨® de creer en los Reyes al a?o siguiente, a medida que los entrenos llenaban los fines de semana; con el rodar y rodar en las pistas de toda Espa?a, las carreras, las peleas por los podios, el olor constante a gasolina y a neum¨¢tico quemado... Ahora ya no es s¨®lo su padre quien fantasea con llegar a la f¨®rmula 1. "Quiero dedicarme a esto, sea como sea", dice ¨¦l. Y ese "como sea" significa, sobre todo, mucho sacrificio.
Con su cara de adolescente en la que asoma alg¨²n grano y una sonrisa que deja entrever el brillo met¨¢lico del corrector dental, Miki enlaza explicaciones salpicadas por onomatopeyas. Cuenta que ya ha empezado a ir dos veces por semana al gimnasio para trabajar con un entrenador personal el f¨ªsico que requiere un piloto: resistencia, piernas, brazos, abdominales y cuello, mucho cuello. Se pierde unos siete d¨ªas de clase cada mes entre viajes a Italia o al resto de Europa para entrenar y competir. Las carreras son de viernes a domingo, y el lunes cae fundido en el avi¨®n de vuelta a casa. Si consigue llegar a su clase de tercero de ESO, lo hace tarde, medio dormido y con la obligaci¨®n de recuperar el tiempo perdido.
Andy Souceck, de 23 a?os, ha pasado por todo eso. Sac¨® nota, incluso acad¨¦mica. Lleg¨® a la universidad; empez¨® Empresariales, aunque luego tuvo que abandonarla. Ahora es uno de los cuatro pilotos espa?oles que corren en la GP2, la divisi¨®n de plata del automovilismo. Explica que la tortuosa carretera que lleva a un ni?o hacia la f¨®rmula 1, a la que todos ellos aspiran, se parece mucho a una pir¨¢mide. Arriba, s¨®lo los elegidos. "No existe un camino ¨²nico para llegar a lo m¨¢s alto", cuenta. "Pero s¨ª hay antesalas, categor¨ªas por las que es necesario ir pasando y despuntar en ellas. Y para destacar no te vale con aprender a conducir bien. Tienes que tener un don. Fernando Alonso lo tiene. Siempre lo ha tenido: su trayectoria ha sido perfecta porque ha ganado todo en lo que se ha subido desde los siete a?os".
El mito del asturiano revolotea sobre la cabeza de la mayor¨ªa de los pilotos espa?oles en ciernes, aunque a nuestros protagonistas ya les cogi¨® crecidos. La leyenda cuenta -en realidad, lo cont¨® su padre, Jos¨¦ Luis Alonso- que ese cr¨ªo llamado Fernando se subi¨® a los tres a?os a un kart que hab¨ªa fabricado su progenitor con las manos. Que tuvieron que adaptar los pedales, porque el veh¨ªculo iba dirigido originalmente a la hermana mayor. Pero a ella no le emocionaba demasiado la velocidad. El heredero del b¨®lido ni siquiera levantaba un metro del suelo cuando agarr¨® el volante por primera vez. A los siete a?os, por fin, pudo competir, y arras¨® en el circuito. Subi¨® de categor¨ªa. Volvi¨® a arrasar. Y as¨ª hasta lo m¨¢s alto.
Abajo, en la base de la pir¨¢mide, hay cientos de ni?os a los que sus padres permiten empu?ar por primera vez los mandos de un kart. Cuando cumplen siete a?os y pueden obtener la licencia, les animan a competir, les trasladan su pasi¨®n. En muchos casos se trata de padres que pasaron sin pena ni gloria por el mundo del motor. El caso de Andy, por ejemplo. Hijo de un piloto de turismos austriaco que hizo sus pinitos a finales de los setenta, a los cinco a?os ya zumbaba por el campo a lomos de una minimoto, y a los siete, su padre le regal¨® un peque?o kart, tambi¨¦n por Reyes.
"Lo de los padres es una locura. Algunos utilizan los karts para que estudien. 'Si no apruebas, no corres', y lo han conseguido", explica Marco Rodr¨ªguez, director de la Escuela de Automovilismo del Circuito de Valencia. "Pero hay otros padres, algunos de ellos pilotos frustrados por falta de medios, que despu¨¦s, cuando les va bien econ¨®micamente, quieren que sus hijos lo intenten. Les rega?an y presionan en exceso".
