Equilibrio
El equilibrio formal puede ser lo que decida la actuaci¨®n de Eduardo Serrano, El G¨¹ito. Un equilibrio que impuso su ley constantemente, en todas las interpretaciones de la compa?¨ªa, comenzando por el propio bailaor, quien hizo la farruca, una parte de las siguiriyas y la sole¨¢, palo ¨¦ste en el que siempre destaca por la belleza de que lo dota. La sole¨¢ de El G¨¹ito es siempre sorprendente por muchas veces que se la hayamos visto, ya que es una obra acabada y perfecta a la que no se le puede poner ninguna objeci¨®n. El G¨¹ito la hace en macho, con una sobriedad absoluta, de tal manera que no se le echa en falta ni un solo detalle, como tampoco sobra. En esta ocasi¨®n tengo la impresi¨®n de que el bailaor la hizo un poco m¨¢s prolongada, pero es lo mismo. La farruca y la primera parte de las siguiriyas las bail¨® igualmente El G¨¹ito de manera impecable, equilibrada hasta lo incre¨ªble.
Suma Flamenca
Baile: El G¨¹ito, Mari Paz Lucena, Mar¨ªa Juncal. Cante: Jos¨¦ Jim¨¦nez, Joni Cort¨¦s, Roberto Lorente. Toque: Jos¨¦ Maya, Juan Serrano, Basilio Garc¨ªa. Teatro Alb¨¦niz. Madrid, 9 de mayo.
El G¨¹ito, que ya es un veterano, es bailaor quiz¨¢ de no muy extenso repertorio, pero lo que baila lo hace con sabidur¨ªa poco frecuente en los art¨ªfices del baile actuales. Vive los movimientos, los articula de manera absoluta de tal forma que sus obras salen danzadas de una guisa completamente irreprochable, que no tiene ning¨²n pero que adquiera valor sustantivo ante su manera de hacer el arte.
Mari Paz Lucena es una buena bailaora, que pone su sello en todo lo que hace, con elegancia y donaire. Bail¨® en primer lugar por malague?as, un estilo raro en el baile que no suele hacerse. Despu¨¦s bail¨® por siguiriyas, dos partes, una con El G¨¹ito y otra ella sola; en ambas dio la medida de una excelente bailaora, que supo desarrollar el baile con gran estilo.
Malague?as tambi¨¦n, y caracoles, bail¨® Mar¨ªa Juncal, una personalidad sugestiva que se est¨¢ abriendo camino en este dif¨ªcil mundo del baile. Los caracoles, muy largos, fueron quiz¨¢ la revelaci¨®n de la noche pues los hizo recre¨¢ndose en la suerte de una danza que tiene tantas connotaciones madrile?as. Al hacerla tan larga se me antoj¨® que hab¨ªa partes repetidas, ¨²nico reparo que se le puede poner a una bailaora por otra parte muy cabal, y que se alz¨® con grandes aplausos.
Puso fin al espect¨¢culo una ronda muy lucida de buler¨ªas, en la que participaron las principales figuras de la compa?¨ªa, que lo hicieron sabiamente. Fue un buen punto final para un espect¨¢culo que hab¨ªa llenado las expectativas del p¨²blico hacia un artista que en Madrid siempre es muy bien recibido. El toque y el cante estuvieron a la medida del mismo.
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