Como en la Restauraci¨®n
El 'n¨²mero dos' de Fabra, que acapara donaciones de fincas, se mueve en su pueblo entre elogios superlativos y cr¨ªticas a media voz
Entre elogios superlativos de sus incondicionales y cr¨ªticas a media voz de los vecinos reticentes se mueve en su pueblo el n¨²mero dos de Carlos Fabra en la Diputaci¨®n de Castell¨®n, Francisco Mart¨ªnez, del PP, un pol¨ªtico envuelto en un descabellado esc¨¢ndalo de corrupci¨®n ligada al suelo en el municipio del que es alcalde, Vall d'Alba, de 3.000 habitantes que recuerda a los apa?os de los caciques de la Restauraci¨®n para agrandar sus patrimonios.
Su familia comenz¨® a salir adelante con una tienda que hoy es un supermercado. Teresa es una se?ora que ahora despacha all¨ª. "Es una barbaridad que se acuse al alcalde, ¨¦l ha dispuesto para el pueblo un paseo mar¨ªtimo, aunque aqu¨ª no tengamos playa, y una ermita, y un instituto, y una plaza de toros", afirma. "Por aqu¨ª no hay otro pueblo que tenga estas cosas", dice Ximo, junto a Teresa, al frente del local. "Si el alcalde ha prosperado, ha prosperado toda Vall d'Alba". "Lo que pasa es que aqu¨ª hay cuatro hijos de puta y lo quieren joder todo", a?ade un cliente, con cierta tensi¨®n.
"Mart¨ªnez lleva 16 a?os en el poder. Es raro que se le critique abiertamente", dice una vecina
El coche oficial del alcalde se encuentra bajo su casa, una apabullante construcci¨®n situada junto al autoservicio. Al final, Mart¨ªnez, que no atiende llamadas de ning¨²n medio, sale y, bronceado, muy bien vestido, habla. "Todas las tierras me las han donado familiares; es mentira que haya habido ninguna compraventa", dice. "Todo lo que se ha hecho es correcto y legal".
El alcalde, en pocos a?os, ha acabado siendo propietario de 13 fincas supuestamente donadas por particulares. Ha adquirido una superficie de terreno -la mayor¨ªa en el t¨¦rmino municipal de Vall d'Alba- similar a 47 campos de f¨²tbol, m¨¢s de 380.000 metros cuadrados. Pero s¨®lo ha pagado por una parte de ¨¦l, ya que el resto figura como donaci¨®n por parte de sus titulares. Al menos dos de esas fincas fueron recalificadas. Una de las parcelas la vendi¨® por m¨¢s de 150.000 euros, cuando el valor de la donaci¨®n que ¨¦l recibi¨® era de 1.200 euros.
Algunos donantes fueron sus propios padres, y tambi¨¦n una prima suya. Otros de los supuestos donantes no mantienen lazos familiares, pese a la insistencia en lo contrario del alcalde, quien opina que cualquier ciudadano puede recibir donaciones de ese estilo "cuando su familia se hace mayor". As¨ª, una mujer le don¨® varias fincas. En ellas se han construido unas viviendas tutelares en las que vive ella misma y, seg¨²n confirman en la residencia, hasta el propio padre de Mart¨ªnez. Pero, sin embargo, la familia de la mujer explica que el lazo que les une se remonta, en parentesco de segundo grado, al bisabuelo del alcalde. Algo demasiado tenue para tanta generosidad consangu¨ªnea.
Muchas de las tierras estaban tradicionalmente sin registrar. "Por tradici¨®n, en parte del territorio castellonense no hay hechas escrituras de terrenos", explica el abogado Jos¨¦ Luis Ramos. Para la concreci¨®n de las "donaciones" fue necesario el recurso al art¨ªculo 205 de la Ley Hipotecaria, que permite inscribir bienes siempre que existan testigos que acrediten ante notario que se ha adquirido el derecho con anterioridad. "Es una pr¨¢ctica que se remonta a la ¨¦poca de la Restauraci¨®n", explica el historiador y profesor universitario Jos¨¦ Antonio Piqueras. "A trav¨¦s de los ayuntamientos, personas con influencia se dedicaban a conseguir informaciones sobre bienes vacantes susceptibles de ser ocupados".
En el actual caso de Vall d'Alba, los testigos habituales fueron dos funcionarios del ayuntamiento. Preguntado uno de ellos, Sergio Vilar, prefiere callar para evitar "cualquier mala interpretaci¨®n". Quien s¨ª habl¨® fue Aurelio Suller, un supuesto donante de tierras al alcalde. Revel¨® a la cadena SER que en realidad se realiz¨® una venta, y que se disfraz¨® como donaci¨®n de cara a Hacienda. El PSOE local asegura que, al menos, conoce otro caso de esas caracter¨ªsticas. "Pero esta persona tiene miedo", dice Francisco Grande, cabeza de lista electoral socialista en Vall d'Alba. "Si te pones contra el alcalde acabas en una lista negra", apunta.
En un bar, opina la mujer que hay tras la barra. "Este se?or lleva 16 a?os en el poder. Es raro que se le critique abiertamente". Rom¨¢n, estudiante de 20 a?os, se?ala que comentar cosas del alcalde en el pueblo "es tab¨²". Una se?ora limpia su casa. Preguntada al respecto, sonr¨ªe: "Es mejor callar". Otra persona dice en televisi¨®n: "Si le han regalado tierras, ser¨¢ que se lo merece".
Sin embargo, es cierto que algunos vecinos perjudicados por ciertos negocios ya claman contra el alcalde. Por ejemplo, aquellos que fueron expropiados a bajo precio para la construcci¨®n de un pol¨ªgono y ahora ven que se ha planeado un campo de golf. En el lado opuesto, est¨¢n sus defensores a ultranza. "Muchos de sus afectos tienen empadronados a gente de cara a elecciones", explica Francisco Grande. "Est¨¢ empadronado hasta su hermano, que no vive aqu¨ª". Se refiere a Juan Miguel, peluquero, que fue famoso por ser pareja de la cantante Karina. "En casa de una persona de la lista del PP hay empadronadas otras 19". En total, 91 empadronamientos supuestamente irregulares que han llevado a los socialistas a denunciar el hecho judicialmente.
Quiz¨¢ sea una manera apremiante de luchar contra alguien que ha llegado a reunir el 70% del voto local. Seg¨²n Carles Mulet, concejal de Esquerra Unida en el cercano pueblo de Cabanes, "Mart¨ªnez ha convertido Vall d'Alba en un municipio neur¨¢lgico, acaparando inversiones p¨²blicas que no le correspond¨ªan".
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