A la caza del Real Madrid
El Milan, con seis t¨ªtulos, y el Liverpool, con cinco, se disputan de nuevo el trono europeo tras el apasionante duelo de 2005
Al margen del Real Madrid, ning¨²n club ha tenido una m¨ªstica con la Copa de Europa como el costumbrista Liverpool y el mercantilista Milan, protagonistas de la gran final de hoy. M¨¢s all¨¢ de la revancha por la inolvidable cita de 2005, cuando el equipo ingl¨¦s remont¨® un 3-0 al italiano, uno y otro se juegan engordar su gigantesca leyenda en un torneo que ambos han ilustrado desde sus or¨ªgenes. Entre los dos: once t¨ªtulos y, con la de esta noche, dieciocho finales.
Ben¨ªtez, un estudioso de los guiones de Shankly, ha convertido al equipo ingl¨¦s en una babel
Ancelotti cuenta con Kak¨¢, el mejor jugador del torneo, y Seedorf en su versi¨®n m¨¢s madura
Primero emergi¨® el Milan, que, tras escindirse del Inter, cogi¨® vuelo despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial. Y siempre con un exquisito gusto en el mercado internacional, por mucha inversi¨®n que requiriera. Despeg¨® en los cincuenta tras alistar al uruguayo Juan Alberto Schiaffino, quien anticip¨® el maracanazo que culmin¨® Ghiggia. Tambi¨¦n llegaron tres pretorianos suecos, Gunnar Gren, Gunnar Nordhal y Nils Liedholm, este ¨²ltimo capit¨¢n en la primera final milanista, la que supuso el tercer t¨ªtulo para el Real Madrid (1958). Cinco a?os despu¨¦s, de nuevo un extranjero, el brasile?o Jos¨¦ Altafini, lanz¨® al Milan a su primer t¨ªtulo al conseguir 14 goles en la edici¨®n de 1962-63. Entre ellos, por supuesto, los dos con los que su equipo derrot¨® al Benfica en la final. Al frente de un grupo en el que se alineaban Cesare Maldini, Giovanni Trapattoni y Gianni Rivera, Nereo Rocco, gur¨² del catenaccio, invento t¨¢ctico ultradefensivo que un periodista suizo bautiz¨® como cadenazz (candado, cerrojo). "P¨¦guenle a todo lo que se mueva y, si es a la pelota, mejor", proclamaba este almirante defensivo al que muy pronto imitar¨ªa, en el vecino Inter, otro lenguaraz personaje: Helenio Herrera.
Tras ganar en el Bernab¨¦u la Copa de Europa de 1969 al Ajax de un juvenil y gre?udo Johan Cruyff, el Milan tuvo que esperar 20 a?os para regresar a la cima europea. Tras muchas corruptelas y un astron¨®mico agujero econ¨®mico, un magnate audiovisual, Silvio Berlusconi, acudi¨® al rescate en 1986. Fiel a su gen¨¦tica, el club puso de nuevo el radar en el rastrillo internacional y acert¨® otra vez. En esta ocasi¨®n, en Holanda, de donde import¨® a Gullit, Van Basten y Rijkaard, que, bajo el dictado de otro t¨¦cnico revolucionario, Arrigo Sacchi, impusieron su rodillo en los noventa. Un alumno de Sacchi, Carlo Ancelotti, conduce hoy a otro soberano equipo en el que, como ya es costumbre en los rojinegros, alumbran dos importados: Kak¨¢, el mejor jugador de esta Liga de Campeones, y Seedorf, en su versi¨®n m¨¢s madura. A su rebufo, tres italianos, dos aguadores -Ambrosini y Gattuso- y un gu¨ªa -Pirlo-. Un Milan con muchas de las se?as que le han distinguido hist¨®ricamente.
Enfrente, el Liverpool, la quinta maravilla de la ciudad beatle, un club destartalado hasta que un escoc¨¦s algo gru?¨®n, pero con un instinto futbol¨ªstico poco com¨²n, le rescat¨® de la Segunda inglesa y le enfil¨® hacia la gloria. Con Bill Shankly, un visionario, el Liverpool no s¨®lo mejor¨® sus vitrinas. El club traz¨® el ideario que terminar¨ªa por encumbrarle: un buen gusto por el trato al bal¨®n -"la pelota no se cansa nunca", sosten¨ªa Shankly- y un acentuado sentimiento gremial, un v¨ªnculo indestructible entre los futbolistas y la instituci¨®n -"las rodillas no son vuestras", espetaba a su plantilla el escoc¨¦s; "son del Liverpool"-. Ian Saint John Roger Hunt y Ron Yeats encabezaron aquella primera excelente cosecha. Shankly nunca gan¨® la Copa de Europa, pero se ocup¨® de que su legado permaneciera y pronto llegaron los ¨¦xitos. Bob Paisley, Joe Fagan, Reuben Bennett, Ronnie Moran y Roy Evans, sus ayudantes, dieron continuidad a su gran obra y s¨®lo con jugadores brit¨¢nicos se hizo un hueco de honor en la aristocracia del f¨²tbol. Europa abri¨® sus puertas de par en par al Liverpool en 1977, cuando Paisley, un ex jugador red de cara rechoncha y tez rojiza, logr¨® el primero de sus tres t¨ªtulos -a¨²n es el ¨²nico t¨¦cnico que ha ganado tres grandes Copas-. Fagan sum¨® la cuarta al desconsolar al Roma en su propio estadio en 1984. Pero, un a?o despu¨¦s, la dram¨¢tica final de Heysel -39 muertos, en su mayor¨ªa seguidores del Juventus- sepult¨® durante a?os al club, que, sin tiempo para recuperarse, se vio azotado por otra tragedia. En 1989, 95 personas, la mayor parte hinchas reds, fallecieron en el estadio Hillsborough, de Sheffield, durante la semifinal de la Copa inglesa entre el Liverpool y el Nottingham Forest. Dos golpes terribles que conmocionaron a la instituci¨®n, que entr¨® en un periodo de confusi¨®n que termin¨® por arrastrar a los ¨²ltimos eslabones con Shankly, caso de Kenny Dalglish, incapaz de superar los sucesos de Hillsborough, y Roy Evans. El Liverpool se hizo permeable a las influencias externas y, primero con el franc¨¦s G¨¦rard Houllier y ahora con Rafa Ben¨ªtez, se convirti¨® en un equipo de babel. El t¨¦cnico madrile?o, un estudioso de los guiones de Shankly que afronta ya su tercera final europea, decidi¨® modernizar la entidad sin una ruptura traum¨¢tica con su historia. De forma inopinada, el Liverpool regres¨® a la c¨²spide hace dos a?os en Estambul. Lo hizo de forma ag¨®nica, con ese gen rabiosamente competitivo que le identifica. Con Ben¨ªtez, tras una remontada may¨²scula, alz¨® el trofeo en la ruleta de los penaltis, como lo hizo en Roma en 1984; como lo hizo en la pen¨²ltima final de la Copa inglesa, ante el West Ham, o en la reciente semifinal de la Champions frente al Chelsea, o con aquel gol de oro en propia puerta de Geli en la final de la Copa de la UEFA de 2001 contra el Alav¨¦s. Y en los ¨²ltimos a?os, tambi¨¦n con un ingl¨¦s al tim¨®n: Steve Gerrard, siempre puntual con el gol en los grandes momentos. Tan punzante como su equipo, al que pocas finales se le han resistido. Por algo su legendario flirteo con la Copa de Europa. Lo mismo que el Milan. Dos imperios a la caza del r¨¦cord del Real Madrid. Una final de leyenda.
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