Espa?a en la ONU
Su editorial del 12 de mayo se refiere a la escasa representaci¨®n de espa?oles en la secretar¨ªa general de la ONU y entre las posibles causas de esta situaci¨®n menciona la escasa influencia, desinter¨¦s e ingenuidad. No es ¨¦sta una situaci¨®n nueva, desgraciadamente ha sido una constante desde el ingreso de Espa?a en la Organizaci¨®n, en 1955; la escasa influencia y consecuente desinter¨¦s fueron patentes, por ambas partes, durante los a?os anteriores a la transici¨®n democr¨¢tica pero tambi¨¦n parece haber perdurado hasta ahora una cierta pusilanimidad y un inexplicable distanciamiento.
Quiz¨¢s el problema no radique exclusivamente en la dificultad de obtener nombramientos externos directos para altos cargos a nivel pol¨ªtico. Aunque la presencia espa?ola en las administraciones p¨²blicas internacionales, a todos los niveles, no ha sido nunca satisfactoria, la gran mayor¨ªa de los espa?oles que han ocupado altos cargos en la secretaria general han sido funcionarios de la Organizaci¨®n que los ocuparon al final de sus carreras profesionales por promoci¨®n interna. Temo que al menos en algunos casos, las candidaturas externas para altos cargos propuestas y recomendadas por el Gobierno espa?ol de turno no hayan estado a la altura de los niveles exigibles; en la ONU, como en cualquier instituci¨®n, la capacidad e idoneidad para ejercer puestos de alta responsabilidad no dejan de ser factores muy relevantes; por otra parte, las condiciones de servicio en los organismos internacionales gubernamentales no comparan favorablemente con las que puede ofrecer el sector privado e incluso las administraciones p¨²blicas en Espa?a y ello limita probablemente el inter¨¦s de candidatos.
El obtener cualquier privilegio o ventaja en administraciones internacionales, dependientes pol¨ªticamente de cerca de 200 Estados miembros, pero al mismo tiempo independientes administrativamente de todos ellos, es algo muy complejo que requiere una actuaci¨®n m¨¢s intensa y a m¨¢s largo plazo que la que nuestros diversos Gobiernos han seguido hasta ahora.
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