Los municipios temen la crisis del ladrillo

Los ayuntamientos temen los efectos de la crisis del ladrillo. El paisaje ha sido el mismo en todos los municipios. Gr¨²as levantando pisos en el ¨¢rea metropolitana de Barcelona y en el Pirineo, en el Ebro y en la Costa Brava. Un mon¨®logo sin apenas interrupciones. Los ayuntamientos han aprovechado la bonanza econ¨®mica para salvar sus cuentas durante la ¨²ltima legislatura. El boom constructor y la bajada de tipos de inter¨¦s les han permitido ir trampeando sus presupuestos. Pero el ciclo empieza a cambiar y los municipios temen que les pille el toro, puesto que ni el Gobierno ni la Generalitat han abordado los dos grandes problemas del mundo local: qu¨¦ competencias tienen y c¨®mo se financian.

En 2005 -¨²ltimos datos disponibles- los ayuntamientos catalanes gastaron 1.024 euros por habitante, el 19% m¨¢s que en 1993, seg¨²n un estudio de las profesoras de la Universidad de Barcelona N¨²ria Bosch y Marta Espasa con datos del Ministerio de Econom¨ªa y Hacienda. En paralelo, durante la ¨²ltima d¨¦cada, la deuda de las corporaciones locales se ha reducido notablemente, al pasar del 4% al 2,8% del PIB, seg¨²n el Banco de Espa?a.

?C¨®mo lo han conseguido? "La situaci¨®n econ¨®mica ha sido buena, con tipos de inter¨¦s bajos. Eso nos ha permitido un cierto juego", admite Antoni Fogu¨¦, responsable del ¨¢rea de Gobierno Local de la Diputaci¨®n de Barcelona y teniente de alcalde de Servicios a la Persona de Santa Coloma de Gramenet.

El boom del ladrillo ha tenido un papel capital. Los dos tributos que m¨¢s han crecido est¨¢n estrechamente vinculados al sector. Son el impuesto sobre construcciones, instalaciones y obras (ICIO) y el impuestos sobre el incremento del valor de los terrenos de naturaleza urbana (IVTNU). Ambos, de car¨¢cter potestativo (no obligatorio) son los que han ganado m¨¢s peso en la estructura de ingresos de los ayuntamientos durante la ¨²ltima legislatura (ve¨¢se cuadro), especialmente el primero. En el an¨¢lisis hay que tener en cuenta la supresi¨®n del IAE, recuerda la profesora de la UB Maite Vilalta.

M¨¢s vecinos, m¨¢s servicios

La m¨¢cula del crecimiento de los municipios son las mayores obligaciones para los gobiernos locales. M¨¢s casas, m¨¢s gente y m¨¢s servicios. El alcalde de Cadaqu¨¦s, poblaci¨®n de 3.000 habitantes censados que en tres a?os ver¨¢ c¨®mo se construyen 400 casas, resum¨ªa con claridad su temor la semana pasada: "El problema son los servicios con los que hay que dotar a las nuevas casas: agua potable, luz, alcantarillado, plantas depuradoras...". "Y los servicios a los nuevos vecinos", a?ade Fogu¨¦: bibliotecas, atenci¨®n social, protecci¨®n. "Mientras que por cada obra se ingresa una vez, nuestros gastos se van consolidando a?o tras a?o", explica el responsable de la Diputaci¨®n.

La insuficiencia financiera cobra importancia en este punto. La eterna queja de las corporaciones locales. Los ayuntamientos destinan alrededor del 30% de su presupuesto a proporcionar servicios que no son de su competencia, gasto no obligatorio que es mayor en los municipios de menos de 5.000 habitantes, la inmensa mayor¨ªa. Gasto vinculado a seguridad, protecci¨®n social, ancianos y guarder¨ªas, adem¨¢s de cultura. "Somos la Administraci¨®n m¨¢s cercana al ciudadano y no lo podemos dejar a la estacada. Cuando alguien te viene con un problema, de entrada, le atiendes", explica el edil de Santa Coloma.

"Pero en ese 30% tambi¨¦n est¨¢ incluida la fiesta mayor de turno. En realidad, el gasto por suplir a otra administraci¨®n es del 10%", matiza Vilalta. B¨¢sicamente servicios que deber¨ªa dar la Generalitat. S¨®lo el 28% de dicho gasto supletorio se financia a trav¨¦s de transferencias procedentes de otras administraciones.

Los ayuntamientos y los expertos exigen una reforma a fondo de la financiaci¨®n local, que permita dar respuesta a los "nuevos problemas, como los residuos o la inmigraci¨®n", sostiene Fogu¨¦. Un modelo que para Vilalta debe garantizar la suficiencia de recursos, la autonom¨ªa y que contenga un mecanismo la solidaridad.

La construcci¨®n no va a seguir tirando de la econom¨ªa, al menos como nos tiene acostumbrados, y los tipos de inter¨¦s ya est¨¢n subiendo. Empiezan a verse las orejas al lobo.