Un nuevo pacto nacional
La contribuci¨®n de la Uni¨®n Europea (UE) a la gobernanza global se est¨¢ convirtiendo en uno de sus m¨¢s importantes desaf¨ªos en los ¨²ltimos tiempos, con la incorporaci¨®n de la condicionalidad pol¨ªtica y econ¨®mica y de la adaptaci¨®n al acervo comunitario para ser miembro (Copenhague, 1993). En este sentido, la condicionalidad pol¨ªtica intenta fomentar la democracia sustantiva en los pa¨ªses que quieran formar parte de la UE, as¨ª como en los terceros Estados con los que se relaciona. Su papel quiere ser el de construir una paz en el mundo que revierta en una paz en casa. Esto le plantea una revisi¨®n diaria de sus posiciones para poder ser coherente. Sin embargo, el no aplicar criterios objetivos con Turqu¨ªa rompe estos intentos. As¨ª lo evidencia el haber aceptado recientemente a pa¨ªses que iniciaron su democratizaci¨®n m¨¢s tarde, provocando una reacci¨®n nacionalista en Turqu¨ªa.
Las propuestas de Erdogan podr¨ªan ser el empuj¨®n final para la democratizaci¨®n
Turqu¨ªa ha sido parte de Occidente durante la guerra fr¨ªa, con una democracia formal estable y con el Ej¨¦rcito como su parad¨®jico valedor. En 1959 pidi¨® -con el entusiasmo de la instituci¨®n militar- la asociaci¨®n a las Comunidades Europeas junto a Grecia. Esto se explica porque el Ej¨¦rcito ha sido el motor modernizador del pa¨ªs desde el final del Imperio Otomano. Esta modernizaci¨®n fue m¨¢s all¨¢ de la capacitaci¨®n cient¨ªfica y tecnol¨®gica y lleg¨® al pensamiento pol¨ªtico. El Ej¨¦rcito, legitimado por su papel en la construcci¨®n de la Rep¨²blica y guardi¨¢n del legado de Mustaf¨¢ Kemal Atat¨¹rk, ha tenido un prestigio indiscutible durante toda la Rep¨²blica, s¨®lo disminuido en el golpe de 1980 por la brutal represi¨®n que le sigui¨®.
Desde entonces, las relaciones entre civiles y militares se han mantenido en un fr¨¢gil equilibrio (en 1997 Erbakan, islamista, fue forzado a dimitir). Una nueva crisis se ha producido con nombramiento del general Yasar B¨¹y¨¹kant como jefe del Estado Mayor en agosto de 2006. Pese a la oposici¨®n del AKP, el presidente de la Rep¨²blica, Ahmet Necdet Sezer, dirigi¨® una carta al primer ministro Erdogan y al general ?zk?k conminando a su nombramiento. Su antecesor, el general Hilmi ?zk?k, con relativas buenas relaciones con el Gobierno del AKP y problemas con el Estado Mayor por su supuesta devoci¨®n religiosa, ayud¨® a retirar a los militares de la vida pol¨ªtica y a realizar las reformas en el todopoderoso Consejo de Seguridad Nacional (CSN, Milli G¨¹venlik Kurulu), nacido de la Constituci¨®n de 1961.
Ya la primera declaraci¨®n de B¨¹y¨¹kant fue que "la protecci¨®n de los principios fundamentales de la Rep¨²blica no es asunto de la pol¨ªtica interior sino un deber de las Fuerzas Armadas". Y en las ¨²ltimas semanas, los militares turcos han acaparado el protagonismo al recordar a los pol¨ªticos que ellos siguen siendo los guardianes de la Rep¨²blica creada por Atat¨¹rk. La raz¨®n: la posibilidad de un presidente de la Rep¨²blica de un partido isl¨¢mico moderado y europe¨ªsta, el AKP (Partido de la Justicia y el Desarrollo), que se autodenomina islamodem¨®crata. Tambi¨¦n la sociedad civil se ha dejado o¨ªr clamando: "Ni sharia, ni golpe de Estado" en defensa de la modernidad en Turqu¨ªa.
