La contradicci¨®n
Algunos muertos no se acaban de ir. Es el caso de ese muerto al que ya he aludido m¨¢s veces, la herencia del fraguismo que afecta a nuestra sociedad en todos los planos. Y ahora, en plena campa?a electoral, se nos aparece en todo su esplendoroso hedor.
Aqu¨ª la tenemos por todas partes, es el centro de la campa?a, es lo que verdaderamente se discute cada d¨ªa, son las noticias de Galicia: las reclamaciones de proteger el litoral y todo el pa¨ªs del urbanismo especulador; las exigencias de los grandes y peque?os promotores inmobiliarios y de la mayor¨ªa de alcaldes de que sigamos adelante con el desastre urban¨ªstico; las concesiones de piscifactor¨ªas que nadie sabe muy bien cu¨¢l es su rentabilidad social y que afecta a los vecinos de esos lugares... Todo se resume en la gran trapallada desvelada por este peri¨®dico: el pacto secreto de los se?ores Fraga y Tojeiro para instalar Reganosa, con permiso o sin ¨¦l, y donde les pareci¨® y con todas las garant¨ªas de que la Xunta lo respaldar¨ªa. Eso fue la pol¨ªtica aqu¨ª, el salvajismo de los poderosos reparti¨¦ndose compinchados el pa¨ªs, y ello blindado por el silencio, un silencio comprado. Todo eso sale de debajo de la mesa y se nos planta encima.
Pero de todas esas desfeitas no va a responder ni el se?or Fraga, all¨¢ en su Madrid, ni el se?or N¨²?ez Feij¨®o, que era su vicepresidente. Se cuidar¨¢n mucho de abrir la boca para que nadie se lo recuerde. Lo penoso es que quien pone la cara son los que ahora gobiernan, son ellos los que cargan con el trabajo sucio de hacer cumplir los t¨¦rminos legales de tanta trapallada. Trapallada inscrita en los registros, pero trapallada. Son socialistas y nacionalistas los que, atrapados en la trampa, se tragan la quina y nos dicen que todo es legal, sabiendo que, caso de que sea legal, no es justo. Son ellos los que defienden esa barbaridad ya construida y se enfrentan a mariscadores y vecinos que tienen toda su raz¨®n. No es muy justo que se vean en esa situaci¨®n, pero debieran saber salir de esa contradicci¨®n. O explicarse.
Y por todo ello la campa?a electoral est¨¢ siendo confusa, llena de ruido y humo, porque al tiempo que esta administraci¨®n apenca con esos compromisos heredados tambi¨¦n es cierto que saca adelante una ley para parar la destrucci¨®n de la riqueza paisaj¨ªstica del litoral. Un empe?o del presidente que desde luego no es f¨¢cil; ning¨²n alcalde, ni socialista ni nacionalista, no digamos del PP, estar¨¢ a favor de esa medida proteccionista, aunque el conjunto de la poblaci¨®n seguramente la ve necesaria. No sabemos si ser¨¢ una medida efectiva, pero al menos es un intento de detener un desastre que merece ser considerado.
Probablemente toda esa confusi¨®n no va a distorsionar mucho el resultado electoral que se prev¨¦. Aunque el combate entre partidos es constante hasta la fatiga, en estas elecciones va a contar el factor local, afortunadamente, y ah¨ª solamente los vecinos de cada municipio saben de sus asuntos particulares. Pero casi inevitablemente va a haber una tendencia de fondo muy clara: el resultado de las auton¨®micas se va a extender ahora a los municipios. La p¨¦rdida de la Xunta, no teniendo tampoco el Gobierno central, le va a pasar una seria factura al PP, y el Partido Socialista va a rentabilizar enormemente la presidencia de la Xunta, sumada al Gobierno central. La inc¨®gnita es si el Bloque rentabilizar¨¢ el poder que ahora tiene recuperando el apoyo social que perdi¨® en las anteriores elecciones, si se mantendr¨¢ o si retroceder¨¢. En ese sentido, que el vicepresidente acuse p¨²blicamente de parcialidad a la CRTVG parece inapropiado. Quien est¨¢ en el gobierno no debe hacer oposici¨®n y hay cosas que hay que arreglar dentro de casa, pero eso no s¨®lo da?a a la Xunta, tambi¨¦n indica cierta inseguridad o preocupaci¨®n.
As¨ª, con aciertos y tambi¨¦n con insuficiencias, con la demostraci¨®n de c¨®mo se puede gobernar en coalici¨®n y tambi¨¦n con ejemplos de c¨®mo no se puede, la f¨®rmula que gobierna la Xunta va a consolidarse en todo el pa¨ªs. Pero, al tiempo que se consolida electoralmente, el cargar con esa pesada herencia - Cidade da Cultura, puerto exterior, Reganosa, piscifactor¨ªas por todas partes... - puede ser el comienzo de un poder sin hegemon¨ªa social, sin la adhesi¨®n de los sectores que lo deben apoyar. Hay herencias indeseables.
De todos modos, ?qu¨¦ dicen al respecto los se?ores Fraga y N¨²?ez Feij¨®o?
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