La tragedia de los ni?os perdidos
Dave Eggers denuncia en la biograf¨ªa novelada 'What is the What?' el drama de la guerra en Sud¨¢n
Cuenta una antigua leyenda africana que, cuando Dios cre¨® al primer hombre de las tribus dinka del sur de Sud¨¢n, le dio a elegir entre dos regalos. Puedes escoger, le dijo, entre el ganado y el Qu¨¦. "?Qu¨¦ es el Qu¨¦?", pregunt¨® el primer hombre dinka. Pero Dios no le respondi¨®. El hombre pens¨® que el ganado le proporcionar¨ªa alimento con su carne, y abrigo con sus pieles. El Qu¨¦, en cambio, era lo desconocido. Pod¨ªa ser todo o nada. As¨ª que el hombre eligi¨® el ganado.
Valentino: "Quer¨ªa escribir mi historia para que la gente supiera por lo que hemos pasado"
Eggers: "Sufrieron ataques y tuvieron que alimentarse de cad¨¢veres de animales"
Durante miles de a?os, los dinka creyeron haber elegido lo correcto. Y hasta convirtieron la vaca en un animal sagrado. Pero lleg¨® el siglo XX y, con ¨¦l, una sucesi¨®n de guerras civiles que provocaron, s¨®lo en los 20 ¨²ltimos a?os del siglo, dos millones y medio de muertos y cuatro millones de desplazados. El desastre llev¨® a los dinka a cuestionarse de nuevo si hab¨ªan elegido bien. ?Qu¨¦ ser¨ªa el Qu¨¦?, se preguntaban. Fuera lo que fuera, ten¨ªan claro que los sudaneses ¨¢rabes del norte, de los que la leyenda dec¨ªa que se quedaron con el Qu¨¦, se hab¨ªan llevado el mejor de los regalos de Dios, y lo estaban utilizando para destrozar a sus vecinos del sur.
?Qu¨¦ es el Qu¨¦? (What is the What?) es la pregunta que da t¨ªtulo a la fascinante ¨²ltima novela de Dave Eggers (Chicago, 1970), probablemente el escritor joven m¨¢s influyente de Estados Unidos. Un libro denuncia de 475 p¨¢ginas, una biograf¨ªa novelada escrita en primera persona, un peque?o fen¨®meno social y de ventas en su pa¨ªs, a¨²n in¨¦dito en Espa?a, cuya gestaci¨®n empez¨® un d¨ªa de octubre de 2002. Ese d¨ªa Eggers recibi¨® una carta de una tal Mary Williams -hija de unos panteras negras adoptada por Jane Fonda y Ted Turner- que se present¨® como fundadora de una organizaci¨®n con sede en Atlanta llamada The Lost Boys Foundation (La Fundaci¨®n de los Ni?os Perdidos).
"Me habl¨® de las condiciones en que viv¨ªan los llamados ni?os perdidos
[3.800 j¨®venes refugiados sudaneses repartidos por distintas ciudades de Estados Unidos]. Les daban un dinero para empezar, pero enseguida ten¨ªan que buscarse la vida por su cuenta en un lugar desconocido. Y Mary hab¨ªa creado una fundaci¨®n para ayudarlos. Yo no conoc¨ªa a Mary, pero en la carta me ped¨ªa que dejara lo que estuviera haciendo porque hab¨ªa un chico que necesitaba ayuda para escribir su biograf¨ªa", recuerda Eggers. Ese chico era Valentino Achak Deng, el ni?o perdido sudan¨¦s que, vestido con chaqueta y camisa, en un ingl¨¦s culto y reposado, charl¨® con Dave Eggers el domingo en un escenario del Hay Festival, que se celebra estos d¨ªas en Gales.
Hablaron sobre su dur¨ªsima vida y el proceso mediante el que el relato de ¨¦sta se ha convertido en una de las novelas del a?o. "Quer¨ªa escribir mi historia", explica Valentino, "y que ¨¦sta sirviera como microcosmos para que la gente supiera por lo que hemos pasado todos nosotros. Por eso le ped¨ª ayuda a Mary".
Eggers acept¨® la propuesta. Y conoci¨® a Valentino Achak Deng el 11 de enero de 2003, en Atlanta, en una fiesta de cumplea?os de ¨¦l y de otro centenar largo de ni?os perdidos. No es que todos hubieran nacido el mismo d¨ªa, sino que, al llegar a Estados Unidos, como la mayor¨ªa de ellos no sab¨ªan en qu¨¦ d¨ªa hab¨ªan nacido, les dieron a todos el mismo cumplea?os. Despu¨¦s de la fiesta, Eggers y Valentino pasaron el resto del fin de semana juntos en el apartamento de las afueras de la ciudad donde viv¨ªa el ni?o perdido. All¨ª empez¨® Valentino a contarle al joven escritor su historia, desde los primeros d¨ªas de la guerra hasta el presente.
