Confesiones cu?adas
El grupo de personas tomadas de la mano que se aprecia en la foto est¨¢ compuesto por cat¨®licos, musulmanes y budistas. Se han concentrado frente a la Puerta del Perd¨®n de la mezquita de C¨®rdoba para rezar una oraci¨®n interreligiosa. El problema no es que no les haya escuchado Dios, que es lo normal; el problema es que tampoco les ha escuchado el obispo de la ciudad, monse?or Asenjo, a quienes los musulmanes vienen pidiendo desde hace a?os que les deje utilizar la mezquita para sus oraciones. Se dice con frecuencia que el islam y el cristianismo son, por sus or¨ªgenes, religiones hermanas, pero por el modo de llevarse parecen m¨¢s bien confesiones cu?adas. La propia historia del monumento, quiz¨¢ el m¨¢s importante del arte hispano-musulm¨¢n, ha sido una especie de qu¨ªtate t¨² para ponerme yo. La mezquita ¨¢rabe, en cuyo centro brota desde el siglo XVI una iglesia renacentista, se construy¨® de hecho sobre la planta de una antigua iglesia cristiana. Milagrosamente, esa suma de estilos, ¨¦pocas y finalidades religiosas ha dado lugar a un edificio cuya visi¨®n asombra a propios y extra?os. Las piedras se llevan entre s¨ª mejor que las ideas.
El conflicto religioso se actualiz¨® (o se reedit¨® sin actualizarse, como ustedes prefieran) en los ¨²ltimos d¨ªas de 2006, cuando el presidente de la Junta Isl¨¢mica en Espa?a, Mansur Escudero, se arrodill¨® con publicidad frente a uno de los muros de la actual catedral en respuesta a la negativa del obispado. Tras la oraci¨®n, el citado Mansur se dirigi¨® a los periodistas haci¨¦ndoles saber que cursar¨ªa la petici¨®n al mism¨ªsimo Papa de Roma. El asunto dio mucho que hablar, en parte porque consumimos noticias absurdas a una velocidad patol¨®gica y, en parte, porque el Islam se ha te?ido de un morbo que convierte en titular de prensa todo lo que toca. En general, la gente, en las tertulias, se la cog¨ªa con papel de fumar para no molestar a nadie, hasta que lleg¨® Enrique Centella, coordinador de IU en C¨®rdoba y dijo que lo de Mansur hab¨ªa sido un circo y una payasada cuyo objeto no era el entendimiento entre confesiones religiosas, sino el enfrentamiento. Acus¨® al presidente de la Junta Isl¨¢mica de intentar demostrar que los cat¨®licos eran unos intolerantes, cuando ninguna de las dos religiones pod¨ªa presumir de tolerancia, ni a lo largo de la historia ni en el presente. Dicho esto, a?adi¨® que unos y otros deber¨ªan avergonzarse de utilizar a sus dioses para la confrontaci¨®n. M¨¢s claro, agua.
As¨ª las cosas, y como un cap¨ªtulo m¨¢s del culebr¨®n m¨ªstico, en los primeros d¨ªas de 2007, una fundaci¨®n pacifista de nombre Avalon convoc¨® una manifestaci¨®n interreligiosa frente a la mezquita. Se reunieron 11 personas (cat¨®licos, musulmanes y budistas) que se dieron la mano y oraron durante cinco minutos. Entendimos la presencia de los cat¨®licos y de los musulmanes, pues est¨¢ en la naturaleza de los cu?ados enfadarse y reconciliarse de forma sucesiva, pero nos llam¨® la atenci¨®n la de los budistas, pues cre¨ªamos que el budismo era la ¨²nica religi¨®n que no era una religi¨®n, por eso nos gustaba. En todo caso, el asunto, informativamente hablando, termin¨® en esa especie de corro de la patata contemplativo, aunque no hay que descartar nuevos brotes de "tolerancia" por parte de unos y de otros debido al aumento de la poblaci¨®n musulmana consecuente a la inmigraci¨®n. Que Dios nos coja confesados.
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