Un suicidio de papel
El testimonio autoinculpatorio de un detenido en Marruecos relaciona a El Haski con la 'yihad'
La sesi¨®n de la ma?ana termina pronto y el juez G¨®mez Berm¨²dez aprovecha para pedirle al secretario que lea la declaraci¨®n de un tal Nafia Noureddine, preso en Marruecos por los atentados de Casablanca. Es la una de la tarde y tres minutos. A la una y 38 minutos, el se?or secretario sigue leyendo, se le ha acabado la botella de agua mineral y no ha llegado ni a la mitad de la declaraci¨®n.
-En Italia no estuve mucho tiempo -declara el tal Nafia a trav¨¦s de la voz del secretario- pues viaj¨¦ a Damasco despu¨¦s de permanecer siete horas en Estambul. Durante ese tiempo me entrevist¨¦ con...
-?Le falta mucho, se?or secretario?- se impacienta G¨®mez Berm¨²dez.
-Pues s¨ª, se?or¨ªa, voy por la p¨¢gina 25 y son 55.
A uno de los acusados, Rachid Aglif, alias El Conejo, le entra la risa floja y escribe en un papel que ense?a a trav¨¦s del cristal blindado: "Este t¨ªo -refiri¨¦ndose al preso marroqu¨ª- se ha tragado una radio...". Por una vez, todos los presentes experimentan una sensaci¨®n parecida: hay que ver lo que largan los detenidos en las comisar¨ªas de Marruecos. El tal Nafia lo cuenta todo: los pa¨ªses que visit¨®, los pasaportes falsos que us¨®, qui¨¦nes fueron sus compinches, cu¨¢les y d¨®nde est¨¢n los campos de entrenamiento afganos en los que fue adiestrado y el tipo de armamento que utiliz¨® junto a los talibanes...
Una comisar¨ªa marroqu¨ª
M¨¢s que una declaraci¨®n, parece un suicidio de papel. No busca excusas ni coartadas. Se derrota. Lo canta todo. Hay personas de natural maliciosas a las que extra?a que tal locuacidad se produzca de forma espont¨¢nea en una comisar¨ªa marroqu¨ª, sobre todo porque cada rengl¨®n es canjeable por varios a?os de condena.
-Se interrumpe la sesi¨®n hasta las cuatro de la tarde.
El secretario respira, y la sala con ¨¦l. Durante m¨¢s de media hora ha ido trastabillando folio a folio, a punto de romperse la crisma cada vez que se topa con un nombre ¨¢rabe. El secretario es un tipo que cae bien, sobre todo por su forma paciente de aguantar los derrotes que le dedica el juez cada vez que no ejecuta una orden a la velocidad del sonido. Por la tarde, la fiscal Olga S¨¢nchez decide aliviarle el trabajo. S¨®lo tiene que leer dos folios m¨¢s de la declaraci¨®n de Nafia Noureddine.
En uno de ellos, el preso marroqu¨ª habla de sus reuniones en Afganist¨¢n con el mism¨ªsimo Bin Laden. En el otro, detalla los nombres de las c¨¦lulas del Grupo Isl¨¢mico Combatiente Marroqu¨ª en B¨¦lgica y Francia. La fiscal quiere demostrar que la familia de El Haski -uno de los acusados- estuvo en el meollo de la organizaci¨®n de los atentados del 11-M.
Por la tarde, y antes de que una tormenta anticipe el final de la sesi¨®n n¨²mero 40, la sala escucha el testimonio de un psiquiatra forense. Habla de los vecinos que el 3 de abril de 2004 tuvieron que marcharse precipitadamente de sus casas en la calle Mart¨ªn Gaite de Legan¨¦s: "Hay un paciente que viv¨ªa pared con pared con el piso que hab¨ªan alquilado los terroristas. Durante dos horas vivi¨® la angustia del terror. Adem¨¢s, estaba embarazada. Embarazada a t¨¦rmino. Escuch¨® los c¨¢nticos de los terroristas. Y hay que tener en cuenta, adem¨¢s, que todo aquello sucedi¨® muy poco tiempo despu¨¦s del atentado del 11-M. Ella y otros de sus vecinos no pueden olvidar la sensaci¨®n de terror que vivieron aquella tarde cuando alguien les dijo que hab¨ªa terroristas cerca, cuando oyeron los c¨¢nticos, cuando empezaron a ver polic¨ªas... Algunos enseguida, pero otros a los pocos d¨ªas, empezaron a sentir miedo, a padecer insomnio, temblores...". Es la angustia que no cesa.
LA VISTA AL D?A
El tribunal analiza los informes periciales sobre explosivos
La vista oral se sumerge a partir del lunes en intensas sesiones para analizar, con la ayuda de los peritos, los informes sobre la composici¨®n de los distintos explosivos utilizados en el atentado de los trenes.
LAS FUTURAS INDEMNIZACIONES
Las acusaciones pedir¨¢n un mill¨®n de euros por cada asesinado
Los abogados de las acusaciones particulares pedir¨¢n al final de la vista oral una indemnizaci¨®n de un mill¨®n de euros para las familias de cada asesinado en los atentados de los trenes del 11 de marzo de 2004.
Los 312 kilos de dinamita del comando terrorista
La c¨¦lula que perpetr¨® el 11-M pudo disponer de hasta 312 kilos de dinamita Goma 2 procedente de la mina Conchita (Asturias), seg¨²n las estimaciones de peritos de la Guardia Civil.
Los efectos sobre los heridos en las explosiones
El m¨¦dico forense Santiago Delgado habl¨® ayer en el juicio sobre el estr¨¦s postraum¨¢tico que han sufrido los afectados del atentado terrorismo de los trenes.
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