El buque escuela del horror
La verdad -siniestra, y tantas veces tr¨¢gica- se abre paso una vez m¨¢s. Durante d¨¦cadas, la Armada de Chile neg¨® toda implicaci¨®n de su buque escuela Esmeralda en los cr¨ªmenes y torturas de la represi¨®n pinochetista. Pero los testimonios se siguen acumulando sobre dicho buque como escenario de atrocidades, que van saliendo a la luz por v¨ªa policial y judicial. Ahora es la se?ora Patricia Gallardo Callahan, entonces esposa del que fue oficial de la Armada Ricardo Monje Mohr, la que, despu¨¦s de haber sido contactada por el Programa de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, ha prestado declaraci¨®n ante la Brigada de Derechos Humanos de la Polic¨ªa de Investigaciones. Las terribles confidencias que le hizo su marido sobre lo que estaba ocurriendo a bordo del Esmeralda en aquellos d¨ªas y semanas posteriores al golpe de septiembre de 1973 se convirtieron para ella en una pesadilla que la ha martirizado desde entonces. "Mi marido", dice, "no tendr¨ªa que haberme dado informaci¨®n de esa naturaleza. Yo no estaba preparada para una cosa as¨ª... No fui a la Escuela Naval, no era su igual ni su compa?era de armas, sino su esposa. Hasta ahora ha sido un cargo de conciencia terrible". "Despu¨¦s de muchos a?os puedo gritar la verdad y hacerla p¨²blica. Y me he sentido cobarde por no hacerlo antes", confiesa aliviada tras su declaraci¨®n.
El Esmeralda, hasta el d¨ªa 10 de septiembre de 1973, pudo ser considerado como una embajada itinerante de la Rep¨²blica de Chile, que recorr¨ªa el mundo dando una honorable imagen de los hombres y las instituciones de aquel entra?able pa¨ªs. Pero lleg¨® el infausto 11 de septiembre de aquel a?o, y, ya al anochecer de aquella tr¨¢gica fecha, fueron conducidos al buque, atracado en el puerto de Valpara¨ªso, un nutrido grupo de hombres y mujeres, arrestados en las primeras horas del golpe militar. Entre ellos se hallaba el abogado Luis Vega, letrado del Ministerio del Interior.
En su declaraci¨®n jurada sobre los hechos vividos desde aquel momento y en los nueve d¨ªas siguientes, el abogado Vega pormenoriz¨® los atropellos y tratos inhumanos que desde aquel momento hubieron de sufrir a manos de los oficiales y alumnos guardiamarinas de la tripulaci¨®n. "En cierto momento, las v¨ªctimas maltratadas superaban el centenar, entre hombres y mujeres. El trato dado por estos marinos a las mujeres era ultrajante", precisa el declarante. Hasta el 10 de septiembre -dice- aquel nav¨ªo hab¨ªa sido, para ¨¦l y para diez millones de chilenos, la Dama Blanca, el Orgullo Nacional. "Representaba a la democracia chilena, la hombr¨ªa, la caballerosidad de los oficiales y marinos chilenos". Pero aquellos hechos ignominiosos lo convirtieron -afirma el abogado declarante- en una "c¨¢mara de torturas y azotes, c¨¢rcel flotante del horror, la muerte y el terror para chilenos y chilenas".
Otro notable caso, a¨²n m¨¢s tr¨¢gico, fue el del sacerdote cat¨®lico chileno-brit¨¢nico Miguel R. Woodward, profesor de la Universidad de Valpara¨ªso. Detenido por una patrulla naval el 16 de septiembre, fue conducido al Esmeralda, donde fue sometido a terribles torturas. Ya en estado ag¨®nico, y por indicaci¨®n de un m¨¦dico de la Armada, fue enviado el 22 de septiembre al Hospital Naval de Valpara¨ªso, donde falleci¨®, v¨ªctima del irreparable estado f¨ªsico que padec¨ªa. Aunque la Iglesia Cat¨®lica reclam¨® su cuerpo, nunca le fue entregado. Por su parte, el testimonio de Mar¨ªa Eliana Comen¨¦, estudiante de la Universidad Cat¨®lica de Valpara¨ªso, que contrajo una gonorrea como resultado de las repetidas violaciones sufridas en dicho buque, y despu¨¦s en la Academia Naval, resulta revelador respecto a los ultrajes y torturas que las mujeres all¨ª recluidas tuvieron que sufrir. A su vez, la declaraci¨®n del propio alcalde de Valpara¨ªso, Sergio Vuskovitz, ante la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos resulta espeluznante en la descripci¨®n de las torturas que all¨ª recibi¨®.
Este uso ignominioso del buque escuela qued¨® reiteradamente denunciado por instituciones tales como la Comisi¨®n Interamericana de Derechos Humanos de la OEA (Informe de 24-10-74), Amnist¨ªa Internacional (Informe de 22-3-80), el Senado de los Estados Unidos (Resoluci¨®n 361 de 16-6-86), as¨ª como, en el ¨¢mbito nacional, por el Informe Rettig de la Comisi¨®n Nacional de Verdad y Reconciliaci¨®n (1990). Informes, todos ellos, que demuestran c¨®mo el buque escuela Esmeralda fue utilizado como centro de detenci¨®n y tortura en el puerto de Valpara¨ªso en aquellas tr¨¢gicas fechas de 1973.
Durante tres d¨¦cadas las autoridades navales chilenas negaron c¨ªnicamente todo reconocimiento p¨²blico sobre los excesos cometidos a bordo de un nav¨ªo tan representativo del Estado de Chile y de sus Fuerzas Armadas. Y en un caso concreto tan destacado como el del padre Woodward, se neg¨® expresamente que este sacerdote hubiera muerto como consecuencia de las torturas sufridas a bordo del buque. No obstante, en sus respectivos testimonios individuales, dos altos oficiales, Guillermo Aldoney y Carlos Fanta, reconocieron ya en 1990, ante la Comisi¨®n Rettig, que la muerte del citado eclesi¨¢stico fue motivada por las torturas sufridas a bordo del buque escuela, aunque su muerte se produjo despu¨¦s en el Hospital Naval.
Sin embargo, el reconocimiento institucional iba a tardar mucho m¨¢s en llegar. Ya en 2004, ante las abrumadoras evidencias acumuladas por la nueva Comisi¨®n Valech, la Armada hubo de reconocer que se cometieron actos de tortura y otras aberraciones a bordo del Esmeralda. Por ¨²ltimo, en septiembre de 2006, la Armada hizo entrega oficial a la jueza Mar¨ªa Eliana Quezada de la bit¨¢cora del buque escuela, donde, en contra de lo negado por tanto tiempo, aparec¨ªa registrado el ingreso del padre Woodward y de otras v¨ªctimas de aquella criminal represi¨®n.
Nuevamente la verdad se abre paso, aunque con desesperante lentitud. Ahora es la esposa de un antiguo represor la que aporta nuevas precisiones al esclarecimiento de unos horrores perpetrados, seg¨²n proclamaban sus autores -nunca lo olvidemos-, en defensa de la civilizaci¨®n cristiana y occidental.
Prudencio Garc¨ªa es investigador y consultor del Instituto Ciencia y Sociedad.
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