La batalla que quiso decidir

En marzo de 1937, el ej¨¦rcito expedicionario italiano, enviado a Espa?a por Mussolini para ayudar a Franco, emprendi¨® una ofensiva que ten¨ªa el car¨¢cter de decisiva. Desde el noreste de Madrid, las divisiones de voluntarios fascistas rompieron las primeras l¨ªneas de defensa republicanas y amenazaron la capital con la intenci¨®n de entrar por la calle de Alcal¨¢ y finiquitar la resistencia del ej¨¦rcito popular. Hab¨ªa entonces en ambos bandos una conciencia similar sobre el significado de la posible toma de la capital por los rebeldes. Para Franco, entrar en Madrid significaba terminar la guerra, por el impacto moral que provocar¨ªa en sus enemigos. Lo hab¨ªa intentado ya dos veces: en noviembre, cuando sus mercenarios moros y legionarios llegaron a pisar la Moncloa, y en febrero, cuando un ej¨¦rcito mucho m¨¢s musculoso pretendi¨® romper las comunicaciones con Valencia en el valle del Jarama. La resistencia popular, apoyada en las Brigadas Internacionales, quebr¨® sus prop¨®sitos por dos veces.

Los contingentes italianos mandados por el general Roatta estaban en marzo plet¨®ricos de moral, despu¨¦s de haber hecho la guerra por su cuenta en M¨¢laga y haber tomado la ciudad sin grandes esfuerzos, haciendo gala de su concepto de "guerra c¨¦lere", con gran exhibici¨®n de material de transporte, artiller¨ªa, blindados y aviaci¨®n. Para Mussolini, una nueva victoria de sus tropas, esta vez en Madrid, significar¨ªa un golpe propagand¨ªstico gigantesco, y una lecci¨®n a Franco sobre qui¨¦n pod¨ªa mandar en la guerra.

La batalla se desarroll¨® en sus primeros d¨ªas como hab¨ªa previsto el mando italiano. Despu¨¦s, la climatolog¨ªa y la inesperada reacci¨®n de las fuerzas republicanas colaboraron en darle la vuelta a las tornas, y lo que era una operaci¨®n de gran estilo se convirti¨® en una derrota escandalosa. Una derrota que fue contemplada por Franco con poco disgusto, seg¨²n testigos.

El libro de los cuatro investigadores alcarre?os habla de esa batalla en su d¨ªa a d¨ªa, con una descripci¨®n precisa de los movimientos t¨¢cticos. Pero se detiene de forma especial en un aspecto al que suelen atender poco los libros sobre acontecimientos b¨¦licos: en el paisaje f¨ªsico y, sobre todo, humano, en que tuvo lugar el encontronazo. Hay otros libros que han contado con precisi¨®n los hechos militares en Guadalajara. Pero este volumen colma un vac¨ªo, el de la narraci¨®n de los espa?oles, combatientes y civiles, que fueron protagonistas pasivos o activos de los combates. Un esfuerzo de memoria oral que vale la pena conservar, porque contribuye a entender un poco m¨¢s aquella guerra tan sangrienta como poco rom¨¢ntica. Cuando uno lee sobre los sufrimientos de la gente, queda poco romanticismo en la visi¨®n de las cosas.