Echando cuentas
El Desaf¨ªo pierde ante el Victory por siete segundos, pero es favorito para ir a semifinales
?Por qu¨¦ un pa¨ªs que se pasa el d¨ªa echando cuentas es tan malo en matem¨¢ticas? Las cuentas del Madrid para ser campe¨®n de Liga, las cuentas de la selecci¨®n para ir a la Eurocopa, el valor doble de los goles o los triples de Navarro. Y ahora la vela. Hasta la vela crispa. Acostumbrados a las pl¨¢cidas im¨¢genes de los yates en Mallorca, en la Copa del Am¨¦rica las regatas se acaban dirimiendo en un suspiro, en un sprint, con argucias arrabaleras; un d¨ªa por un segundo a favor y al otro, ayer, por siete en contra.
Siete segundos separaron a dos equipos de similar categor¨ªa, el sueco Victory, con su proa Pepe, y el Desaf¨ªo Espa?ol, con su proa el Libio. Ayer, Pepe Ribes se la jug¨® y gan¨®.
A los suecos se les lio la vela, pero en d¨¦cimas de segundo la tiraron al agua y la cambiaron
Todo iba tranquilamente mal para el Desaf¨ªo, perdiendo desde el primer segundo, perdiendo en la salida, perdiendo en las balizas. En la primera, 22 segundos; en la siguiente, 15 segundos. Al virar para comenzar el tercero de los cuatro largos, Pepe empez¨® a guardar la gran s¨¢bana del spi, pero algo se lio, algo no fue bien, el fallo que andaba buscando el Desaf¨ªo. Fue visto y no visto. Los suecos reaccionaron en d¨¦cimas de segundo cortando amarras, tirando al agua el inmenso trapo. Afortunadamente para ellos, el Desaf¨ªo no se enred¨® con el textil, lo que le habr¨ªa dado argumentos para reclamar justicia y sanciones.
El Victory sigui¨® su ruta triunfal y en la tercera baliza ya ganaba por 20 segundos y 100 metros. Y enfil¨® hacia la meta con la s¨¢bana de reserva, tan buena como la que hab¨ªan tirado. S¨®lo le quedaban 3,3 millas, menos de 5 kil¨®metros, y su ventaja se ampli¨® a los 110 metros, a los 120. El p¨²blico empezaba a abandonar sus pantallas; la tripulaci¨®n espa?ola segu¨ªa intent¨¢ndolo, trasluchando, variando de rumbo, buscado vientos desesperadamente. Y los encontr¨®. Y el Victory, en una de esas maniobras, fall¨®. Y la ventaja de 100 se qued¨® en 80, y en 70. Pero la meta estaba a 800, a 700, y aparec¨ªa el recuerdo del +39 y la victoria por un segundo. La desventaja cay¨® a 50 metros, la distancia de dos barcos. Un espejismo, una ilusi¨®n. Esta vez los que se abrazaban era Pepe y sus compa?eros suecos. El cielo se hab¨ªa quedado a siete segundos. Desde all¨ª le lleg¨® una pregunta a Agust¨ªn Zulueta, jefe del Desaf¨ªo.
-?Qu¨¦ ha pasado, Agus?, grit¨® desde la terraza de la base la alcaldesa de Valencia, Rita Barber¨¢, no vestida de rojo.
-Lo siento, lo siento, se excusaba Zulueta, que, con su pu?o y letra, actualizaba dolorosamente la clasificaci¨®n.
Para entrar hoy en el cielo de las semifinales existen dos caminos: que el Desaf¨ªo se imponga al Oracle o que New Zealand derrote al Victory, lo m¨¢s probable. Si no ocurre nada de ello, a¨²n quedar¨¢ otro d¨ªa para seguir disfrutando de la vela, echando cuentas.
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