Empuj¨®n final para lograr la movilizaci¨®n

La campa?a electoral para las elecciones municipales y auton¨®micas del pr¨®ximo d¨ªa 27 entra en su recta final sin que los dos grandes partidos nacionales, PSOE y PP, hayan conseguido imponer mensajes nuevos como centro de sus ofertas pol¨ªticas. El PP ha seguido utilizando, casi en exclusiva, el tema del terrorismo como el gran aglutinador y movilizador de su electorado, mientras que el PSOE ha ensayado varios distintos, (bienestar econ¨®mico, corrupci¨®n urban¨ªstica, intolerancia del PP), sin que ninguno de ellos se haya convertido, por el momento, en el factor indiscutible.

Para el PP, el punto de conexi¨®n han sido las listas electorales de la resucitada Acci¨®n Nacionalista Vasca (ANV), que no fueron impugnadas por el Fiscal General y que recibieron el apoyo de la ilegal Batasuna, as¨ª como la creciente presi¨®n callejera que ejercen los abertzales. Nada le ha distra¨ªdo hasta ahora de esa agenda, alimentada, en ocasiones, por errores como la intervenci¨®n de C¨¢ndido Conde-Pumpido aludiendo a un Guant¨¢namo electoral.

El PSOE, con muchas dificultades para "sacar" el tema vasco del calendario electoral, ha terminado apostando en los ¨²ltimos d¨ªas por centrar m¨¢s su mensaje en los espectaculares casos de corrupci¨®n urban¨ªstica que se atribuyen a cargos populares, especialmente en Castell¨®n, Baleares y Canarias. Los socialistas creen que los niveles de participaci¨®n pueden definir el resultado, por lo que concentran su empuj¨®n final en lograr la movilizaci¨®n gen¨¦rica de su electorado "para hacer frente al PP".

Al margen de que las elecciones municipales suelen tener, a la hora de votar, bastantes m¨¢s enganches locales de lo que creen los propios dirigentes nacionales, ha quedado ya claro que PSOE y PP le conceden a estas elecciones un valor pol¨ªtico importante, no s¨®lo por el reparto de poder territorial que conlleven, sino tambi¨¦n por las se?ales que puedan proporcionarles cara a 2008, especialmente para valorar los efectos de la crispaci¨®n pol¨ªtica y la capacidad de movilizaci¨®n de los "caladeros" electorales propios. El PP, que abri¨® la campa?a hablando de primarias, ha olvidado ese mensaje, demasiado preocupante para los votantes socialistas, mientras que el PSOE ha recorrido el camino inverso.

Por el momento, parece que la campa?a tiene algunas caracter¨ªsticas propias: por ejemplo, el PP est¨¢ utilizando la batalla de Madrid, y a sus dos dirigentes locales, Esperanza Aguirre y Alberto Ruiz-Gallard¨®n, como iconos a nivel nacional, muy por encima del secretario general, ?ngel Acebes, o de su portavoz, Eduardo Zaplana. El enfrentamiento con el candidato socialista a la alcald¨ªa, Miguel Sebasti¨¢n, ha dado, adem¨¢s, impulso a esa estrategia. En el PSOE, ausentes por primera vez personajes secundarios de nivel nacional, como Jos¨¦ Bono, o, incluso, ministros influyentes, capaces de suscitar titulares en todo el pa¨ªs, el peso recae al 100% en Jos¨¦ Luis Rodr¨ªguez Zapatero. El presidente del Gobierno parece el ¨²nico capaz de suscitar semejante movilizaci¨®n general.

Llamativo resulta tambi¨¦n que ni el PSOE ni el PP aludan, ni tan siquiera en la campa?a para la presidencia de las comunidades aut¨®nomas en juego, a los Estatutos reci¨¦n aprobados, caso de la Comunidad Valenciana, o en discusi¨®n, caso de Canarias. Nadie parece confiar en su tir¨®n popular.