Estados Unidos: una forma de gobernar suicida
Desde su victoria en la Guerra Fr¨ªa, la hegemon¨ªa mundial estadounidense ha descansado en tres pilares: el poder econ¨®mico, la fuerza militar y una enorme habilidad para exportar su cultura popular. La reciente aparici¨®n de otras potencias -la Uni¨®n Europa, China, la India y una Rusia dispuesta a recuperar su prestigio perdido- ha erosionado la capacidad de Estados Unidos para determinar unilateralmente los acontecimientos. Con todo, Estados Unidos sigue siendo con mucho el pa¨ªs m¨¢s poderoso del mundo y su decadencia tiene m¨¢s que ver con su incompetente utilizaci¨®n del poder que con la aparici¨®n de competidores. Utilizando la concisa expresi¨®n acu?ada por Arnold Toynbee para calificar lo que ¨¦l consideraba causa definitiva del derrumbamiento imperial, la culpable de los apuros de Estados Unidos es la "forma de gobernar suicida" de sus dirigentes.
Pensemos en Oriente Pr¨®ximo. Nada pone m¨¢s de manifiesto la decadencia de Estados Unidos en la regi¨®n que el contraste entre la sensata utilizaci¨®n de su poder que hizo durante la primera Guerra del Golfo de 1991 y la arrogancia y el enga?o desplegados en la actual guerra en Irak.
En 1991, EE UU forj¨® la m¨¢s formidable coalici¨®n internacional constituida desde la Segunda Guerra Mundial y la dirigi¨® en una guerra completamente leg¨ªtima, que pretend¨ªa recuperar el equilibrio regional despu¨¦s de la invasi¨®n de Kuwait por parte de Sadam Husein. En 2003, despu¨¦s de manipular declaraciones falsas, Estados Unidos fue a la guerra sin sus aliados transatl¨¢nticos. Al hacerlo, se embarc¨® en una estrategia rid¨ªcula y grandiosa que pretend¨ªa, nada m¨¢s y nada menos, desmantelar el r¨¦gimen tir¨¢nico iraqu¨ª, reestructurar todo Oriente Pr¨®ximo, destruir a Al Qaeda y ayudar a que la democracia calara en todo el mundo ¨¢rabe, y todo al mismo tiempo.
El resultado ha sido un completo fracaso: una derrota militar y un grave deterioro de la categor¨ªa moral estadounidense. En lugar de socavar al islam radical, EE UU lo ha legitimado, y no s¨®lo en Irak. De hecho, ahora, lo que va a conformar el futuro de la regi¨®n no va a ser la democracia, sino la violenta fractura entre chi¨ªes y sun¨ªes que la contienda en Irak ha precipitado. Esta guerra civil entre musulmanes es lo que le est¨¢ permitiendo a Al Qaeda hacerse con un vivero mayor de voluntarios.
En la actualidad, como es probable que Irak se convierta en el primer pa¨ªs ¨¢rabe gobernado por chi¨ªes y que, por tanto, se integre en un imperio chi¨ª iran¨ª en expansi¨®n, los aliados sun¨ªes de Estados Unidos ya no creen que la potencia sea de fiar. De hecho, se considera que EE UU es pr¨¢cticamente c¨®mplice del giro monumental que han registrado los destinos del islam, es decir, de la revitalizaci¨®n del chiismo. Y tampoco es que el evangelio democr¨¢tico sea especialmente querido entre los aliados ¨¢rabes de Estados Unidos, porque la llamada a la democratizaci¨®n s¨®lo ha servido para incitar a los islamistas a poner en cuesti¨®n el poder que ejercen las ¨¦lites gobernantes.
Est¨¢ claro que el fundamentalismo isl¨¢mico violento hunde sus ra¨ªces en el desvanecimiento de las esperanzas del nacionalismo ¨¢rabe. Pero el mensaje democr¨¢tico estadounidense, tan mal concebido, ha terminado por alejar a Estados Unidos tanto de sus aliados conservadores en la regi¨®n (puesto que ha dado un nuevo aliento al islam pol¨ªtico, que puede utilizar las urnas para llegar al poder) como de los islamistas, cuyas victorias electorales son despu¨¦s rechazadas por el propio EE UU.
Sin duda, la principal metedura de pata estrat¨¦gica de Estados Unidos en Oriente Pr¨®ximo es la relacionada con la aparici¨®n del poder iran¨ª. Al destruir en Irak al contrapeso regional, EE UU ha asestado un gran golpe a sus aliados tradicionales del Golfo, para los que Irak era una especie de barrera frente a las ambiciones iran¨ªes. Estados Unidos le ha ofrecido a Ir¨¢n en bandeja de plata unos activos estrat¨¦gicos que la revoluci¨®n jomeinista ni siquiera consigui¨® tras los ocho a?os de guerra con Sadam ni en sus frustrados intentos de exportar la revoluci¨®n isl¨¢mica por la regi¨®n. Del mismo modo, el programa nuclear iran¨ª ha cobrado impulso gracias a la sensaci¨®n de impunidad que tiene Ir¨¢n despu¨¦s del colosal fracaso cosechado en Irak por el concepto de "guerra preventiva" estadounidense.
La calamitosa experiencia militar de EE UU en Irak ha reducido el potencial estrat¨¦gico de la gran potencia. Irak est¨¢ dejado a la mano de Dios, y Estados Unidos s¨®lo puede esperar alcanzar cierta estabilidad en el pa¨ªs si cuenta con la ayuda de otras potencias regionales. No obstante, seguir¨¢ siendo el actor externo m¨¢s influyente en Oriente Pr¨®ximo, porque su fracaso es de liderazgo, no de poder real. Con la humildad que concede la derrota militar, EE UU s¨®lo podr¨¢ recuperar su importancia regional si evita el pecado de la arrogancia y aprende a dirigir sin pretender dominar.
Para ello es preciso tratar con fuerzas revolucionarias como Ir¨¢n y Siria; respetar, no aislar, a los movimientos isl¨¢micos que han abandonado el yihadismo para optar por la participaci¨®n pol¨ªtica; y dirigir una alianza internacional que, partiendo de la iniciativa de la Liga ?rabe, busque la paz entre ¨¢rabes e israel¨ªes.
En realidad, la paradoja de las perniciosas pol¨ªticas de EE UU en Irak es que han creado condiciones favorables para una paz ¨¢rabe-israel¨ª, ya que la aparici¨®n de Ir¨¢n y la amenaza del tsunami fundamentalista han hecho que los ¨¢rabes se den cuenta de lo urgente que es alcanzar un acuerdo con Israel. No es del problema palestino de donde surgen todos los males de Oriente Pr¨®ximo, pero su resoluci¨®n mejorar¨ªa dr¨¢sticamente la posici¨®n de EE UU entre los ¨¢rabes. Y lo que es m¨¢s importante, privar¨ªa a Ir¨¢n de la oportunidad de vincular populares causas musulmanas y ¨¢rabes con sus propias pretensiones hegem¨®nicas.
Shlomo Ben-Ami fue ministro de Asuntos Exteriores israel¨ª y principal negociador en las conversaciones de paz de Camp David y Taba, de 2000 y 2001, respectivamente. En la actualidad es vicepresidente del Centro Internacional para la Paz de Toledo. ? Project Syndicate, 2007. Traducci¨®n de Jes¨²s Cu¨¦llar Menezo.
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