El Congreso de EE UU se resiste a regularizar a 12 millones de inmigrantes
Fuertes cr¨ªticas al acuerdo alcanzado por los l¨ªderes de ambas C¨¢maras
Fuertemente criticado desde la derecha y la izquierda, el reciente acuerdo entre los l¨ªderes de ambos partidos en el Congreso y la Casa Blanca sobre una nueva pol¨ªtica de inmigraci¨®n inici¨® esta semana un dur¨ªsimo recorrido en el Capitolio, tan duro que incluso existe el riesgo de que nunca llegue a convertirse en ley. La votaci¨®n en el Senado se ha retrasado ya un par de semanas, y pueden pasar meses hasta que se logre la mayor¨ªa suficiente en la C¨¢mara de Representantes.
Estas dificultades son en gran medida la prueba de la trascendencia de esta legislaci¨®n, que permitir¨ªa la regularizaci¨®n de 12 millones de inmigrantes ilegales y crear¨ªa un nuevo marco para la entrada de trabajadores extranjeros en EE UU. Fuerzas pol¨ªticas y movimientos ciudadanos se han movilizado como pocas veces para hacer frente a una iniciativa que afectar¨ªa considerablemente a las reglas de convivencia en esta sociedad y que puede tener un impacto muy considerable en las elecciones del a?o pr¨®ximo. "El mundo nos est¨¢ observando para ver c¨®mo respondemos a esta crisis [la inmigraci¨®n ilegal]; no les decepcionemos", ha declarado el hombre que teji¨® durante meses los detalles del acuerdo, el senador dem¨®crata Edward Kennedy.
El lunes por la noche, el Senado aprob¨® por 69 votos contra 23 que el texto del compromiso de acuerdo alcanzado la semana pasada sea discutido en esa C¨¢mara como proyecto de ley. El debate previo, no obstante, dej¨® en evidencia el rechazo que esta propuesta provoca. Incluso muchos de los que votaron a favor advirtieron que lo hac¨ªan ¨²nicamente para introducir en el proyecto m¨²ltiples y dr¨¢sticas enmiendas.
Sustancialmente, las cr¨ªticas procedentes de la izquierda son las de los sindicatos, que temen que el programa de trabajadores temporales previsto por esta legislaci¨®n genere una clase proletarizada que abarate el mercado laboral, y las de la derecha son las de una mayor¨ªa de senadores y representantes republicanos que denuncian que se trata de una masiva regularizaci¨®n encubierta y que se premia a quienes han infringido la ley entrando en el pa¨ªs sin permiso.
A todos ellos se suman las organizaciones de trabajadores latinos, representantes de la mayor¨ªa de los ilegales, que se quejan de las restricciones que la nueva ley impondr¨ªa para la concesi¨®n de visados por reunificaci¨®n familiar. La posici¨®n de estas organizaciones se ve matizada, no obstante, por el hecho de que son las m¨¢s interesadas tambi¨¦n en una nueva ley de inmigraci¨®n para sacar de la clandestinidad a millones de latinos.
El presidente George Bush, que se comprometi¨® en su reciente viaje a M¨¦xico a tener en vigor la nueva legislaci¨®n antes del verano, respalda el acuerdo logrado con el Congreso y est¨¢ ansioso por firmar lo que seguramente ser¨ªa el ¨²ltimo y uno de los escasos logros de su segunda Administraci¨®n.
Nos encontramos, pues, en la fase de una dif¨ªcil negociaci¨®n, de nuevo sobre un asunto capital en Estados Unidos. El senador Kennedy se muestra abierto a introducir cambios en su proyecto. "Todos los que hemos trabajado en esto", dijo, "sabemos que hay elementos que respaldamos firmemente y otros que pueden ser mejorados; nadie cree que es una ley perfecta".
Entre otros aspectos pol¨¦micos, este proyecto obliga a los cabezas de familias ilegales a regresar a sus pa¨ªses para solicitar all¨ª visado norteamericano para todo el conjunto familiar, despu¨¦s de pagar multas de varios miles de d¨®lares. Para los pr¨®ximos inmigrantes se crea un visado especial de trabajo temporal que permite una estancia legal de dos a?os y que puede ser renovado hasta tres veces con la condici¨®n de haber pasado un a?o en el pa¨ªs de origen entre cada nueva solicitud.
Los que soliciten permisos de residencia permanente y ciudadan¨ªa norteamericana ser¨¢n juzgados de acuerdo a un nuevo sistema de puntos en el que se tendr¨¢n en cuenta tanto la reunificaci¨®n familiar como el nivel de formaci¨®n y de conocimiento de ingl¨¦s del aspirante. Una de las enmiendas en marcha pretende incluir el ingl¨¦s como idioma oficial de EE UU.
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