El papel de los actores pol¨ªticos en Turqu¨ªa cambia y sus posiciones est¨¢n variando. El dilema actual est¨¢ entre el proceso occidentalizador que persigue la uniformidad mundial (v¨¦ase Occidentalizaci¨®n, fin de la Guerra Fr¨ªa y relaciones internacionales, de F. J. Pe?as Esteban) y la posibilidad de una modernidad plural.
La votaci¨®n para la elecci¨®n de Abdul¨¢ G¨¹l, del AKP, como presidente de la Rep¨²blica fue boicoteada, el 27 de abril, por la oposici¨®n laica, liderada por el CHP (Partido Republicano del Pueblo), que present¨® un recurso ante el Tribunal Constitucional que ha sido estimado y que la ha dejado sin validez en el Parlamento. Esta decisi¨®n adelanta irremediablemente las elecciones, con una posible nueva victoria del AKP debida a la dura ley electoral que limita la presencia en el Parlamento a los partidos que hayan logrado un 10% de los votos a nivel nacional. La trampa para expulsar a los partidos minoritarios del sistema ahora puede ahogar a los que dominaron ese mismo sistema desde el laicismo.
Las propuestas de reforma constitucional del primer ministro Erdogan podr¨ªan ser el empuj¨®n final para la democratizaci¨®n de Turqu¨ªa, pero, lamentablemente, se ha fracturado la sociedad y la izquierda laica no tiene verdaderas respuestas que ofrecer. Sin embargo, el recelo de parte de la sociedad y de las ¨¦lites kemalistas (militares y civiles) a una islamizaci¨®n desde el poder disminuir¨ªa si Turqu¨ªa tuviera garantizado un calendario para su ingreso en la Uni¨®n Europea. Una Turqu¨ªa en el camino hacia la UE no tendr¨ªa miedo ni a un golpe de Estado militar ni a la islamizaci¨®n.
La Uni¨®n Europea ha provocado en Turqu¨ªa cambios constitucionales que, aparentemente, han apartado a los militares del poder. Esta nueva estructura de oportunidades abri¨® la arena pol¨ªtica a la religi¨®n y los nacionalismos y a una participaci¨®n m¨¢s activa de la sociedad civil que desconf¨ªa de los partidos pol¨ªticos corruptos y tendentes al enfrentamiento. Esta sociedad civil ha sido ignorada fuera de Turqu¨ªa. El pacto fundacional de la Rep¨²blica entre las ¨¦lites militares y pol¨ªticas, el pacto kemalista (republicanismo, populismo, secularismo, revoluci¨®n/reforma, nacionalismo y estatismo) ha sido hasta ahora el paradigma de la modernizaci¨®n. Pero las reformas de los ¨²ltimos a?os han amenazado al pacto kemalista introduciendo temas que hab¨ªan sido marginados en la construcci¨®n de la identidad nacional turca y de un Estado naci¨®n homog¨¦neo que obviaba otras fracturas pol¨ªticas y sociales. Esto ha llevado a la necesidad de revisar el pacto con la inclusi¨®n de nuevos actores y nuevos problemas.
La sociedad civil turca reclama m¨¢s democracia y que la Uni¨®n Europea respalde el nuevo pacto y se implique en su desarrollo. Por citar a Atat¨¹rk, "Paz en casa, paz en el mundo" (Yurtta Suhl, Cihanda Suhl).
Antonio ?valos es investigador del Grupo de Estudios Historia y Teor¨ªa de las Relaciones Internacionales y del Taller de Estudios Internacionales de la Universidad Aut¨®noma de Madrid. Mari¨¦n Dur¨¢n es miembro del Departamento de Ciencia Pol¨ªtica y de la Administraci¨®n de la Universidad de Granada.
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