Eggers prometi¨® que escribir¨ªa su historia, y Valentino prometi¨® que cooperar¨ªa en todo lo que pudiera. Pero el escritor cometi¨® dos errores. El primero, prometerle a Valentino que tendr¨ªa el libro listo en un a?o: el proceso, por el rigor que exig¨ªa la responsabilidad que implicaba, result¨® ser mucho m¨¢s largo. El segundo, pensar que estaban trabajando en un relato sobre algo acontecido en el pasado: en aquellos d¨ªas, un alto el fuego en Sud¨¢n invitaba a albergar esperanzas sobre la llegada de la paz pero, apenas un mes despu¨¦s de aquella primera cita, empezar¨ªan las matanzas en Darfur.
A trav¨¦s de diversos encuentros en Atlanta y en San Francisco (donde vive Eggers), de horas y horas de conversaciones telef¨®nicas y de innumerables correos electr¨®nicos, Valentino fue contando su historia, que empieza en un pac¨ªfico Marial Bai, pueblo de comerciantes en el sur de Sud¨¢n. Pero la paz dur¨® poco. "Me separaron de mi familia en 1987 y me tuve que unir a la gente que hu¨ªa de sus pueblos", recordaba Valentino el domingo en Hay. "Ten¨ªa seis o siete a?os. Pens¨¦ que estar¨ªa fuera unos d¨ªas, hasta que se fueran las milicias, pero acab¨® siendo un viaje que dur¨® meses. Volver a mi pueblo era un suicidio. En esos d¨ªas, en el sur de Sud¨¢n, cualquier var¨®n movi¨¦ndose era un objetivo. Mi ¨²nica opci¨®n era continuar con el grupo hasta que terminara la guerra o lleg¨¢ramos a Etiop¨ªa".
Durante el viaje, Valentino y sus miles de compa?eros de infortunios sufrieron bombardeos y ataques de animales salvajes. Se alimentaron de hojas, de frutas desconocidas, de cad¨¢veres de animales en descomposici¨®n, y algunos hasta tuvieron que beber su propia orina. "He visto cosas horribles", asegura Valentino. "Incluso tuve que enterrar a un amigo cuando yo ten¨ªa nueve a?os".
Despu¨¦s llegaron los campos de refugiados en Etiop¨ªa, donde Valentino pas¨® 13 a?os. Y un buen d¨ªa, el 25 de septiembre de 2001, a las 7.30, puso sus pies en Nueva York. Su vuelo, por cierto, estaba inicialmente previsto para el 11 de septiembre. Encontraron para Valentino un apartamento en Atlanta, donde tuvo que empezar una nueva vida. Sobrevivi¨® a base de trabajos mal pagados que no le permit¨ªan alcanzar su sue?o de ir a la universidad. Y se enfrent¨® -y se sigue enfrentando- a los problemas que un inmigrante africano puede encontrar en un pa¨ªs del llamado primer mundo.
Ni sus problemas, ni mucho menos los de su pa¨ªs, han terminado. Pero con ayuda de este libro y de la labor de concienciaci¨®n que ha emprendido con su amigo Dave Eggers, Valentino pone su granito de arena para llamar la atenci¨®n sobre un conflicto que, de puro largo, parece a menudo olvidarse. A ese efecto, todos los beneficios del libro se destinan a la Fundaci¨®n Valentino Achak Deng (www.valentinoachakdeng.com). Una instituci¨®n que distribuye sus fondos "entre los refugiados sudaneses en EE UU; la reconstrucci¨®n del sur de Sud¨¢n, empezando por Marial Bai; las organizaciones que trabajan por la paz en Darfur, y la educaci¨®n universitaria de Valentino Achak Deng".
La nueva voz de la narrativa estadounidense
Dave Eggers se dio a conocer en el a?o 2000 con un libro de naturaleza y t¨ªtulo peculiares. Una historia conmovedora, asombrosa y genial (editado en Espa?a por Planeta) es el relato de c¨®mo el autor tuvo que cuidar de su hermano peque?o, Toph, tras la muerte repentina de sus padres.
Se trata, como en el caso de su ¨²ltimo libro (What is the What?), de una biograf¨ªa con elementos de ficci¨®n. El libro se convirti¨® r¨¢pidamente en un ¨¦xito de ventas y fue elogiado por su originalidad y sus innovaciones estil¨ªsticas.
En 2002, public¨® Ahora sabr¨¦is lo que es correr, su primera novela como tal, editada en Espa?a por Mondadori. Desde entonces ha publicado varios ensayos y libros de relatos.
Pero la influencia de Dave Eggers, y su posici¨®n de referente de la nueva narrativa estadounidense, se debe, adem¨¢s de a sus libros, a su trabajo como editor. En el a?o 1998, fund¨® McSweeney's, una editorial independiente, que publica la revista cuatrimestral del mismo nombre, biblia de la nueva narrativa estadounidense. El imperio McSweeney's incluye tambi¨¦n, desde 2003, una revista mensual, The Believer, dirigida por Vendela Vida, la mujer de Eggers; otra revista en DVD y una p¨¢gina web de literatura y humor.
McSweeney's ha ayudado a lanzar la carrera de numerosos j¨®venes escritores estadounidenses, y ha publicado a algunos m¨¢s consagrados como Michael Chabon, Joyce Carol Oates o Stephen King.
Eggers, que reside en San Francisco con su mujer y su hija, imparte clases de escritura en una escuela ben¨¦fica que fund¨® en 2002 llamada 826 Valencia.
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