Una familia de nuevo cu?o en el El¨ªseo
Nicolas Sarkozy y su esposa, C¨¦cilia, tienen un hijo com¨²n y cuatro de matrimonios anteriores
Con Nicolas Sarkozy entra en el palacio del El¨ªseo una familia numerosa, pero en ning¨²n caso tradicional. Signo de los tiempos. El hombre que durante la campa?a ha criticado una y otra vez los valores de la revoluci¨®n de mayo de 1968 es, de hecho, uno de sus hijos, al menos en cuesti¨®n de costumbres. Sarkozy es el primer divorciado que accede a la presidencia de la Rep¨²blica. Tambi¨¦n lo es su esposa, aunque su primer marido falleciera posteriormente.
Sarkozy se cas¨® en primeras nupcias con Dominique Culioli, con la que tiene dos hijos, Pierre, nacido en 1985 y Jean, en 1987. C¨¦cilia, que ahora tiene 49 a?os, se cas¨® con Jacques Martin, un popular presentador de televisi¨®n que era casi 20 a?os mayor que ella. Quien celebr¨® la ceremonia, en su condici¨®n de alcalde de Neully, no fue otro que Nicolas Sarkozy. El flechazo entre ambos, cuenta la leyenda, se produjo durante la ceremonia de la boda.
En honor a la primera dama, bisnieta del m¨²sico espa?ol Alb¨¦niz, se toc¨® ayer 'Asturias'
La pareja tuvo dos hijas: Judith y Jeanne Marie, nacidas en 1984 y 1987. Pero C¨¦cilia rompi¨® pronto con su marido; en 1987, cuando la peque?a Jeanne Marie s¨®lo ten¨ªa seis meses, y obtuvo el divorcio tan solo cuatro meses m¨¢s tarde. Nicolas, sin embargo, no pudo divorciarse hasta 1996. La pareja se cas¨® el 23 octubre de aquel a?o. Su ¨²nico hijo en com¨²n, Louis, naci¨® un a?o m¨¢s tarde.
La familia que ayer centr¨® la atenci¨®n de todos los franceses es, pues, una familia recompuesta, una condici¨®n muy com¨²n no solo en Francia, sino en toda Europa. Y sim¨¦trica. Los dos chicos Sarkozy, con sus largas melenas rubias, hacen perfecta pareja con las dos hijas de C¨¦cilia, a quienes Nicolas profesa un gran cari?o y a quien han acompa?ado en varias ocasiones durante la campa?a electoral. Incluso en situaciones especialmente significativas, como cuando gan¨® la primera vuelta, y pudo v¨¦rselas en el coche que le llevaba a su cuartel de campa?a o, en la m¨¢s complicada noche de su victoria electoral, el pasado 6 de mayo, arrop¨¢ndole en ausencia de su madre, que -ahora se ha sabido- no acudi¨® a votar y s¨®lo reapareci¨® m¨¢s tarde, ya en la plaza de la Concordia durante la celebraci¨®n.
Los franceses, en cualquier caso, ya est¨¢n habituados a seguir las tribulaciones de esta pareja un tanto at¨ªpica, que tan pronto aparece unida por los lazos m¨¢s indestructibles como se convierte en objetivo de paparazis, como fue el caso cuando, hace dos a?os, se separaron y cada uno de ellos mantuvo una relaci¨®n paralela antes de volverse a reconciliar.
Con C¨¦cilia entra tambi¨¦n una determinada elegancia, un estilo muy distinto del de las primeras damas que la precedieron. Ayer luc¨ªa un vestido satinado de color marfil del modisto Prada, que a buen seguro ni la gran burguesa Bernadette Chirac, ni la heterodoxa resistente Danielle Mitterrand se hubieran atrevido a ponerse. La elegancia vestimentaria, un cierto glamour, se extend¨ªa a toda la familia. El peque?o Louis, con el pelo corto, casi al cepillo, vest¨ªa traje de chaqueta y corbata, como sus dos hermanos, Pierre y Jean, con la diferencia de que ¨¦stos llevaban el pelo hasta los hombros. Judith y Jeanne-Marie tambi¨¦n iban de negro. C¨¦cilia es bisnieta del compositor espa?ol Isaac Alb¨¦niz. Por eso ayer, en su honor, al t¨¦rmino de la ceremonia una orquesta de c¨¢mara de la Guardia Republicana toc¨® Asturias, el quinto movimiento de su Suite Espa?ola.
