El sue?o se termin¨®
El Desaf¨ªo pierde ante New Zealand y se despide con un brillante puesto de semifinalista, la mejor clasificaci¨®n de un equipo espa?ol
Era un d¨ªa para la ¨¦pica, la tragedia y todas esas cosas que mueven los corazones. Vientos de 19 nudos, olas de dos metros, riesgo de roturas en los barcos, Trafalgar, Lepanto, victoria o muerte. Un d¨ªa para naufragar o seguir so?ando. Pero la ¨¦pica naci¨® cuando faltaba la televisi¨®n, que deja poco lugar a la fantas¨ªa. Las im¨¢genes de V¨ªctor Mari?o achicando agua con cubos de pl¨¢stico no dejaban muchas alternativas. ?pica no iba a haber; naufragio, quiz¨¢s. Tras perder contra New Zealand, el Desaf¨ªo se despidi¨® de la Copa del Am¨¦rica con un meritorio puesto de semifinalista, la mejor clasificaci¨®n espa?ola en el torneo.
Animados por el ¨²ltimo triunfo se hab¨ªa divulgado la idea, cierta, de que el barco local era r¨¢pido con vientos fuertes; pero enfrente ten¨ªan a los kiwis, que no han aprendido a navegar en una piscina de Playmobil. Aparecieron los vientos fuertes, fort¨ªsimos, los m¨¢s violentos de toda la competici¨®n. El Mediterr¨¢neo se visti¨® de mar de Tasmania, todo de negro, con olas de dos metros. Y la tripulaci¨®n del New Zealand disfrut¨® -sin que se les notara en la cara, por supuesto- de principio a fin. El temporal era su mejor forma de navegaci¨®n y la match race, su especialidad. Lo que aqu¨ª se decide a penaltis, ellos lo hacen al match race. Los mejores especialistas o son neozelandeses (Coutts, Dickson, Barker) o australianos (Spithill); el resto va unos cuantos pasos detr¨¢s, ayer, exactamente, a 14 segundos.
El equipo espa?ol competir¨¢ en la pr¨®xima edici¨®n si la prueba se disputa en Europa
El Desaf¨ªo qued¨® atrapado en un rinc¨®n de la presalida. Una maniobra envolvente de los hombres de Barker bast¨® para dejar desnortado al barco espa?ol dirigido por Jablonski. Cualquier esperanza de victoria del Desaf¨ªo pasaba por hacerlo todo bien, y New Zealand algo mal. ?sa hab¨ªa sido la realidad de toda la semifinal; la realidad del diferente nivel de los dos barcos. Por eso los dos triunfos arrancados al New Zealand hab¨ªan sabido a proeza.
Una salida mala era derrota segura. El Desaf¨ªo sali¨® con 14 segundos de desventaja sobre New Zealand, que adem¨¢s parec¨ªa volar sobre las aguas, mientras el Desaf¨ªo avanzaba a cabezazos, chocando con las olas, desgarr¨¢ndolas. Mientras los kiwis descansaban pl¨¢cidamente en su cubierta, los espa?oles navegaban con el agua hasta los tobillos, las botellas naufragando en la cubierta y V¨ªctor Mari?o y Kike Rossberg achicando el agua con cubitos de pl¨¢stico. En la despedida del Desaf¨ªo por fin el espectador com¨²n pod¨ªa solidarizarse con un problema de navegaci¨®n que le resultaba familiar: el desesperado recurso del cubo ante el naufragio. "Casi nos hundimos", explic¨® Jablonski. "Ten¨ªamos demasiada agua en cubierta". Con esos vientos y esas olas, ninguno de los dos barcos quiso arriesgarse en una guerra de maniobras. Al New Zealand, porque le bastaba con conservar; el Desaf¨ªo, porque no pod¨ªa. Boya tras boya, los kiwis aumentaban la diferencia sin arriesgar.
La ¨²nica esperanza del Desaf¨ªo era la rotura, una rotura, claro, de los otros; pero el New Zealand, que se rompi¨® dos veces en sus propias aguas hace cuatro a?os, esta vez resisti¨® a todo y naveg¨® con alegr¨ªa y velocidad para satisfacci¨®n de sus dise?adores, en general, y del espa?ol Marcelino Bot¨ªn, en particular. Tambi¨¦n se llev¨® otro triunfo moral el barco espa?ol: los elogios del t¨¢ctico neozeland¨¦s Hutchinson. Y del mundo de la vela. El equipo espa?ol se despide de la competici¨®n con la cabeza bien alta, despu¨¦s de ganar el 56% (15 de 27) de sus regatas en la Copa Louis Vuitton y con la promesa de que el Desaf¨ªo navegar¨¢ en la pr¨®xima edici¨®n "si la prueba se disputa en Europa".
New Zealand o los italianos de Luna Rossa ser¨¢n los que desaf¨ªen al campe¨®n Alinghi. Despu¨¦s de los sustos vividos hasta ahora, es imprevisible el pron¨®stico. Ya se han dado todas las sorpresas que cab¨ªan. La gran actuaci¨®n de los surafricanos del Shosholoza en las liguillas; las victorias del Desaf¨ªo Espa?ol en semifinales y, sobre todo, la estrepitosa derrota del Oracle, que no es s¨®lo un fracaso de la chequera infinita. El fracaso roza al Alinghi. Hay que recordar que el Alinghi, como campe¨®n, y el Oracle, como primer barco en desafiarle, pactaron las normas de esta edici¨®n, calendario de regatas por Europa y sistema de puntuaci¨®n.
El sue?o de Oracle se acab¨® hace cuatro d¨ªas. El del Desaf¨ªo, ayer. Pero mientras los norteamericanos viven una pesadilla, los espa?oles conf¨ªan en que la Copa del Am¨¦rica se quede en Europa y as¨ª empezar, otra vez, a so?ar bonito.
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