Llega Sarkozy, El Fuerte
El nuevo l¨ªder de Francia quiere contribuir a rehacer "una Europa pol¨ªtica". Al precio de impedir la boda de Turqu¨ªa con la UE. - Sarkozy tiene una visi¨®n severa de su pa¨ªs, al que exige que mire de frente sus problemas y se deje de sue?os de grandeza
Llamarle conservador no le hace justicia. Nicolas Sarkozy tomar¨¢ posesi¨®n de la presidencia de Francia, el mi¨¦rcoles pr¨®ximo, tras haber tejido su carrera sistem¨¢ticamente. Los cad¨¢veres pol¨ªticos que deja en la cuneta -desde Jacques Chirac a Jean-Marie Le Pen-, los valores predicados con aires de renacimiento moral (trabajo, m¨¦rito, patria): todo eso no debe mover al enga?o de que el nuevo presidente de Francia es simplemente un hombre de derechas. Todo le configura como un pol¨ªtico dispuesto a convertirse en uno de los hombres fuertes de Europa, que se instala en el poder cuando lo abandona Tony Blair.
Sarkozy construy¨® su larga marcha hacia El El¨ªseo a partir de un desastre electoral, el que sufri¨® en los comicios al Parlamento Europeo de 1999. En un libro personal (Libre) cuenta la sacudida que aquello le produjo:
Hombre de convicci¨®n liberal en econom¨ªa, tambi¨¦n lo es del orden y la autoridad pol¨ªtica
"13 de junio de 1999. No puedo olvidar esta fecha. No m¨¢s que cada instante de esa noche electoral de las europeas. (...) Tras seis semanas de campa?a encarnizada, en la que hab¨ªa tratado de dar lo mejor de m¨ª mismo, iba a terminar rozando el 13% de votos. ?Despu¨¦s de haber hecho campa?a sobre los temas del trabajo y del m¨¦rito, yo estaba bien situado para constatar que a veces no se ven recompensados!".
Menos de ocho a?os separan ese desastre de su entronizaci¨®n como presidente de la Rep¨²blica, obtenida gracias al 53% de los votos. Entre ambos resultados, una vida dedicada a encontrarse con todo lo que cuenta en la vida p¨²blica y en la que, a pesar de los odios acumulados por el grupo de fieles al presidente saliente, Jacques Chirac, casi todos han terminado por apoyar a Sarkozy.
Chirac se lo tem¨ªa. Tras matar a cuanto adversario se le opuso en medio siglo de vida pol¨ªtica, no ha podido con Sarkozy, que a la postre le mata a ¨¦l. Desconfiaba tanto del delf¨ªn que en 2002 prefiri¨® a un segund¨®n como primer ministro -Jean Pierre Raffarin- y confin¨® a Sarkozy en el Ministerio del Interior. Todos sus amigos advirtieron a ¨¦ste de que pod¨ªa ser una c¨¢scara de pl¨¢tano, pero el hoy presidente electo aprovech¨® para investigar las tripas del poder y hacerse con las riendas de los servicios policiales, el coraz¨®n del Estado. Chirac volvi¨® a bloquear en 2005 otro intento de situar a Sarkozy al frente del Gobierno.
Sarkozy es capaz de convertir la complejidad pol¨ªtica e ideol¨®gica en una serie de frases simples y directas. De convicciones liberales en la econom¨ªa, hay que a?adirle a esto la defensa de los valores del orden y de la autoridad en lo pol¨ªtico, sin importarle el conflicto, como se vio en su gesti¨®n de la revuelta suburbial de 2005. Los intensos recorridos por el pa¨ªs han creado en el ciudadano medio la sensaci¨®n de que alguien de la clase pol¨ªtica se preocupa por su seguridad. Ha impulsado una labor de diagn¨®stico respecto al "declive" de Francia aprovechando trabajos del gur¨² Nicolas Baverez y otros intelectuales de derechas. En fin, ha invertido mucho en estudios y sondeos para afinar el proyecto electoral, incluida la denuncia de Mayo del 68.
El sexto presidente de la V Rep¨²blica tiene una visi¨®n severa de su pa¨ªs, al que exige que mire de frente sus problemas y se deje de sue?os de grandeza. No cree que sea un modelo econ¨®mico ni social, tampoco de integraci¨®n de las diversas corrientes de personas que han migrado. Sus adversarios denuncian el sarkozysmo como "una m¨¢quina de guerra" contra los valores tradicionales. Y al menos uno de esos valores s¨ª ha sido maltratado por el presidente electo, con su escapada mediterr¨¢nea en el yate del empresario Vincent Bollor¨¦, una de las grandes fortunas del pa¨ªs vecino.
Hasta ahora, estaba mal visto que el dinero y la pol¨ªtica mantuvieran algo m¨¢s que relaciones muy reservadas en Francia. Y aunque se sabe de las amistades trenzadas por Sarkozy con cientos de dirigentes empresariales o abogados importantes, ¨¦sta es la primera vez en que un presidente reci¨¦n elegido se deja pagar unas vacaciones por una de las personas m¨¢s ricas del pa¨ªs y lo explica en el sentido de que no le cuestan un euro al erario p¨²blico. Es otro de los tab¨²es rotos por el osado Sarkozy.
El nuevo l¨ªder se considera un europe¨ªsta. "Francia est¨¢ de vuelta en Europa", puntualiz¨® a los pocos minutos de anunciarse la victoria electoral. Pretende que su pa¨ªs saque la pata metida con el no a la Constituci¨®n europea; pero, para venderles la operaci¨®n a sus compatriotas -el famoso minitratado que sustituir¨ªa al texto derrotado- exige que Turqu¨ªa no forme parte de la Uni¨®n Europea y plantea una Uni¨®n Mediterr¨¢nea concebida como un embri¨®n de lo que fue Europa hace medio siglo.
"Sarkozy cree en una Europa pol¨ªtica y ha dado una prueba de coraje con sus palabras", asegura Ren¨¦ Roudaut, un diplom¨¢tico a quien medios bien informados de Par¨ªs sit¨²an como el pr¨®ximo embajador en Hungr¨ªa, el pa¨ªs de origen de los Sarkozy. "Los l¨ªderes europeos se han dedicado a jugar con el reloj, pasando la patata caliente de Turqu¨ªa a los siguientes. Sarkozy va a quitar complejos a esos l¨ªderes, que no se atreven a decirle a Turqu¨ªa que no es un pa¨ªs europeo. Aunque esto implique una diferencia de criterio con Estados Unidos".
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