'Teatrillo' en el velatorio
?ngela Molina protagoniza 'La caja', el primer largometraje del director canario Juan Carlos Falc¨®n
Nos dejaron el muerto un s¨¢bado a mediod¨ªa". As¨ª empieza la novela del escritor canario V¨ªctor Ram¨ªrez Nos dejaron el muerto (Autor-Editor 420), y as¨ª empez¨® la gestaci¨®n de La caja, ¨®pera prima de Juan Carlos Falc¨®n (Las Palmas de Gran Canaria, 1969). "Cay¨® en mis manos el libro y fue leer esa primera frase, tan cinematogr¨¢fica, que me dije: '?sta es la pel¨ªcula que quiero hacer". Le enganch¨® la historia, le inspiraron los personajes y, adem¨¢s, se tropez¨® con un tema que siempre le hab¨ªa parecido curioso: la muerte y su parafernalia. "Siempre me ha resultado muy atractivo ese teatrillo que en nuestra cultura canaria en particular, y la espa?ola en general, se desarrolla alrededor de un velatorio", explica Falc¨®n. "Y es que la far¨¢ndula de la muerte da mucho de s¨ª: hay falsedad, hipocres¨ªa, dobles intenciones, aunque tambi¨¦n hay cari?o y respeto", remata.
En el centro de ese circo mortuorio est¨¢ don Lucio, el difunto. Un tipo cruel e indeseable cuya muerte no lamenta nadie. La que menos, su mujer Elo¨ªsa, interpretada por ?ngela Molina, que celebra su nuevo estado civil con vestido y peinado nuevo y una visita al cine. "Mi personaje estrena libertad", asegura la actriz madrile?a.
Elo¨ªsa est¨¢ tan aliviada, tan confundida, que carga el muerto a sus vecinas: Elvira M¨ªnguez, Antonia San Juan y Mar¨ªa Galiana. Todas ellas, v¨ªctimas, todas ellas deseaban su muerte, pero a todas ellas las pilla desprevenidas.
El gui¨®n atrap¨® a Molina, M¨ªnguez y Galiana. "Apasionante", coinciden. "Estaba encantada de dejar de ser la tata bondadosa, la abuelita encantadora, por fin, un personaje con doble personalidad: una beatona que vela a todos los muertos, conforme con todo lo que acontece a su alrededor, pero no tiene reparos en decirle a su hija que masturbe a su hermano mayor para poder terminar de rezar el rosario", resume Galiana.
La caja es una comedia negra de mujeres, fuertes, luchadoras, que se vengan del muerto de distintas y originales maneras -el cartel de la pel¨ªcula da algunas pistas al respecto-. Eso s¨ª, sin premeditaci¨®n, de alguna manera, simplemente la soledad del velatorio -el muerto era de todo menos popular- les da pie a sacar lo peor de s¨ª mismas. Si no lo hacen, revientan.
Molina reconoce que su personaje le ha dolido mucho. "No pod¨ªa huir del sufrimiento de un personaje como Elo¨ªsa, fue un parto especialmente doloroso, ella se sent¨ªa muy sola porque todo el mundo pensaba que estaba al tanto de las fechor¨ªas de su marido y no era as¨ª". Aunque Elo¨ªsa tambi¨¦n le dio sus alegr¨ªas: "Su recompensa por ser tan fuerte y tan d¨¦bil a la vez es ese encuentro, inesperado, con el amor. Elo¨ªsa es de esas mujeres que ni siquieran sue?an con sentir esperanza, con amar y ser amadas".
La caja es de ritmo parsimonioso, "muy canario", y se rod¨® entre La Palma, Fuerteventura y Madrid. Falc¨®n est¨¢ especialmente orgulloso de una de las localizaciones: un cementerio playero. "Me dijeron en el pueblo que Almod¨®var pas¨® por ah¨ª y dijo que la iba a incluir en su pr¨®xima pel¨ªcula y yo pens¨¦: 'Pues se va a fastidiar porque la voy a utilizar yo".
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