Proyecto
Estas dos ¨²ltimas semanas anduve paseando por Barcelona con el grato pretexto de acompa?ar a unos amigos extranjeros que la visitaban de nuevo despu¨¦s de no s¨¦ cu¨¢ntos a?os. Conocedores de la ciudad y de muchas ciudades, quer¨ªan ver los cambios y a eso nos dedicamos, entre otras cosas. Como el clima era bueno, espero que lo pasaran bien. A m¨ª, en todo caso, me brind¨® la oportunidad de ver despacio y con objetividad lugares a los que nunca voy, o a los que voy de prisa, a una raz¨®n gesti¨®n, o tan a menudo que ya no les presto atenci¨®n. En resumidas cuentas, una mirada de conjunto que el tiempo y la rutina hab¨ªan eclipsado. Bajo esta visi¨®n de p¨¢jaro aut¨®ctono, decid¨ª para m¨ª que unas cosas hab¨ªan envejecido bien, otras, mal, y otras hab¨ªan ido por caminos distintos de los que se les asign¨® sobre el papel, pero que, en t¨¦rminos generales, la Barcelona que engendraron los Juegos Ol¨ªmpicos es un espect¨¢culo interesante y en muchos sentidos, admirable: un proyecto a lo grande.
Por cuesti¨®n de fechas este instructivo paseo estuvo acompa?ado por la parafernalia de la campa?a electoral a la alcald¨ªa de la ciudad por donde and¨¢bamos. Nada que objetar. Nada que objetar al inevitable tr¨¢mite del pasqu¨ªn: cielo azul y sin nubes, camisa reci¨¦n planchada, sonrisa jovial, plena confianza en la ciudadan¨ªa y un lema rancio: v¨®tame, cambia. Nada que objetar a unas promesas tanto m¨¢s fantasiosas cuanto m¨¢s remotas son las posibilidades de salir elegido y tener que cumplirlas: ciudad solidaria, nadie sin trabajo, el AVE por el litoral. Nada que objetar a unos desacuerdos insalvables que se echar¨¢n al olvido a la hora de los pactos aritm¨¦ticos. Nada que objetar al sistema: la caduca m¨¢quina de la democracia, que seguir¨¢ funcionando mientas dure el combustible econ¨®mico. Nada que objetar a unos resultados que tras una dif¨ªcil gestaci¨®n y un parto largo producen el mismo entusiasmo que sinti¨® el pap¨¢ del hombre elefante al ver al nene. Nada que objetar.
Pero cuando uno muestra a los forasteros la ciudad que surgi¨® de un proyecto grande y un esfuerzo colectivo ilusionado, uno percibe la distancia que media entre la alta ingenier¨ªa urbana y la mariconada, y uno piensa que quiz¨¢ sea cierto que cualquier tiempo pasado fue mejor.
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