Las lecciones de China para el Banco Mundial
El peri¨®dico China Daily public¨® hace poco en su portada una informaci¨®n en la que contaba que Paul Wolfowitz empleaba amenazas y groser¨ªas para presionar al personal del Banco Mundial. Al mismo tiempo, mientras se produc¨ªa el esc¨¢ndalo de Wolfowitz, China acog¨ªa al Banco Africano de Desarrollo (BAD), que celebr¨® la asamblea de su junta directiva en Shanghai. ?sta es una clara met¨¢fora del mundo de hoy: mientras el Banco Mundial se ve atrapado en la corrupci¨®n y la controversia, China eleva h¨¢bilmente su perfil geopol¨ªtico.
Durante la asamblea de la junta del BAD, tuve la oportunidad de participar en reuniones entre altos funcionarios chinos y africanos. Los consejos que recibieron los l¨ªderes africanos de sus hom¨®logos chinos fueron sensatos y mucho m¨¢s pr¨¢cticos que los que suelen obtener del Banco Mundial.
Las autoridades chinas subrayaron el papel crucial de las inversiones p¨²blicas, sobre todo en agricultura e infraestructuras, como forma de sentar las bases para un crecimiento que luego est¨¦ dirigido por el sector privado. En una econom¨ªa rural, pobre y hambrienta, como era China en los a?os setenta y es hoy la mayor parte de ?frica, aumentar la productividad agraria es un punto de partida fundamental. Los peque?os agricultores necesitan las ventajas que proporcionan los fertilizantes, los regad¨ªos y las semillas de alto rendimiento, elementos que constituyeron la base del despegue econ¨®mico de China.
Tambi¨¦n son necesarias otras dos grandes clases de inversiones: carreteras y electricidad, sin las que no puede existir una econom¨ªa moderna, porque los agricultores podr¨ªan aumentar su producci¨®n pero no podr¨ªan llevarla a la ciudad, ni la ciudad podr¨ªa enviar suministros al campo. Los representantes chinos destacaron que el Gobierno ha hecho un gran esfuerzo para garantizar que la red de electricidad y transporte llegue a todos los pueblos del pa¨ªs.
Como es natural, los l¨ªderes africanos agradecieron especialmente el mensaje que vino a continuaci¨®n: China est¨¢ dispuesta a ayudar a ?frica de forma sustancial en los sectores de la agricultura, las carreteras, la energ¨ªa, la sanidad y la educaci¨®n. Y los dirigentes africanos ya saben que no son promesas huecas. China est¨¢ financiando y construyendo infraestructuras b¨¢sicas en toda ?frica. Durante la reuni¨®n, los l¨ªderes chinos destacaron su voluntad de apoyar tambi¨¦n la investigaci¨®n agraria. Hablaron de las nuevas variedades de arroz de alto rendimiento, que est¨¢n dispuestos a compartir con sus colegas africanos.
Todo esto contribuye a mostrar qu¨¦ es lo que no funciona en el Banco Mundial, aparte del liderazgo fallido de Wolfowitz. Los fallos del Banco comenzaron a principios de los a?os ochenta, cuando, bajo el influjo ideol¨®gico del presidente Ronald Reagan y de la primera ministra Margaret Thatcher, intent¨® que ?frica y otras regiones pobres recortaran o eliminaran las inversiones y los servicios oficiales y abandonaran a los agricultores pobres a su suerte. El resultado para ?frica ha sido desastroso, con decenios de estancamiento de la productividad agraria. Asimismo, el Banco foment¨® la privatizaci¨®n de los sistemas nacionales de salud, el abastecimiento de agua y las redes de carreteras y electricidad, y disminuy¨® seriamente los fondos destinados a unos sectores tan importantes.
Esta ideolog¨ªa de libre mercado llevada al extremo, llamada tambi¨¦n "ajuste estructural", contradec¨ªa las lecciones aprendidas de los ¨¦xitos en China y el resto de Asia, que demuestran que las inversiones p¨²blicas -en agricultura, sanidad, educaci¨®n e infraestructuras- son complementos necesarios a las inversiones privadas. Pese a ello, el Banco Mundial las ha considerado enemigas del desarrollo del sector privado.
Afortunadamente, los gobiernos africanos han comprendido c¨®mo estimular el crecimiento econ¨®mico y adem¨¢s est¨¢n obteniendo una ayuda important¨ªsima de China y otros socios menos entusiastas que el Banco Mundial de la ideolog¨ªa de libre mercado llevada al extremo. Sin embargo, el descalabro de Wolfowitz deber¨ªa servir de llamada de atenci¨®n para el Banco: volver a centrarse en estrategias pr¨¢cticas de desarrollo es la ¨²nica forma de poder hacer justicia a la audaz visi¨®n de un mundo de prosperidad compartida que inspir¨® su creaci¨®n despu¨¦s de la Segunda Guerra Mundial.
Jeffrey D. Sachs es catedr¨¢tico de Econom¨ªa y director del Instituto de la Tierra en la Universidad de Columbia. Traducci¨®n de Mar¨ªa Luisa Rodr¨ªguez Tapia. ? Project Syndicate, 2007.
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