Un d¨ªa rol¨®n
Victoria del Luna Rossa y derrota del Desaf¨ªo Espa?ol en la apertura de las semifinales
Sali¨® el d¨ªa rol¨®n, como dice el campe¨®n ol¨ªmpico Domingo Manrique. Un d¨ªa de roles; un d¨ªa de vientos racheados, inestables, en intensidad y direcci¨®n. Un d¨ªa para las sorpresas.
La primera jornada de las semifinales de la Copa Louis Vuitton, cuyo ganador se enfrentar¨¢ al defensor de la Copa del Am¨¦rica, el Alinghi, se desarroll¨® en un escenario in¨¦dito. En el mes de competici¨®n no se hab¨ªa navegado con vientos de 17 nudos y con rachas por aqu¨ª y por all¨¢.
Con sus formidables equipos meteorol¨®gicos, los cuatro semifinalistas -Oracle, Luna Rossa, New Zealand y Desaf¨ªo Espa?ol- quiz¨¢s lo sab¨ªan, quiz¨¢s no, pero todos ellos hab¨ªan pasado cuatro d¨ªas desmontando y montando sus barcos pieza a pieza, comprobando cada tuerca, cada cabo, y sustituyendo todo lo que fuera menester. No era cirug¨ªa radical, pero s¨ª una concienzuda puesta a punto.
Una lucha sin cuartel, sin momentos de relajaci¨®n, porque se regatea sobre un campo de minas
Luna Rossa estren¨® m¨¢stil, cambi¨® ap¨¦ndices, modific¨® sus posiciones y un mont¨®n de cosas m¨¢s que exigieron la intervenci¨®n del jurado de medici¨®n para certificar su legalidad. Lo que en abril era lo m¨¢ximo en tecnolog¨ªa ya no sirve en mayo.
Pasada la ITV, los cuatro barcos se plantaron para inaugurar las semifinales, que se dirimen al mejor de nueve regatas. Pero, si hasta ahora se hab¨ªa navegado en un circuito de f¨®rmula 1, ayer el circuito era de rallies, plagado de socavones y de sustos a la vuelta de cada viraje. Un d¨ªa para las sorpresas y, como las victorias de New Zealand no son tales, se daba p¨¢bulo as¨ª a la posibilidad de que el Desaf¨ªo Espa?ol pudiera vencer por primera vez a un barco neozeland¨¦s. Pero navegar en tales condiciones tambi¨¦n tiene su arte. Entre tripulantes y botes de ¨¦lite, nadie coge todos los roles buenos, nadie cae en todos los roles malos. La suerte o el buenhacer se reparten.
El objetivo consiste m¨¢s bien en coger la rachita buena y administrarla, marcando al barco contrario hasta el final. ?sa es la bonita teor¨ªa. La dura pr¨¢ctica es una lucha sin cuartel, sin momentos de relajaci¨®n, porque se regatea sobre un campo de minas.
El primer aviso lo dieron Oracle y Luna Rossa. Tras una salida re?ida y m¨ªnimas diferencias, los italianos optaron por irse a la derecha, Oracle les sigui¨® un poquico, Luna Rossa vir¨® por segunda vez a la derecha y los 20 metros que llevaban aumentaron a 400. Oracle se perdi¨® en el infinito por los caprichos del viento, o no. A bordo del Luna Rossa iba de t¨¢ctico el brasile?o Torben Grael, dos veces campe¨®n ol¨ªmpico, cinco veces campe¨®n mundial y tropecientas medallas m¨¢s. Algo deb¨ªa de saber de roles, rachas, corrientes, colores de la mar y sus borreguitos de olas para decidir que su barco se ten¨ªa que ir por donde se fue. Gracias a ¨¦l, Luna Rossa lleg¨® a la primera baliza con casi un minuto de ventaja, como si Oracle fuera el China Team.
Diez minutos despu¨¦s comenzaba la otra semifinal, entre New Zealand y Desaf¨ªo Espa?ol. El barco de Iberdrola, con el rey Juan Carlos de 18? tripulante, sali¨® bien y pele¨® hasta que le ocurri¨® lo mismo que a Oracle. New Zealand pill¨® el role bueno y se despeg¨® llegando a la boya con m¨¢s de un minuto de ventaja.
A partir de ah¨ª, tanto en el caso del barco espa?ol como en el de Oracle, ten¨ªan que remontar lo que parec¨ªa imposible. Pero mientras New Zealand se dedic¨®, en plan conservador, a marcar a los espa?oles, Luna Rossa fue m¨¢s osado y tom¨® su propio rumbo, despreocup¨¢ndose de Oracle. A punto estuvo de costarle la regata porque, en un d¨ªa rol¨®n, tampoco las empopadas est¨¢n hechas para sestear. Oracle lleg¨® a la siguiente baliza casi a la vez que Luna Rossa. Las diferencias de cientos de metros se perd¨ªan igual que se ganaban, pero la tendencia siempre favorec¨ªa a Luna Rossa. El t¨¢ctico brasile?o Grael ha puesto en duda el favoritismo de Oracle.
En la otra semifinal el desarrollo era parejo. Siempre por delante New Zealand, pero a veces el Desaf¨ªo se acercaba a 60 metros.
Las rachas de viento manten¨ªan la incertidumbre del resultado en las dos pruebas. El viento iba de un lado para otro hasta girar 180 grados, con lo cual New Zealand y Desaf¨ªo acabaron navegando en la te¨®rica empopada a favor de viento como si lo hicieran en contra, con ce?idas y el spinnaker arriado (en el caso del Desaf¨ªo, tirado al agua en una maniobra fallida).
La esperanza de los espa?oles era pillar el rolito bueno y alguno pill¨®, pero New Zealand no se confi¨® jam¨¢s y marc¨® de cerca a su contrincante. Siempre respet¨® a su rival, para orgullo del Desaf¨ªo, que pele¨® y busc¨® el triunfo porque, si no cinco, alguna victoria es posible.
El d¨ªa rol¨®n, por muchas vueltas que diera, hizo cumplir los pron¨®sticos: la semifinal espa?ola ser¨¢ a cinco o seis regatas mientras que la de Oracle y LunaRossa no sorprender¨ªa que se decidiera en ocho o nueve dram¨¢ticas regatas. Si los d¨ªas rolones no dictan lo contrario.
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