Entrada obligatoria desde el mar
Santander es deslumbrante; arracimada alrededor de una bah¨ªa ¨²nica, el momento y la luz cambian la percepci¨®n de la ciudad. Pero el hechizo est¨¢ en la noche: vi¨¦ndola desde el mar, se convierte en una tiara brillante y m¨¢gica que absorbe al que la contempla.
Si yo fuera alcaldesa de Santander, cerrar¨ªa sus entradas y obligar¨ªa a entrar desde el mar. La isla de Mouro ser¨ªa nuestra frontera. Los barcos llegar¨ªan llenos de gente y un edicto marcar¨ªa que navegaran de noche, cuando su belleza te impacta para siempre y te sobrecoge.
Mi despacho como alcaldesa lo instalar¨ªa en el Mar¨ªtimo, rodeada de cart¨®grafos y navegantes que dise?ar¨ªan nuevas rutas oce¨¢nicas entre Santander y los puertos m¨¢s lejanos; rutas comerciales y ex¨®ticas al estilo veneciano que llenar¨ªan de visitantes la ciudad.
Santander amante de la ¨®pera, el ballet, la m¨²sica y el arte en general ser¨ªa el escenario perfecto para incrementar todav¨ªa m¨¢s encuentros y actividades culturales durante todo el a?o.
Si yo fuera alcaldesa har¨ªa un gran centro oceanogr¨¢fico en el Puntal, el Martha's Vineyard santanderino, al otro lado de la bah¨ªa, creando un gran acuario lleno de peces ex¨®ticos, convirti¨¦ndose en un lugar de referencia para estudiosos del mundo marino.
Y en el palacio de la Magdalena, tan Tudor y brit¨¢nico, se constituir¨ªa el centro ling¨¹¨ªstico castellano m¨¢s importante del pa¨ªs.
Como alcaldesa me responsabilizar¨ªa de regalar un cuadro de Eduardo Sanz a cada santanderino que viviera fuera, para que tuviera un trozo de mar y no lo olvidara nunca.
Siempre he pensado que Santander me recuerda a San Francisco: las calles que bajan y suben en cuesta con el fondo del mar encerrado en la bah¨ªa, como un blindaje de agua protector.
Hermanar la bah¨ªa de Santander con San Francisco, Haifa o Estambul marcar¨ªa su condici¨®n de ed¨¦n de agua.
Y cuando mi mandato se hubiera acabado, e imaginando de antemano que mis extravagancias no iban a ser votadas otra vez, me convertir¨ªa en un pez plateado para instalarme en un para¨ªso miltoniano y acu¨¢tico: La Bah¨ªa.
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