Del 7-J a la fractura en la sociedad
Los atentados del 7 de julio de 2005 en el transporte p¨²blico de Londres -en los que murieron 52 viajeros y 4 suicidas- marcan uno de los momentos m¨¢s delicados del mandato de Tony Blair, tan s¨®lo 24 horas despu¨¦s de que su intervenci¨®n personal permitiera a la capital brit¨¢nica adjudicarse los Juegos Ol¨ªmpicos de 2012.
No fue un atentado terrorista cualquiera: fue cometido por cuatro j¨®venes musulmanes brit¨¢nicos que, a juicio de casi todos, pero no de Blair y sus pr¨®ximos, fue consecuencia directa de la guerra de Irak iniciada dos a?os antes.
El 7-J exacerb¨® una pol¨ªtica represora que ya se hab¨ªa iniciado con los atentados del 11-S en Estados Unidos y tension¨® a¨²n m¨¢s las relaciones con la minor¨ªa musulmana, ya deterioradas desde septiembre de 2001.
Desde los atentados del 7-J, las constantes redadas de la polic¨ªa en barrios musulmanes, que a menudo acababan en detenciones que luego no derivaban en procesamientos judiciales, han ido aumentando la fractura religiosa y social.
Las recientes informaciones de que dos de los autores de los atentados de Londres hab¨ªan sido seguidos por los servicios de inteligencia han provocado llamamientos de supervivientes, de familiares de las v¨ªctimas mortales y de los partidos de la oposici¨®n para que se ponga en marcha lo antes posible una investigaci¨®n independiente.
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