Localismo y corrupci¨®n
AS? COMO NO S?LO DE PAN vive el hombre, as¨ª el debate en torno a las elecciones del 27 de mayo para renovar los ayuntamientos en toda Espa?a y los parlamentos de 13 de las 17 autonom¨ªas no deber¨ªa circunscribirse a la influencia sobre sus resultados globales de los procesos de ilegalizaci¨®n de las candidaturas abertzales en el Pa¨ªs Vasco y Navarra. Sin duda, las consecuencias de esas resoluciones judiciales desbordar¨¢n las fronteras de las dos comunidades y se extender¨¢n al resto del pa¨ªs: la decisi¨®n aparentemente il¨®gica del fiscal general y del abogado del Estado de no impugnar casi la mitad de las listas presentadas por Acci¨®n Nacionalista Vasca (ANV) -al tiempo que ped¨ªan la anulaci¨®n del resto de las candidaturas como continuadoras de la actividad de Batasuna- reforzar¨¢ el arsenal letal del PP para criticar los errores de la pol¨ªtica antiterrorista del Gobierno. Pero tambi¨¦n cabe imaginar que las adversas repercusiones de la ¨¢spera campa?a lanzada por los populares desde hace dos a?os contra la frustada tentativa del presidente Zapatero de entablar una negociaci¨®n con ETA se dejar¨¢n sentir con mayor virulencia en las elecciones generales que en las locales.
El peso en los resultados globales de las agrupaciones independientes movidas por intereses locales dificulta interpretar las municipales como primera vuelta de las legislativas
La interpretaci¨®n de las municipales fijadas para el 27 de mayo como una primera vuelta de las siguientes legislativas -que se celebrar¨¢n a lo mas tardar en marzo de 2008-tropezar¨¢ con serias dificultades; la exclusi¨®n de Andaluc¨ªa, Catalu?a, Galicia y Pa¨ªs Vasco de las elecciones para la renovaci¨®n del Parlamento de las otras trece comunidades aut¨®nomas restar¨¢ autoridad a cualquier pretensi¨®n predictiva. Los desajustes y los corrimientos temporales entre las convocatorias para las Cortes (que pueden ser disueltas antes de concluir su mandato) y para los ayuntamientos (sometidos a un r¨ªgido calendario cuatrienal) han modificado el orden de precedencia y la cercan¨ªa temporal entre ambas citas electorales en el transcurso de los a?os. De 1979 y 1986, las legislativas se celebraron antes -entre uno y 11 meses-que las municipales; tras dos convocatorias -1989 y 1993- equidistantes en las fechas, la secuencia se invirti¨® bruscamente. Pero aunque los ganadores de las municipales de 1995, 1999 y 2003 repitieron su victoria en las inmediatas legislativas (el PP, en 1996 y 2000; el PSOE, en 2004), el n¨²mero de votos, los porcentajes y las distancias de ambas fueron dispares.
La personalidad de los candidatos a la alcald¨ªa, los programas de ¨¢mbito municipal y los intereses locales ejercen una considerable influencia sobre las motivaciones del voto, diferentes a veces de las preferencias partidistas expresadas en las generales. La proliferaci¨®n de agrupaciones independientes en los comicios municipales es la respuesta a una demanda vecinal que no encuentra satisfacci¨®n a sus reivindicaciones espec¨ªficas en las ofertas de dimensi¨®n estatal. Incluso las formaciones pol¨ªticas esconden a veces su identidad -por ejemplo, en Catalu?a-tras esas plataformas formalmente apartidistas a fin de optimizar sus sufragios.
Los casos de corrupci¨®n municipal aflorados durante los ¨²ltimos meses son indisociables de los m¨¢rgenes de discrecionalidad de que disponen los consistorios para los planes urban¨ªsticos, las recalificaciones de suelo, las licencias de construcci¨®n y las concesiones de servicios. Aunque haya sido la manifestaci¨®n elefanti¨¢sica, estridente y grosera de s¨²bitos enriquecimientos de cargos p¨²blicos aliados con organizaciones mafiosas, Marbella no constituye una excepci¨®n a la regla: el saqueo del erario p¨²blico por sus administradores y las agresiones a los equilibrios ecol¨®gicos tambi¨¦n se produce bajo otros cielos. Una visi¨®n normativa de la democracia avanzar¨ªa la conclusi¨®n de que las elecciones del 27 de mayo deben ser aprovechadas por los votantes para expulsar a los candidatos corruptos. Hay razones para temer, sin embargo, que los aparatos de poder y las redes clientelares continuar¨¢n dominando el ¨¢mbito municipal en demasiados lugares: sobre todo si los partidos siguen cayendo en la tentaci¨®n de utilizar los ayuntamientos bajo su control para financiarse con dinero negro a traves de la colusi¨®n con promotores y constructores dedicados al negocio inmobiliario.
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