Las primarias
Se ha equivocado el PP en enfocar estas elecciones como unas primarias. En primer lugar, porque en el c¨®mputo global va a salir malparado y, en algunas plazas, muy desarbolado. Rajoy se anima por las noches, en el ring, zumb¨¢ndole duro a Ese Que Todos Sab¨¦is. Es el alias que le han puesto a Zapatero. Aqu¨ª, al rojo, en el fondo, siempre se le trat¨® con mucha confianza. Pero, por las ma?anas, la derecha tiene que desayunarse unos porcentajes indigestos. En gran parte de Espa?a, ha perdido la antigua sinton¨ªa con la gastronom¨ªa local. Salvo en Madrid y en el Pa¨ªs Valenciano. ?stas ser¨¢n las "aldeas potemkianas", con perd¨®n, en el d¨ªa despu¨¦s. Y ah¨ª es donde tendr¨¢ que trabajar a tope la maquinaria propagand¨ªstica de la derecha para contrarrestar no ya la estad¨ªstica sino la realidad. Cuando la realidad es adversa, hay que reunir un equipo lo m¨¢s surrealista posible e inventarse otra realidad. Ah¨ª entra la t¨¦cnica de la "aldea potemkiana", practicada en su d¨ªa con gran ¨¦xito en Galicia, en las primeras elecciones que siguieron al caso Prestige, cuando Aznar consigui¨® convencer a toda Espa?a y al Wall Street Journal de que la victoria en la peque?a localidad de Mux¨ªa ten¨ªa mucho m¨¢s valor que la debacle general. La t¨¦cnica de las "aldeas potemkianas" consiste en elegir un punto de referencia conveniente, un escenario bien iluminado, que oscurezca todo lo dem¨¢s. Lo que hac¨ªa Potemkin, al servicio, en todos los sentidos, de Catalina II de Rusia, era montarle una realidad paralela a la zarina, utilizando grandes decorados exteriores, para convencerla del estado feliz en que viv¨ªa el pueblo. En Mux¨ªa todav¨ªa recuerdan aquellas extremadas atenciones, m¨¢s con pavor que con nostalgia: una parte de la tercera edad tuvo que ser tratada de jet lag, dado el intens¨ªsimo programa de viajes al que se le someti¨®. Madrid no es Mux¨ªa, claro. Adem¨¢s de una gran potencia, Madrid se est¨¢ convirtiendo en la nacionalidad m¨¢s diferenciada de toda Espa?a. No hay m¨¢s que ver esta curiosa campa?a, abierta con el cosmopolitismo sublime de una baronesa encadenada en body-art a un ¨¢rbol y cerrada con el g¨¦nero chico. Es en Madrid donde se libran las ¨²nicas primarias de Espa?a, las que enfrentan, en la derecha, a Alberto Ruiz-Gallard¨®n y Esperanza Aguirre. ?Qui¨¦n ganar¨¢? ?Atenci¨®n a Potemkin!
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