Castella: "Brindo la muerte de este toro a mi compa?ero herido"
La tarde se romp¨ªa a las primeras de cambio por la cogida de Miguel ?ngel Perera en el quite que le correspond¨ªa en el segundo: cornada de quince cent¨ªmetros con fractura del gemelos. Una lesi¨®n seria que suele llevar bastante tiempo de recuperaci¨®n. La que hablaba ayer en lugar del matador extreme?o era la sangre que bajaba como un torrente por su pierna, mientras le llevaban rumbo a la enfermer¨ªa; no hay elocuencia mayor.
As¨ª las cosas se quedaba la corrida en un mano a mano entre Abell¨¢n y Castella. La negociaci¨®n de los apoderados parec¨ªa la del famoso contrato de Groucho Marx: el 47 en tercer lugar, el 12 pasa al quinto que va ahora en sexto lugar... o algo similar. Prim¨®, al parecer, el criterio de antig¨¹edad sobre el de sorteo. Pero lo importante es que, ya era hora, las expectativas se han cumplido por una vez y, casi sin que sirva de precedente, Castella pone la directa y se escapa en solitario hacia la cumbre. El que pueda seguirle, que lo haga. Sus declaraciones, al darse cuenta de que va abrir la puerta grande de Las Ventas, no pueden ser ni m¨¢s t¨®picas, ni, a la vez, m¨¢s aut¨¦nticas: "Estoy encantado y agradezco al p¨²blico de Madrid la entrega que ha tenido conmigo".
La verdad es que hac¨ªa tiempo que no se ve¨ªa un torero tan impresionante y confiado, con tanto sitio y con las cosas tan claras: toque, firmeza, temple y cadencia. Ha arrebatado literalmente a los tendidos de Las Ventas, pudi¨¦ndole a un toro bravo, pero que tambi¨¦n ten¨ªa su miga. Nada, que los franceses nos echan del mundial en f¨²tbol y del mundial del toreo que es la feria de San Isidro, si es que alg¨²n hispano no le da la r¨¦plica adecuada. Nobleza obliga: Chapeau. Caballerosidad tambi¨¦n por su parte, brind¨¢ndole a Miguel Angel Perera el toro en el que ha obtenido el triunfo: "Quiero brindar la muerte de este toro a un compa?ero herido que por hacer un quite no est¨¢ aqu¨ª toreando ¨¦ste que le correspond¨ªa".
Atornillado en el suelo
Pudo ya Castella tocar pelo en su primer toro. Los pases cambiados fueron de impresi¨®n. Qui¨¦n pudiera llegar a fin de mes con esa impasibilidad que mostraba atornillado en el suelo. Pero lo bueno que hizo con la muleta, fue malo con el estoque. Qu¨¦ manera de pinchar, impropia de un torero de su categor¨ªa: "He dado el petardo con la espada". La feria coge cuerpo en la primera etapa de monta?a y aviva la ambici¨®n de otros diestros que no se van a quedar atr¨¢s. La cruz de la corrida fue Perera, cogido, y el canto, Abell¨¢n, quien, al menos ha logrado el premio de saludar tras la muerte de su segundo toro: "Me ha dado mucho gustito salir a saludar. A ver si los que no est¨¢n de acuerdo se dan cuenta de una vez". Pero ¨¦se fue todo su premio. Cuando hay cosas importantes en juego, los toreros no est¨¢n para nimiedades, sobre todo si no est¨¢n bi¨¦n, como fue el caso de Castella en su segundo y de Abell¨¢n en el tercero.
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