La facultad del arzobispo se la juega en las elecciones

La noche del 27 de mayo, el rector de la Universidad Cat¨®lica de Valencia seguir¨¢ con una atenci¨®n especial el recuento de votos. El resultado electoral servir¨¢ para leer el futuro del ¨²nico centro universitario espa?ol que depende de un arzobispado. Si el PP repite mayor¨ªa absoluta, todo ir¨¢ bien. El plan del rector, Jos¨¦ Alfredo Peris, y del arzobispo, Agust¨ªn Garc¨ªa-Gasco, saldr¨¢ adelante: la Cat¨®lica contar¨¢ con una facultad de Medicina y la Iglesia con un faro para la "¨¦tica, la bio¨¦tica y la deontolog¨ªa profesional". Culminar¨¢, de paso, la implantaci¨®n m¨¢s pol¨¦mica de una carrera en la comunidad.

Si, por el contrario, los sondeos fallan y Camps no alcanza la Generalitat, el rector, y quiz¨¢ el arzobispo, vivir¨¢ una noche larga. El sue?o de convertir Valencia en un baluarte de la medicina cat¨®lica quedar¨¢ aplazado. La Cat¨®lica, por si acaso, ha abierto el plazo de preinscripci¨®n de alumnos para el curso 2007-2008. El hecho de que en el tel¨¦fono encargado de reservar las plazas se admita que la validez de esa preinscripci¨®n depender¨¢ de las elecciones resulta bastante ins¨®lito. M¨¢s, si se tiene en cuenta que en el Consejo de Coordinaci¨®n Universitaria consideran "humanamente imposible" que la Cat¨®lica implante la carrera en octubre, gane o pierda Camps.

La Iglesia asegura que formar¨¢ m¨¦dicos que "s¨®lo piensen en curar, nunca en matar"

La reforma del sistema universitario espa?ol congel¨® la aprobaci¨®n de planes de estudio y la regulaci¨®n de la carrera de Medicina exige, adem¨¢s, un cupo de alumnos. El horizonte legal m¨¢s optimista retrasar¨ªa la cosa hasta oto?o de 2008. La sinceridad de los telefonistas, sin embargo, no es tan rara si se mira el proceso en su conjunto. El 21 de febrero, cuando la Generalitat explic¨® a las dem¨¢s universidades valencianas la solicitud de la Cat¨®lica para implantar Medicina y otras cuatro carreras sanitarias, los rectores lo escucharon con perplejidad. Todos guardaban una carta del Gobierno valenciano en la que se les prohib¨ªa pedir nuevos t¨ªtulos durante la reforma. Los dirigentes universitarios deploraron el "trato de favor" dado al centro del arzobispo.

La cosa sent¨® especialmente mal en la Cardenal Herrera-CEU, la universidad de la Asociaci¨®n Cat¨®lica de Propagandistas, que ve¨ªa c¨®mo su competidora natural, abierta en 2004, se dispon¨ªa a alcanzar su ambici¨®n hist¨®rica de implantar la carrera. Y en Castell¨®n, donde argumentaron que lo l¨®gico era que la tercera facultad de Medicina, tras las de Valencia y Alicante, estuviera all¨ª.

La Generalitat los tranquiliz¨®: antes de tomar una decisi¨®n el expediente volver¨ªa al consejo de universidades. Y s¨®lo hab¨ªa una solicitud: de ser aceptada, la carrera tardar¨ªa tres a?os en empezar. Tres semanas m¨¢s tarde, el Gobierno valenciano aprobaba la creaci¨®n de la facultad. La Administraci¨®n auton¨®mica lo justific¨® destacando que la formaci¨®n de m¨¦dicos "no le costar¨ªa dinero".

Luego se supo que el edificio, su rehabilitaci¨®n y los terrenos anexos del centro de Valencia donde se levantar¨ªa la facultad los hab¨ªan puesto el Gobierno de Camps y la Diputaci¨®n. Las cr¨ªticas arreciaron.

El arzobispo Garc¨ªa-Gasco no contribuy¨® a serenar el ambiente. En la misa del d¨ªa de San Jos¨¦ en la que erigi¨® la facultad, el prelado asegur¨® que su centro formar¨¢ m¨¦dicos que "s¨®lo piensen en curar, nunca en matar". Los dem¨¢s universitarios, quisquillosos, se dieron por aludidos.