El buceador y el maestro de los efectos visuales

Los cuadros de Mark Rothko (Dvinsk, Lituania 1903-1970) producen un sentimiento m¨ªstico. No representa nada. Pero posee el magnetismo de lo superior. Su emplazamiento ideal es el de esa habitaci¨®n envolvente en la que se pueda dar "una experiencia plena entre pintura y espectador", seg¨²n manifest¨® el artista. Pese al ¨¦xito que alcanz¨® en vida, siempre fue una persona dif¨ªcil y susceptible. Seg¨²n cita Jacob Baal-Teshuva, autor del libro Rothko, que se vende el lunes con EL PA?S por 4,95 euros, "la experiencia tr¨¢gica es la ¨²nica de la que bebe el arte". Como un buceador, Rothko se sumergi¨® en la profundidad m¨¢s insondable de la pintura abstracta. Al final, decidi¨® quedarse all¨ª. Se quit¨® la vida a los 66 a?os.

Tres siglos antes, otro pintor que sent¨ªa predilecci¨®n por los fondos difusos y en penumbra, intentaba tambi¨¦n involucrar al espectador con sus cuadros. Rembrandt van Rijn (1606-1669) es uno de los m¨¢s grandes artistas de la historia. El libro que aparece con EL PA?S el martes 15, por 4,95 euros, desvela los efectos visuales que domin¨® y utiliz¨® Rembrandt, analizando uno a uno una cuidadosa selecci¨®n de sus mejores obras. Michael Blockem¨¹hl recorre as¨ª la evoluci¨®n de su pintura en una apasionante aventura que requiere la complicidad del lector.