A medida que los chavales van creciendo y subiendo de categor¨ªa, o saltando a veh¨ªculos m¨¢s potentes, las leyes darwinistas entran en acci¨®n y van estrechando la pir¨¢mide hacia el v¨¦rtice. Algunos lo abandonan por los estudios; otros, por falta de inter¨¦s; muchos, porque no dan la talla. La mayor¨ªa, por falta de dinero. "Yo ahora, ni gano ni pierdo, gracias a los patrocinadores", dice Andy Souceck satisfecho. Pero no fue siempre as¨ª. Y el automovilismo no entra dentro de la categor¨ªa de los deportes baratos.
La formaci¨®n de un piloto hasta llegar a la f¨®rmula 1 cuesta como poco entre 1,5 y 2 millones de euros. Por ejemplo, correr el Campeonato Catal¨¢n de Karting en alevines (7 a 11 a?os) supone unos 17.000 euros al a?o, entre chasis, motor, mec¨¢nicos y desplazamientos. Participar en dos campeonatos de cadetes (10 a 13 a?os) son unos 30.000 euros, y en j¨²nior (13 a 15), 38.000. Si adem¨¢s se corre el Europeo, el que gan¨® Miki Monr¨¢s, hay que a?adir otros 24.000. Luego, al dar el salto a los f¨®rmulas, los precios producen escalofr¨ªos. Correr la prestigiosa Renault 2.0 en Italia y el Europeo suman unos 370.000 euros.
Si se han aprobado con sobresaliente las anteriores etapas, llegan las antesalas de la f¨®rmula 1. Por un lado est¨¢n las World Series de Renault, que Andy Souceck corri¨® el a?o pasado, acabando cuarto, y que salen por unos 700.000 euros las nueve carreras dobles. El paso definitivo es la GP2, en la que Andy ha empezado a competir. Cuesta 1,3 millones al a?o.
La primera parte la pueden llegar a costear los padres; pero despu¨¦s, incluido el caso de Fernando Alonso, es imposible seguir compitiendo sin apoyo de patrocinadores o planes de formaci¨®n de organismos como el Real Autom¨®vil Club de Catalu?a o la Comunidad Valenciana.
Dani Clos, promesa de 18 a?os y cuyo f¨ªsico implacable recuerda a uno de los espartanos de la pel¨ªcula 300, bromea con el asunto del dinero. Cuenta que una de las primeras veces que corr¨ªa con su flamante kart, con siete a?os, junto al circuito se encontraba echando un vistazo Pere Vil¨¤, formador de j¨®venes pilotos. El padre de Dani aprovech¨® la oportunidad: "?Oye, Pere, a ti qu¨¦ te parece el chico?". "Prepara dinero", fue todo lo que obtuvo por respuesta. O sea, que el chico ten¨ªa posibilidades, pero hab¨ªa que pagarlas. El padre tir¨® de su cartera hasta que Dani cumpli¨® los 13. Entonces, algunos patrocinadores se interesaron por ¨¦l y empezaron a costearle parte del equipo.
La inversi¨®n inicial de la familia parece haber dado sus frutos. Ahora, Renault F¨®rmula 1 le financia todo a Dani. "Yo ya me considero un profesional", asegura. Y con una confianza ciega en s¨ª mismo a?ade que va a alcanzar la f¨®rmula 1. ?Y si no? "Si no, nada. Yo voy a llegar". Sostiene la mirada y se queda callado. Muestra ese halo guerrero de los ganadores, el punto de agresividad necesaria de la que hablan todos los pilotos, casi rayando la arrogancia. "En 2005 me fue todo mal, pero quienes estaban a mi alrededor me ense?aron a evolucionar. Si ganas, todo es m¨¢s f¨¢cil. Perdiendo es como se aprende. Ahora pienso que no hay otros pilotos en la pista. Que eres t¨² mismo al que tienes que batir. En eso soy igual que Fernando Alonso".
