Blues for Findlay
Le Mans fue ayer un festival tricolor hasta que el cielo se desplom¨® sobre la cabeza de los guerreros galos y, s¨²bitamente, ces¨® el efecto de la poci¨®n m¨¢gica: De Puniet se tir¨® al bosque a cazar jabal¨ªes, y a Guintoli lo pillaron los centuriones romanos Melandrium y Rossium. Al final, el koala Chris Vermeulen encumbraba la Suzuki a lo m¨¢s alto del podio logrando la primera victoria para la marca oriental desde el a?o 2000, cuando Kenny Roberts Jr. se impuso en el Gran Premio de Jap¨®n.
Este hervidero de emociones encontradas para franceses, australianos y japoneses tuvo un triste punto de encuentro la madrugada del s¨¢bado con el fallecimiento en su casa de Niza, a los 72 a?os de edad, de un carism¨¢tico personaje, nacido aussie pero parisino de adopci¨®n, primer piloto en ganar un Gran Premio con Suzuki 500, y primero en conseguirlo con neum¨¢ticos Michelin: Jack Findlay.
Fue uno m¨¢s de la tropa australiana que desembarc¨® en Europa a finales de los cincuenta
Figura emblem¨¢tica en el mundo de las carreras, Findlay (Shepparton, 1935) era uno m¨¢s de la tropa de australianos que hab¨ªa desembarcado en Europa a finales de los a?os cincuenta para buscarse la vida como piloto privado. Y los tiempos han cambiado bastante desde entonces: su carrera deportiva abarc¨® nada menos que tres d¨¦cadas; estuvo en activo durante 21 a?os, desde 1958 hasta 1978, subiendo al podio en 24 ocasiones y logrando tres victorias en la clase 500. Su mejor resultado fue el subcampeonato mundial en 1968 tras el intocable Agostini. Nadie ha corrido tanto durante tanto tiempo...
Tocado con su caracter¨ªstico casco Cromwell rojo decorado con la figura de un canguro blanco, Findlay pilot¨® todo tipo de m¨¢quinas: la gorda Matchless monocil¨ªndrica o la artesanal Linto en el medio litro; la err¨¢tica Aermacchi en 350, hasta la Bultaco TSS 250 fabricada en Barcelona, pero la marca de sus amores no fue otra que Suzuki, a la que dio su primera victoria en la clase 500 en el Gran Premio del Ulster de 1971.
Todav¨ªa como privado, Findlay continu¨® pilotando la Suzuki TR500 en 1973 y 1974 -a?o en el que logr¨® su mayor ¨¦xito, la victoria en el TT de Man despu¨¦s de haberlo intentado durante 15 a?os-, entrando en el equipo oficial de la marca en 1975 para desarrollar la RG500, una m¨¢quina realmente brillante que gracias a las dotes y experiencia del australiano obtendr¨ªa luego grandes ¨¦xitos. Precisamente, aquel mismo a?o Findlay bati¨® a un jovenzuelo ingl¨¦s llamado Barry Sheene en el trofeo FIM de 750, y fue el primer piloto que calz¨® neum¨¢ticos Michelin en un Gran Premio. Al final de la temporada 1978 decidi¨® colgar el casco con 43 a?os -edad hoy com¨²n entre padres de pilotos de 125- no sin antes haber sido 4? en el Bol d'Or.
Desde su retirada, Findlay fue un hombre clave en el mundo de las carreras como director t¨¦cnico de Grandes Premios de la Federaci¨®n Internacional de Motociclismo, puesto que desempe?¨® hasta su jubilaci¨®n en 2001.
Pero muchos aficionados veteranos le recuerdan por la pel¨ªcula Continental Circus, dirigida por J¨ºrome Laperrousaz en 1969; un documental que refleja la verdadera historia de este deporte antes de la irrupci¨®n de los grandes patrocinadores, los presupuestos millonarios y el glamour, falso o verdadero. Sin actores, sin trucos, con im¨¢genes reales de verdaderas carreras y pilotos como protagonistas -entre otros, Giacomo Agostini, 15 veces campe¨®n mundial, y Santiago Herrero, que podr¨ªa haberlo sido de no matarse en el TT de Man en 1970, a?o que se estren¨® la pel¨ªcula-, Continental Circus toma la historia personal de Jack Findlay como hilo conductor y refleja las condiciones de vida de los pilotos privados de aquel tiempo. Hasta la brillante banda sonora, firmada por Gong, incluye un tema llamado Blues for Findlay. Hoy suena m¨¢s triste que nunca.
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