Tinariwen: el rock se pone turbante
Est¨¢ el rock and roll preparado?". Con este provocativo titular saludaba en portada la revista brit¨¢nica Songlines el nuevo disco de los saharauis Tinariwen, un septeto de tuaregs que tocan puro blues africano con afiladas guitarras el¨¦ctricas. La suya es m¨²sica ¨¢spera, sombr¨ªa y no particularmente accesible, pero su torrencialidad ha obrado el milagro: Aman Iman (El agua es vida), el disco en cuesti¨®n, ocupa el primer puesto en la lista europea de ritmos ¨¦tnicos, al tiempo que la banda se apresta para ejercer de telonera de los mism¨ªsimos Rolling Stones el pr¨®ximo mes de agosto, en su concierto del castillo dublin¨¦s de Slane.
Al frente de Tinariwen, Ibrahim Ag Alhabib empu?a su Stratocaster con un brillo de orgullo en la mirada y un razonable parecido f¨ªsico con ?Keith Richards! "A fin de cuentas, los dos tocamos blues", concede entre risas, "as¨ª que debemos compartir alguna conexi¨®n gen¨¦tica". Pero su periplo vital es, seguramente, a¨²n m¨¢s fascinante que el del autor del riff de Satisfaction. Ag Alhabib concili¨® durante a?os su carrera musical con la de soldado y en 1990 encabez¨® la rebeli¨®n militar tuareg contra el Gobierno maliense. Fueron tiempos en los que Ibrahim se echaba al hombro, junto al m¨¢stil de las seis cuerdas, un subfusil Kal¨¢shnikov. "La guerra es guerra y la m¨²sica es m¨²sica, no conviene confundirlas", reflexiona tras un intenso silencio. "Mi carrera de soldado fue s¨®lo un episodio de mi vida, pero ahora s¨¦ que la m¨²sica es un arma mucho m¨¢s efectiva. Cuando los hombres del desierto nos sublevamos, s¨®lo se enteraron en Mal¨ª y N¨ªger, adem¨¢s de alg¨²n intelectual y un pu?ado de periodistas franceses. Ahora el ¨¦xito de la m¨²sica tuareg nos permite ense?ar al mundo que existe una ciudad llamada Kidal, al sur del S¨¢hara, donde habita una de las civilizaciones m¨¢s antiguas de la tierra".
Convertidos en aut¨¦nticos embajadores volantes de su pueblo, los siete integrantes de Tinariwen pisan escenarios remotos, comparten discogr¨¢fica (Independiente) con Travis o Embrace y coinciden en los plat¨®s televisivos con personajes como los Artic Monkeys. Pero aunque asuman disciplinadamente los despliegues tecnol¨®gicos o las salas de maquillaje, no cambiar¨ªan la quietud del desierto por nada del mundo. "A veces me deslumbran algunos edificios de Londres o la iluminaci¨®n de los estudios centrales de la BBC, pero disto mucho de envidiar la civilizaci¨®n occidental", anuncia Ibrahim. "No entiendo el ritmo de vida que llevan ustedes, la velocidad a la que se mueven o el espacio tan escaso con el que se conforman. Me amoldo a lo que sea necesario mientras estoy trabajando, pero, cada vez que regreso a casa, comprendo que la libertad y quietud del desierto no tienen comparaci¨®n con nada".
Los doce cortes de Aman
Iman se registraron en diez d¨ªas escasos en la capital maliense, Bamako, bajo la supervisi¨®n del brit¨¢nico Justin Adams, gran conocedor de la m¨²sica del desierto. El productor y guitarrista del ¨²ltimo Robert Plant les dej¨® expresarse a sus anchas. Sin injerencias. "Cuando acab¨¢bamos de tocar, ¨¦l ten¨ªa la habilidad de encontrar peque?os motivos en nuestras canciones, patrones r¨ªtmicos o mel¨®dicos que a nosotros mismos nos pasaban inadvertidos, y sacarles todo el partido. Nos queremos y respetamos", resume Ag Alhabib.
Las suyas son canciones de amor y orgullo en lengua tamashek, a menudo impregnadas de sentimientos -a?oranza, dolor, p¨¦rdida- grabados en el c¨®digo gen¨¦tico de todo un pueblo. "No podemos sustraernos al dolor y la nostalgia: son parte consustancial de nuestras propias existencias", explica Ibrahim. "Yo mismo perd¨ª a mi padre de ni?o y no supe de su muerte hasta muchos a?os despu¨¦s. Tambi¨¦n vi la primera rebeli¨®n tuareg, en 1963, y sufr¨ª en carnes la represi¨®n. Todo ello me dej¨® un poso de ira y amargura que no pude sofocar durante a?os". Y concluye: "A veces me pregunto si no podr¨ªamos cantar historias soleadas y divertidas, pero lo veo complicado: toda nuestra po¨¦tica tuareg gira en torno al sufrimiento, la nostalgia y, desde luego, el orgullo".
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