Una charla con el suegro
EL GRAN f¨ªsico Robert Laughlin se revela en este libro como un escritor de car¨¢cter, con una prosa espont¨¢nea y di¨¢fana, y un estilo rebosante de chispa, sentido del humor y una sana mala uva. Sus argumentos cient¨ªficos son lo bastante s¨®lidos como para aguantar todo eso y mucho m¨¢s.
"Hace unos a?os tuve una charla con mi suegro, acad¨¦mico jubilado, sobre la naturaleza colectiva de las leyes de la f¨ªsica", refiere el cient¨ªfico. "Acab¨¢bamos de terminar una partida de bridge y est¨¢bamos preparando unos gin-t¨®nic con la clara intenci¨®n de evadir una conversaci¨®n con nuestras esposas sobre pel¨ªculas profundas y emotivas".
Laughlin le explic¨® a su suegro c¨®mo las leyes de la naturaleza emergen de la organizaci¨®n colectiva, y c¨®mo es posible, por tanto, que las leyes relevantes a nuestra escala cotidiana se puedan descubrir, entender y aplicar sin necesidad de conocer sus componentes fundamentales. A esas alturas, el suegro deb¨ªa estar a?orando la conversaci¨®n de las pel¨ªculas profundas y emotivas:
-No lo entiendo -dijo-. Yo siempre hab¨ªa cre¨ªdo que la organizaci¨®n se deriva de la existencia de leyes, y no al rev¨¦s.
-?Seguro? -respondi¨® Laughlin-. ?Son los ¨®rganos legislativos los que hacen las leyes, o las leyes las que dan origen a esos ¨®rganos?
El suegro se qued¨® profundamente confundido: hab¨ªa entendido el problema.
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