Este catal¨¢n rompi¨® los esquemas el a?o pasado. Llevaba ya dos en los monoplazas sin despuntar demasiado. Pero en la ¨²ltima temporada gan¨® el Campeonato de Italia de F¨®rmula Renault 2.0 y arranc¨® otras tres victorias y cuatro pole positions en la Eurocup. El mism¨ªsimo Flavio Briatore se fij¨® en ¨¦l y le fich¨®, con un contrato blindado para los pr¨®ximos cinco a?os. Forma parte del Renault Driver Development, un programa de desarrollo de pilotos promesa. Dani es el m¨¢s joven de los cinco elegidos por Briatore de entre chicos de todo el mundo. A su edad, notar el cielo tan de cerca implica hacerse la gran pregunta: ?a qu¨¦ est¨¢s dispuesto a renunciar por tu carrera? Dani es consciente de que se va a pasar medio a?o fuera de casa, pero asegura que ya est¨¢ acostumbrado. Y cuenta que su rutina empieza a las seis de cada ma?ana. Se levanta y se lanza a correr, como un Rocky de la carretera. Luego, el instituto. "He repetido dos veces primero de bachillerato, pero no pienso abandonar. Los estudios son como los karts: la base de todo". Por la tarde toca ir al gimnasio, porque de alg¨²n lado tiene que salir ese f¨ªsico de gladiador. Un requisito casi indispensable del piloto del siglo XXI, en pugna constante con las fuerzas G que repercuten sobre el cuerpo en cada curva. Al final de la semana, Dani est¨¢ obligado a detallar a los especialistas de Renault la dieta que ha seguido y sus tablas de ejercicios. Y a menudo se desplaza a diferentes pa¨ªses para seguir pruebas f¨ªsicas de una exigencia l¨ªmite.
"Lo de los programas de formaci¨®n como el Renault Development es un arma de doble filo", explica Marco Rodr¨ªguez, que lo ha conocido de cerca. "Les financian las carreras, pero tambi¨¦n les someten a mucha presi¨®n y a una competitividad extrema. En algunos casos aplican t¨¦cnicas como las de las escuelas de marines para buscar sus l¨ªmites. Y no siempre est¨¢n preparados para aguantar, porque cada ni?o madura a edades diferentes".
Miguel Molina, otro joven piloto, se encoge de hombros: "Este mundo te obliga a dejar a un lado las cosas normales que est¨¢n haciendo todos tus amigos. Los estudios, salir por ah¨ª? Pero luego est¨¢ la velocidad; no s¨¦, la adrenalina? Es mi vida, es lo ¨²nico que s¨¦ hacer. Lo que llevo haciendo desde los siete a?os". Toda su infancia y adolescencia ha ido ligada al asfalto. Desde sus primeros recuerdos, en que vio a su padre alzarse cinco veces con el t¨ªtulo de campe¨®n de Espa?a de karting. Miguel cumpli¨® los 18 en febrero, y esta temporada espera arrasar en las World Series de Renault. Para que se fijen en ¨¦l, para quiz¨¢ entrar en uno de esos sacrificad¨ªsimos programas.
Todos estos j¨®venes pilotos confiesan pasi¨®n por los videojuegos de coches. Hasta ah¨ª, todo l¨®gico: cumplen el perfil de cualquier chico espa?ol. S¨®lo que en su caso, el placer se une a la profesi¨®n. En cuanto Miguel Molina se entera de que va a correr en un circuito que jam¨¢s ha pisado, enchufa el F¨®rmula 1 a su PlayStation y se pasa horas delante del monitor estudiando el asfalto, analizando cada curva, las infinitas posibilidades del terreno, memorizando cada trazada. "Son clavaditos a la realidad", asegura. La mayor¨ªa de pilotos, incluso los profesionales, Fernando Alonso entre ellos, aprovechan el detalle de los videojuegos m¨¢s modernos para ponerse a prueba. Y suelen batir todas las marcas, tambi¨¦n en la m¨¢quina.
