"Ahora estoy con la batalla de Waterloo"
Rafael Simancas, campe¨®n de 'break dance' a principios de los ochenta, se relaja moldeando soldaditos de plomo con su hijo
Rafael Simancas entreabre un poco la boca y se queda en suspenso, casi paralizado, mientras le pinta los peque?¨ªsimos circulitos de los ojos a un oficial franc¨¦s de 54 mil¨ªmetros de altura. El candidato socialista a la presidencia regional es un artesano de los ej¨¦rcitos de plomo. Un paciente y minucioso creador de figuritas b¨¦licas de estanter¨ªa. "Comprarlos y coleccionarlos no tiene m¨¦rito. Eso es cosa de ganar dinero. No, no, yo los creo", dice con un timbre orgulloso.
El proceso comienza con el candidato buceando en Internet, comparando calidades, rastreando nuevas piezas. All¨ª, en "algunas tiendas, como una fant¨¢stica de Berl¨ªn", compra unas barritas de plomo de veinte cent¨ªmetros. Ah¨ª dentro, en la uniforme tableta, Simancas ya ve a su soldadito. A su oficial franc¨¦s, cuerpo de infanter¨ªa de la batalla de Waterloo, 1815, llanuras belgas y triunfo de Wellington sobre Napole¨®n. "Estoy haciendo un juego de ajedrez de la victoria inglesa, pero voy a tardar muchos a?os, es muy laborioso. Ya tengo a los ocho de la oficialidad francesa y a los otros ocho de la brit¨¢nica, pero va para largo".
Tambi¨¦n compra, siempre v¨ªa web, en establecimientos irlandeses, "muy buenos". Y no s¨®lo el plomo, que est¨¢ a "muy buen precio, unos 20 euros", sino tambi¨¦n los moldes, para hacer los juguetes. Despu¨¦s, en una peque?a fragua en forma de cazuelita, funde el metal. Una vez l¨ªquido, lo introduce en los moldes. Y, ?voil¨¢!, ya hay soldadito. Pero negro. El siguiente paso es conseguir un poco de tranquilidad, "una hora y media cada domingo", y ponerse los cascos. Entonces, saca los pinceles, la pintura y el disolvente. Y ya est¨¢, "un soldadito de 54 mil¨ªmetros logrado hasta el ¨²ltimo detalle y color".
Esta afici¨®n tiene "una dura competencia", explica el candidato, de 40 a?os. La competencia es su hijo, al borde de la adolescencia. Ambos juegan al f¨²tbol en un patio trasero de su casa y con la PlayStation. Debe ser cierto, porque Simancas se atreve a retar "a cualquiera" con "el pro-evolution soccer". Su hijo gravita constantemente sobre su tiempo libre: "Nos vamos a veces a la sierra norte de Madrid, que es un tesoro", revela.
Simancas no mantiene a los amigos de la pandilla en Legan¨¦s. "Entr¨¦ en las juventudes socialistas con 16 a?os y tengo muchos amigos pol¨ªticos", confiesa. Nada sabe, pues, de aquellos muchachos con los que a principios de los ochenta compon¨ªa, seg¨²n su memoria, "un calambre espectacular". No se refiere a cualquier cosa. Iba a vacilar "a las chicas" a las discotecas y uno de sus grandes argumentos era el dominio del "baile quebrado", m¨¢s conocido como break dance.
"A m¨ª se daba bien el paseo lunar, aunque lo he intentado de mayor y no es lo mismo. Pero de joven era un especialista. Se me daba mejor que el remolino en el suelo, que era inc¨®modo. Era mucho m¨¢s elegante el paseo lunar". El paseo que rememora Simancas manoseando unos discos de vinilo de Michael Jackson era ese curioso baile que consist¨ªa en arrastrar los pies por el suelo como si uno estuviese caminando en direcci¨®n inversa a la cinta transportadora de un aeropuerto. "El calambre lo hac¨ªamos entre cinco, de izquierda a derecha, y quedaba muy espectacular". Es posible, porque el candidato gan¨® un concurso de baile en su barrio. Y no s¨®lo eso, tambi¨¦n funcion¨® como estrategia para ligar: "Conoc¨ª a mi mujer en esa ¨¦poca, ella ten¨ªa 15 a?os y yo 17, en la discoteca". Entonces sus padres ten¨ªan una tienda de ultramarinos en Legan¨¦s.
Reivindica sus lazos con "la normalidad" a trav¨¦s de su mujer. "Mi mujer es administrativa y yo salgo a comer y a las bodas de sus amigos", explica. Sus virtudes y sus defectos los despacha con rapidez. Est¨¢ acostumbrado a esas autodefiniciones: "Mi defecto es que soy demasiado exigente con los dem¨¢s y poco dado a los reconocimientos. No echo broncas pero no felicito". ?Y la virtud? "Mi virtud, y lo dicen hasta mis enemigos, es el trabajo".
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