?Quo vadis nacionalismo andaluz?
Si la aparici¨®n de Alianza Socialista de Andaluc¨ªa (ASA) durante el tardofranquismo represent¨® un factor catalizador de una in¨¦dita conciencia auton¨®mica, mayor importancia tuvo la imprevista presencia en Cortes de un Grupo Parlamentario para el Partido Socialista de Andaluc¨ªa (PSA). El sentimiento colectivo que Infante quiso para su nacionalismo en el camino hac¨ªa una autonom¨ªa frentepopular frustrada por el golpe de 1936, se esbozar¨ªa al celebrar los andaluces un luctuoso D¨ªa de Andaluc¨ªa durante 1977. Resucitaba con el ejercicio de autodeterminaci¨®n que signific¨® el 28F.
El procedimiento excepcional por la v¨ªa del 151 confirm¨®, entre la debilidad ideol¨®gica, comunicativa y org¨¢nica, la fragilidad electoral de un ¨¢mbito pol¨ªtico como es el nacionalismo andaluz, sufriendo un duro rev¨¦s durante las primeras auton¨®micas. Aquel PSA no pudo, supo o tuvo medios para explicar el por qu¨¦ de sus actuaciones y s¨®lo el PSOE rentabiliz¨® aquella singular batalla contra UCD apareciendo a ojos de la ciudadan¨ªa como "el gran partido de los andaluces". El protonacionalismo del sexenio autonomista fue desinfl¨¢ndose por errores internos, pero tambi¨¦n a causa de la desactivaci¨®n y orientaci¨®n de ese Ideal por causa del ¨¦xito de una labor de cambio institucional realizadas desde las dos mayor¨ªas socialistas de 1982.
Desde aquel primer desierto, el nacionalismo andaluz -los andalucismos- han sobrevivido m¨¢s como un psicogrupo que como un sociogrupo, en palabras del profesor Jerez Mir. Mantiene un fluctuante respaldo electoral y tiene su techo en los diez diputados auton¨®micos de 1990, un eurodiputado y en el regreso con dos esca?os al Congreso de 1989. Hasta el d¨ªa de hoy, las sucesivas rupturas y los enfrentamientos internos, la carencia de un movimiento socio cultural, el mesianismo, el uso fetichista de Blas Infante, una implantaci¨®n territorial desequilibrada, la insuficiencia y falta de diferenciaci¨®n doctrinal y program¨¢tica, hacen que su paso por las dos ¨²nicas legislaturas con coalici¨®n que han existido en nuestra Comunidad (1996-2004), resulten un mero dato hist¨®rico sin mayor trascendencia para la ciudadan¨ªa o la propia formaci¨®n.
La evoluci¨®n electoral de Andaluc¨ªa demuestra que el nacionalismo no se hace s¨®lo desde los despachos. Contin¨²a carente de una apuesta cultural, social y sindical capaz de formar una base social para futuros logros electorales. Zapatero y Rajoy, el bipartidismo, avanza a pasos de gigante por esta tierra y han ocupado en muchos casos el sitio de los alcaldables. Sin embargo, no es menos cierto que, con demasiada facilidad la imagen del partido ha estado en manos de individuos de dudosa trayectoria moral o ideol¨®gica, que m¨¢s han perjudicado que beneficiado a la causa. Las fracturas internas y los debates cainistas han eclipsado unas refundaciones inacabables que, m¨¢s que actualizaciones estrat¨¦gicas e ideol¨®gicas, han sido meros cambios de nombre y apellidos en las distintas direcciones.
As¨ª las cosas, no es nada singular que el panorama de este espacio ideol¨®gico tras las municipales sea incierto. M¨¢s bien, es una de sus caracter¨ªsticas. Posiblemente, y entre otros muchos, ni Pedro Pacheco ni Agust¨ªn Villar merec¨ªan esos resultados, pero ah¨ª est¨¢n. En contra de lo que afirm¨® fanfarronamente hace a?os uno de sus fundadores: el pueblo nunca se equivoca. Claro que no. Por eso, va siendo hora de que el abanico PA, PSA, Asamblea de Andaluc¨ªa, CUT-BAI, Jaleo, Naci¨®n Andaluza, Convergencia Andaluza, UPAN... aprendan con generosidad, sana autocr¨ªtica y altura de miras, de experiencias -nada novedosas por otra parte-, como la de Nafarroa Bai. Se hace necesaria una unidad de acci¨®n desde planteamientos de izquierda. Y entre otras personas, Pimentel, Clavero, T¨¢vora, Acosta, Isidoro Moreno o Rej¨®n,...dicho sea con todo los respetos, tendr¨ªan mucho que decir si as¨ª lo quieren. Al igual que muchos independientes y ese inmenso capital humano que, aburrido o desencantado, ha sido dilapidado durante lustros. Es tiempo de catarsis para la ilusi¨®n. Se ha tocado fondo porque, de lo contrario, con m¨¢s de lo mismo no existe futuro. Seamos realistas y pidamos imposibles. Para que las torpezas y miop¨ªas sobre los propios intereses no hagan virtud del quehacer ajeno.
Los peligros est¨¢n ah¨ª. A nada que el PP de Arenas se barnizase de un t¨¢ctico regionalismo funcional podr¨ªamos estar ante la repetici¨®n del efecto Zoido en Sevilla, en un escenario electoral que se nos antoja no muy lejano. La necesidad de un partido andaluz fuerte sin llegar a ser radical, pero tambi¨¦n serio, coherente y de futuro, contin¨²a siendo algo anhelado por muchos andaluces que, sin embargo, vuelven elecci¨®n tras elecci¨®n a supeditar ese inter¨¦s al voto ¨²til seg¨²n el caso.
Posiblemente, si el nacionalismo en Andaluc¨ªa no existe en su expresi¨®n pol¨ªtica habr¨ªa que inventarlo. Quiz¨¢s, como ya dijera Infante sobre nuestra conciencia como pueblo: la dificultad para lograrlo no le resta necesidad y pleno derecho al desaf¨ªo. Y eso que la esperanza es lo ¨²ltimo que se pierde. Eso dicen.
Manuel Ruiz Romero es doctor en Historia Contempor¨¢nea y especialista en la Transici¨®n.
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