A Dani Campos-Hull, sus preparadores le recomendaron el Live for speed. Con este simulador de carreras puede conectarse y competir con otros jugadores de cualquier rinc¨®n del mundo a trav¨¦s de Internet. "Tambi¨¦n me han recomendado el libro Speed secrets", a?ade este campe¨®n del Master Junior 2006. Pero, claro, son 12 tomos. "Y no me gusta mucho leer", confiesa a sus 17 a?os. En todo caso, hojea alguna revista, y generalmente de motor. Lo que le encanta, dice, es el trabajo de equipo. "El automovilismo no consiste s¨®lo en la carrera. Hay siempre mucho que hacer en boxes. Me gusta comentar con el ingeniero c¨®mo he visto el coche, hablar con el director de equipo, preparar el circuito punto a punto".
Maxi Cort¨¦s, de 19 a?os, recuerda que antes de tener edad para consolas, a los tres, ya hab¨ªa rodado kil¨®metros y kil¨®metros con sus coches de miniatura. Pintaba circuitos de tiza sobre las alfombras de su casa y daba miles de vueltas. Normal que quince a?os despu¨¦s, cuando fue a sacarse el carn¨¦ de conducir, no necesitara m¨¢s que cinco clases pr¨¢cticas ?"?y porque en la autoescuela me obligaron a darlas!"?. El ¨²nico sitio en el que se siente realmente a gusto, dice, es al volante de un monoplaza: "En cuanto me pongo el casco y me abrocho el cintur¨®n, hasta me entran ganas de bostezar. La gente de mi equipo se r¨ªe de m¨ª. Dicen que es como si estuviera en el sof¨¢ de mi casa".
As¨ª son los futuros pilotos. Ni?os grandes que han sucumbido a los encantos de la adrenalina, del bombeo acelerado de sangre en los adelantamientos; adolescentes envenenados de velocidad que con 11 a?os cruzan la barrera de los 100 kil¨®metros por hora subidos a un kart y que con 15 superan los 200 sin despeinarse.
"?Que qu¨¦ me gusta de todo esto?", pregunta sorprendido Germ¨¢n S¨¢nchez, de 18 a?os. Se lo piensa. Este campe¨®n de Espa?a de f¨®rmula 3, primero se pierde en su infancia y recuerda que el jard¨ªn de su casa era una pista de karting, el negocio que hab¨ªa montado su padre. Jugar era correr, y a la inversa. Despu¨¦s alza la vista, como si se acabara de poner el casco, y dice: "Me gusta la pelea, los adelantamientos, la velocidad. Buscar mis propios l¨ªmites en la carrera. Saber que estoy a solas, que la responsabilidad es m¨ªa. Aunque realmente no pienso en nada, s¨®lo en ir m¨¢s r¨¢pido que el otro".
Retrato robot de un buen piloto
Por Luis P¨¦rez-Sala
01 Talento y capacidad de aprendizaje. Lo primero es innato, pero hay que cultivarlo. Se necesita ser r¨¢pido, sentirlo y tener confianza en uno mismo. Y capacidad de an¨¢lisis para aprender y superarse.
02 Trabajo y sacrificio. Ganar exige mucho tiempo y esfuerzo: puesta a punto del coche, forma f¨ªsica? Obliga a renunciar a lo que hacen los de tu edad.
03 Fortaleza mental. Hay que aguantar la presi¨®n (rivales, equipo, patrocinadores, prensa). Se trabaja sin saber si al a?o siguiente habr¨¢ dinero para seguir, y a veces hay problemas: un coche o equipo poco competitivos, el compa?ero va m¨¢s r¨¢pido?Pero es cuando m¨¢s se aprende y m¨¢s fuerte te haces.
04 Preparaci¨®n f¨ªsica. Cada categor¨ªa es m¨¢s potente y exige m¨¢s esfuerzo f¨ªsico. Trabajar la resistencia y el cuerpo, en especial cuello y brazos. Si no se llega fresco a final de carrera, vienen los errores.
05 Sensibilidad y facilidad de comunicaci¨®n. Sentir las reacciones del coche y saber explicarlas a los ingenieros para buscar soluciones es la clave. Hay que tener claro lo que se necesita para ser m¨¢s r¨¢pido, y casi siempre es un compromiso: m¨¢s apoyo aerodin¨¢mico aumenta el agarre, pero reduce la velocidad.