Una imagen -adem¨¢s de la del peque?o Louis indagando sobre la Orden de la Legi¨®n de Honor- quedar¨¢ en la memoria visual de la jornada: una c¨¢mara instalada en un helic¨®ptero capt¨® a C¨¦cilia y los cinco chicos saliendo por la parte trasera del palacio y corriendo euf¨®ricos por la gran explanada verde. Se pod¨ªa sentir la brisa y la excitaci¨®n del momento sobre sus caras en esta ma?ana gris, h¨²meda y ventosa.
Queda, sin embargo, una cierta ansiedad sobre lo que C¨¦cilia pueda aguantar en su nuevo puesto. No hace ni tres a?os que dijo: "?Convertirme en primera dama? Me parece una lata. No soy pol¨ªticamente correcta. Me paseo en vaqueros y botas camperas. No quepo en el molde". Pero si el lenguaje gestual es fiable, ayer pudo visualizarse que la relaci¨®n entre Nicolas y C¨¦cilia se ha reforzado. La naturalidad de los gestos de ternura que se depararon el uno al otro as¨ª lo atestigua. Acabado su discurso se acerc¨® a ella. Se dieron un beso en la boca y ¨¦l le acarici¨® la mejilla sec¨¢ndole una l¨¢grima. Se pod¨ªan leer las palabras que salieron de sus bocas. "?Est¨¢s bien?, le pregunt¨® ¨¦l. "S¨ª", dijo ella moviendo la cabeza. "?Est¨¢s bien?", insisti¨®. Y ella volvi¨® a asentir.
"Sed dignos de nosotros"
Por orden de Nicolas Sarkozy, esta carta de despedida de un joven comunista, ejecutado en 1941 por los nazis, ser¨¢ le¨ªda al comienzo del curso en los institutos de Francia:"Mi querida mama¨ªta, mi adorado hermanito, mi amado papa¨ªto:?Voy a morir! Lo que os pido, sobre todo a ti, mama¨ªta, es que se¨¢is valientes. Yo lo soy y quiero serlo, as¨ª como todos los que han pasado antes de m¨ª. Sin duda, me hubiese gustado vivir. Pero lo que deseo de todo coraz¨®n es que mi muerte sirva para algo. No tendr¨¦ tiempo de abrazar a Jean. Abrac¨¦ a mis dos hermanos Roger y Rino. No he podido hacerlo con el verdadero, lamentablemente. Espero que te entreguen toda mi ropa, porque podr¨¢n servir para Serge; doy por descontado que estar¨¢ feliz de llevarla alg¨²n d¨ªa. Papa¨ªto, s¨¦ que, como a mama¨ªta, te he causado bastantes penas y te saludo por ¨²ltima vez. Quiero que sepas que he hecho todo lo posible para seguir el camino que me has marcado.Un ¨²ltimo adi¨®s a todos mis amigos, y a mi hermano, al que quiero mucho. Que estudie para que se haga un hombre.Diecisiete a?os y medio. Mi vida ha sido corta, no lamento nada, s¨®lo dejaros. Voy a morir con Tintin y Michels. Mam¨¢, te lo pido: quiero que me prometas que ser¨¢s valiente y superar¨¢s tus penas.No puedo escribir m¨¢s. Os dejo a todos, a todas. A ti, mam¨¢, a Serge, a pap¨¢, abraz¨¢ndoos con todo mi coraz¨®n de ni?o. ?Valor!Vuestro Guy, que os quiere.P. S. A quienes os qued¨¢is: sed dignos de nosotros, de los 27 que vamos a morir".
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