Pierre-Gilles de Gennes, f¨ªsico
Cient¨ªfico y pedagogo, gan¨® el Premio Nobel de F¨ªsica en 1991
Pierre-Gilles de Gennes, premio Nobel de F¨ªsica de 1991, cuyas investigaciones te¨®ricas han encontrado numerosas aplicaciones pr¨¢cticas de las que ahora disfrutamos, como las pantallas de televisi¨®n planas de cristal l¨ªquido, falleci¨® el pasado viernes a la edad de 74 a?os. Personaje iconoclasta, carism¨¢tico, era un hombre de una infinita curiosidad que detestaba la pedanter¨ªa y gustaba de trabajar colectivamente.
Cuando fue a recoger el premio que otorga la Academia Sueca, sus miembros le definieron como "el Isaac Newton de nuestra ¨¦poca". ?l rechaz¨® el halago, atribuy¨¦ndolo al "lirismo n¨®rdico". Newton, record¨® entonces con humildad, a los 18 a?os hab¨ªa inventado el telescopio; a los 20, comprendido la ¨®ptica interferencial, y a continuaci¨®n, la gravitaci¨®n y el movimiento de los planetas. "Estaba a otra altura", zanj¨®.
Una de las paradojas de este hombre que, al final de su vida, fiel a su infinita curiosidad, se sumergi¨® en la biolog¨ªa para estudiar los mecanismos del cerebro, es que, cuando le concedieron el Nobel, no se pusieron de acuerdo sobre cu¨¢l de sus descubrimientos citar, de tantos y tan distintos como eran. Finalmente, se lo concedieron por sus trabajos sobre la organizaci¨®n de la materia, los pol¨ªmeros y los cristales l¨ªquidos. Concretamente por sus m¨¦todos en el estudio de los fen¨®menos en sistemas simples que pueden generalizarse hacia formas de materia m¨¢s complejas.
Cient¨ªfico y pedagogo, era un librepensador, un sabio. Cubr¨ªa un campo extraordinariamente amplio de la ciencia. Era tambi¨¦n un gran divulgador. En realidad, Pierre-Gilles de Gennes era lo m¨¢s parecido a un hombre del renacimiento que se pueda encontrar en nuestros d¨ªas. Nuestro mundo est¨¢ lleno de inventos derivados de su pensamiento: desde las pantallas planas de televisi¨®n a los relojes de cristal l¨ªquido o al pegamento capaz de pegar todo tipo de materiales.
Pero su formaci¨®n intelectual fue todo menos acad¨¦mica. Nacido en Par¨ªs en 1932, pas¨® su infancia en un pueblo del interior de la Provenza. Su padre muri¨® en 1941 y fue educado por su madre en el amor a la literatura y la historia. En un momento, incluso lo sac¨® del colegio para que perfeccionara su cultura general en los pasillos del Museo del Louvre.
"La aut¨¦ntica cuesti¨®n de honor, no es tener siempre la raz¨®n. Es atreverse, proponer ideas nuevas, y a continuaci¨®n verificarlas. Y tambi¨¦n, por supuesto, saber reconocer p¨²blicamente los errores". "El honor del cient¨ªfico", a?ad¨ªa, "es absolutamente lo contrario que el honor de don Diego. Cuando se ha cometido un error hay que poner la cara". Tal vez por ello, como explicaba ayer uno de sus colegas: "Ten¨ªa el sentido de lo que es importante y de lo que no lo es tanto".
Fue un gran divulgador. Recorri¨® escuelas e institutos y ejerci¨® como profesor en las instituciones m¨¢s reputadas de Francia. Era un pedagogo que se expresaba en t¨¦rminos comprensibles sobre las cuestiones cient¨ªficas m¨¢s complejas.
De Genes fue miembro de la Academia francesa de las Ciencias, dirigi¨® la Escuela Superior de F¨ªsica y Qu¨ªmica Industrial de la ciudad de Par¨ªs hasta 2002, a?o en el que pas¨® a dedicarse a la ense?anza en el Instituto Curie de la capital.
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