Verde Bush
El desastre m¨¢s visible es la guerra de Irak, una cat¨¢strofe de proporciones colosales que afecta al conjunto de las relaciones internacionales y que costar¨¢ muchos a?os enderezar. Pero hay otro desastre de efectos m¨¢s profundos y prolongados, y es la pol¨ªtica medioambiental, o mejor contra el medio ambiente, aplicada por esta presidencia de la oligarqu¨ªa petrolera tejana, cuyos efectos s¨®lo ha amortiguado su incapacidad pol¨ªtica y la p¨¦rdida de la mayor¨ªa en las dos C¨¢maras. Bush quer¨ªa sacar petr¨®leo de Alaska y desproteger los parques nacionales, cosas que no ha conseguido, pero hasta ahora ha venido considerando una fantas¨ªa progresista la teor¨ªa del calentamiento global y se ha negado a ratificar el protocolo de Kioto de reducci¨®n de las emisiones de gases de efecto invernadero.
Las consecuencias de tal pol¨ªtica son muy graves. No s¨®lo porque Estados Unidos con un 5% de la poblaci¨®n emita entre una cuarta y una quinta parte de estos gases. El rechazo norteamericano conduce sobre todo a que otros dos grandes emisores como China e India se nieguen a adherirse a un convenio internacional que introduce fuertes cortapisas a su desenfrenado desarrollo industrial. EE UU es ahora mismo la clave de b¨®veda de la pol¨ªtica medioambiental planetaria, y mientras no se comprometan a alguna limitaci¨®n, por modesta que sea, todo quedar¨¢ en papel mojado.
De ah¨ª que los principales firmantes de Kioto se hayan concertado para obligar a Bush a cambiar, en una conspiraci¨®n que no es precisamente de gobiernos buenistas y de izquierdas. Tony Blair, Shinzo Abe y Angela Merkel est¨¢n trenzando desde hace meses la firma de un acuerdo que obligue a EE UU a acercarse al compromiso de Kioto. La llegada de Nicolas Sarkozy al El¨ªseo no va a facilitar las cosas a Bush, a pesar de que el nuevo presidente sea considerado como el m¨¢s proamericano de toda la historia de la V Rep¨²blica. Es bueno recordar lo que dijo mirando hacia la otra orilla del Atl¨¢ntico la noche de su victoria: "Quiero lanzar un llamamiento a nuestros amigos americanos para decirles que pueden contar con nuestra amistad, forjada en las tragedias de la historia que hemos enfrentado juntos. Quiero decirles que Francia estar¨¢ siempre a su lado cuando lo necesiten. Pero quiero decirles tambi¨¦n que la amistad es aceptar que los amigos puedan pensar distinto, y que una gran naci¨®n como EE UU tiene el deber de no obstaculizar la lucha contra el cambio clim¨¢tico e incluso de ponerse en cabeza porque lo que est¨¢ en juego es el futuro de la entera humanidad".
Empez¨® Blair en la cumbre del G 8 hace un a?o en Gleeneagles cuando consigui¨® que Bush reconociera la existencia de un problema, aunque s¨®lo admiti¨® que se trataba de conseguir un medio ambiente m¨¢s limpio, no de frenar el cambio clim¨¢tico. Ahora en Heiligendamm, Angela Merkel quiere conseguir el compromiso de reducir las emisiones de gases en un 50% para el a?o 2050 respecto a lo emitido en 1990 (a?o de arranque del compromiso de Kioto). Si Bush rechaza todo tipo de cuantificaci¨®n, como ha hecho hasta ahora, le espera para el a?o pr¨®ximo otra presidencia, la japonesa, seriamente comprometida tambi¨¦n en la reducci¨®n de la emisi¨®n de gases.
Entre tanto, Bush llegar¨¢ Alemania para la cumbre con la guardia algo m¨¢s baja que hace un a?o. En su discurso del Estado de la Uni¨®n del pasado enero, tras la inapelable derrota republicana en las elecciones de mitad de mandato, apareci¨® como un converso a un neoecologismo conservador, s¨²bitamente preocupado por el calentamiento de la tierra, aunque centrado en buscar alternativas al petr¨®leo que proporcionen mayor independencia energ¨¦tica a EE UU y a sus aliados. La principal inquietud deriva de la fracasada estrategia de cambio geopol¨ªtico en Oriente Pr¨®ximo: ya que no podemos democratizar y convertir en zona aliada a la mayor regi¨®n petrol¨ªfera del mundo, prepar¨¦monos para no depender de ella en el futuro en cuanto a suministro energ¨¦tico.
El secreto para este neoecologismo no est¨¢ en la reducci¨®n de las actuales emisiones, sino en las nuevas tecnolog¨ªas. Se trata de buscar una mayor eficiencia energ¨¦tica que haga disminuir las emisiones y de utilizar energ¨ªas alternativas como el etanol, biocombustible fabricado con productos vegetales como el ma¨ªz o la ca?a de az¨²car, pero tambi¨¦n de incrementar la producci¨®n de energ¨ªa nuclear. La clave pol¨ªtica de este Bush verde no est¨¢ muy lejos de sus ideas sobre la guerra preventiva. Quiere que EE UU aborde el calentamiento global de forma unilateral y a partir de la misma confianza en la tecnolog¨ªa, americana por supuesto, que desplegara respecto a la eficacia de sus ej¨¦rcitos. De ah¨ª que la batalla que va a librar con sus aliados europeos sea en el fondo muy similar a la que ya ha perdido en relaci¨®n con la democratizaci¨®n de Oriente Pr¨®ximo a ca?onazos.
http://blogs.elpais.com/lluis_bassets/
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