06 Concentraci¨®n y adaptaci¨®n. La distracci¨®n se paga cara. Hay que intuir cualquier cambio y adaptarse al instante (agarre del asfalto, temperatura, pace car) para pensar y reaccionar antes que los dem¨¢s.
07 Saber ganar y perder. Si no se tiene un coche ganador hay que ser fr¨ªo y sacarle el m¨¢ximo partido. Un quinto puesto en un mal fin de semana tambi¨¦n puede decidir un t¨ªtulo.
08 Escuchar y decidir. Se reciben muchos consejos, pero hay que saber seleccionarlos para decidir. El responsable de tu carrera eres s¨®lo t¨².
09 Trabajo en equipo. Es un deporte individual, pero se gana con el equipo. Hay que aprender a motivar a todos para que rindan al m¨¢ximo.
10 Idiomas. Ingl¨¦s imprescindible. Italiano, espa?ol, alem¨¢n?, y hasta japon¨¦s, tambi¨¦n ayudan.
"Cada vez que adelanto cojo fuerzas para seguir". Miguel Molina l 18 a?os l Campe¨®n de Espa?a de 'karting' j¨²nior en 2003 l Este a?o corre las World Series de Renault.
Lleva corriendo desde los siete a?os y jam¨¢s ha parado. "Esto es lo que s¨¦ hacer, lo que m¨¢s me gusta. Disfruto cada vez que adelanto a otro coche. Me da fuerzas para seguir compitiendo.El automovilismo no tiene nada que ver con ning¨²n otro deporte. En el f¨²tbol dependes de otras 10 personas. En la carrera est¨¢s completamente solo". Su virtud, dice, es la rapidez centesimal con que analiza los puntos a favor y en contra de cada volantazo. Pero eso no basta para llegar a abrazar el chasis de un f¨®rmula 1. "Tambi¨¦n exige sacrificio. Eso es lo que m¨¢s admiro de Alonso. Que cuando todos se van de vacaciones, ¨¦l sigue en la f¨¢brica".
"Empiezas a ganar y te dices: esto es lo m¨ªo". Germ¨¢n S¨¢nchez. 17 a?os. Campe¨®n de la Copa de Espa?a de F¨®rmula 3 en 2006. Correr¨¢ el Campeonato de Espa?a.
Germ¨¢n recuerda que con ocho a?os abr¨ªa la puerta y se daba de bruces con un circuito de karting. "Es que era el jard¨ªn de mi casa". Se r¨ªe, pero lo dice en serio. Su padre hab¨ªa decidido probar suerte con ese negocio que a finales de los noventa apenas se conoc¨ªa. Y construy¨® la vivienda junto a la pista. Mientras otros chavales aprend¨ªan a hacer caballitos con sus bicicletas, Germ¨¢n aprovechaba todas las tardes para afilar el quitamiedos de cada curva volando sobre el asfalto."Al principio era s¨®lo un hobby. Me picaba con mi hermano. Luego empiezas a ganar campeonatos y piensas: esto es lo m¨ªo. Te lo empiezas a tomar en serio y se convierte en una profesi¨®n". Germ¨¢n es uno de los j¨®venes mejor valorados entre los preparadores.
"Mis amigos apenas me entienden". Miki Monr¨¢s. 15 a?os. Campe¨®n de Europa j¨²nior de ?karting? en 2006. En septiembre espera dar el salto a los monoplazas.
?No soy el m¨¢s r¨¢pido, pero tengo buen ritmo?, asegura. Miki. Se encuentra en ese punto en que las palabras ?quiero dedicarme a esto? comienzan a llenarse de contenido. Espera hacer una buena temporada para dar el salto definitivo a la f¨®rmula 3 y repetir la sensaci¨®n que prob¨® hace poco de zumbar a 200 por hora sobre el circuito. ?Pero mis amigos apenas me entienden. Se creen que lo ¨²nico bueno es que pierdo clase. Y si quedo cuarto me dicen: ??Pero si no has ganado!?.
"Soy calculador en la pista, un buenazo fuera de ella". Dani Clos. 18 a?os. Campe¨®n de la f¨®rmula Renault 2.0 en 2006. Flavio Briatore le ha fichado para un programa de j¨®venes promesas.
Dani tiene el ¨ªmpetu del caballo ganador. ?Voy a llegar a la f¨®rmula 1?, espeta con tanta seguridad que parece su destino ¨²ltimo. De momento sigue una preparaci¨®n casi de ?marine? dentro del programa Renault Driver Development, por donde pas¨® el piloto Heikki Kovalainen, entre otros. Dani se considera un calculador nato en la pista: ?S¨¦ cu¨¢ndo, c¨®mo y por qu¨¦ hago las cosas?. Y se define como un buenazo fuera de ella. ?Como Ayrton Senna?, dice. Su ¨ªdolo.
"De ni?o dibujaba circuitos de tiza". Maxi cort¨¦s. 19 a?os. Tercero en el Campeonato de Espa?a de F¨®rmula 3 en 2006. Esta temporada repite categor¨ªa.
Maxi ser¨ªa capaz de darlo todo por alcanzar la gloria del automovilismo. Y a?ade una an¨¦cdota para que le tomen en serio. Ten¨ªa 15 a?os, el brazo escayolado y se encontraba en Italia listo para competir. Pero la autoridad se interpuso: "Ni se te ocurra pensar que te vamos a dejar subir al coche con la escayola. Las normas son las normas". Maxi volvi¨® al hotel, cogi¨® un destornillador y unas tijeras, y se arranc¨® la escayola a jirones. "Luego volv¨ª al circuito y corr¨ª como si nada", recuerda este ferrarista al que un d¨ªa le dijeron que no iba a aguantar en la f¨®rmula 3. "De momento hago lo que me gusta, luego ya ver¨¦", explica con la confianza de quien se ha pasado la vida pensando en coches. "De peque?o hasta dibujaba circuitos en la alfombra".
?Lo m¨¢s divertido es salir atr¨¢s y remontar en carrera?. Daniel Campos-Hull. 17 a?os. Primero en el Campeonato Master Junior en 2006. Este a?o corre en la f¨®rmula BMW alemana.
Le llamaron Micro por su estatura. Y aunque ha dado el estir¨®n, el mote lo conserva. Quiz¨¢ por su extrema delgadez: 62 kilos para sus 1,73 metros de altura, que ahora intenta suplir con seis horas de gimnasio a la semana. Mens sana?, recomiendan sus preparadores. En su mesilla de noche descansa el libro Speed secrets (Secretos de la velocidad), del que toma prestados consejos sobre c¨®mo colocarse dentro del coche, la importancia de la concentraci¨®n en carrera? ?Porque si tienes a un t¨ªo detr¨¢s, empiezan los nervios. Est¨¢s pendiente de que no te adelante en cada frenada?. Es c¨®modo, dice, ir siempre en la delantera. ?Pero lo m¨¢s divertido es la salida, porque tienes que arriesgarte. Sobre todo cuando est¨¢s atr¨¢s y consigues remontar en carrera?.
?Para alcanzar la f¨®rmula 1 tienen que aliarse las estrellas?. Andy Souceck. 23 a?os. Cuarto en las World Series. Este a?o participa en la GP2 junto a otros tres espa?oles. Correr¨¢ en Montmel¨® el pr¨®ximo fin de semana.
?Si quieres despuntar, tienes que ser el mejor?, apunta Andy Souceck sobre las claves del ¨¦xito en el automovilismo. La frase brota del fondo de su conciencia. En la ¨²ltima carrera de la pasada temporada se jugaba todo por el primer puesto de las World Series. Pero se sali¨® en una curva y se qued¨® sin opciones. Su nada desde?able cuarto puesto le vali¨® el paso al ¨²ltimo pelda?o previo a la f¨®rmula 1, la GP2. ?A partir de aqu¨ª, nadie te asegura nada. Puedes llegar o no. Y no depende s¨®lo de ti. Est¨¢ claro que tienes que ser bueno, pero necesitas patrocinadores, un buen equipo, entenderte con el ingeniero? Tienen que aliarse las estrellas?. Andy, al menos, tiene el apoyo en casa. Su padre fue piloto profesional hace 30 a?os. Gen¨¦tica pura que se traslada al hijo. ?Y la madre? ??Ya est¨¢ acostumbrada!?.
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