Din¨¢mico Sarkozy
Con Sarkozy en Madrid, ayer vimos otra Francia m¨¢s din¨¢mica. Para empezar, un presidente con prisas por sacar a Europa de su atolladero constitucional, en lo que coincidi¨® con Zapatero, despu¨¦s de que Chirac no hiciera nada tras el no de los franceses en el refer¨¦ndum de 2005.
Es tambi¨¦n un presidente que llega con muchas ganas de trabajar con Espa?a en casi todo y con nuevas e interesantes ideas sobre el Mediterr¨¢neo. Es un dinamismo al que el El¨ªseo nos hab¨ªa desacostumbrado.
Eso no quiere decir que est¨¦ todo hecho, ni mucho menos. Zapatero est¨¢ dispuesto a colaborar con Sarkozy en el intento de perge?ar un "tratado simplificado" que sustituya a la frustrada (por Francia y Holanda) Constituci¨®n europea. Pero no a cualquier precio. De ah¨ª que sea mejor hablar, como hace Zapatero, de un "tratado b¨¢sico", pues ha de preservar los contenidos esenciales del texto ya ratificado por 18 Estados. Una cosa es renunciar al continente o al envoltorio y otra muy distinta ser¨ªa aceptar su vaciado. Afortunadamente, Sarkozy no es como los brit¨¢nicos o los polacos. Quiere preservar todo lo que sea posible. Pero si en el curso de la negociaci¨®n a Veintisiete cambiara de posici¨®n, hay algunas "l¨ªneas rojas" que Espa?a, uno de los dos pa¨ªses junto con Luxemburgo que ratific¨® la Constituci¨®n por refer¨¦ndum, no debe aceptar cruzar, como la de debilitar la figura y los instrumentos del futuro ministro europeo de Asuntos Exteriores europeo, aunque se llame de otro modo.
La elecci¨®n de Madrid como tercer pa¨ªs que visita en el extranjero tras llegar a la Presidencia de la Rep¨²blica indica la importancia que Sarkozy atribuye a las relaciones de Francia con Espa?a, dos pa¨ªses cuyas econom¨ªas y destinos est¨¢n ¨ªntimamente ligados. Por ello mismo, merecen unas interconexiones el¨¦ctricas y de transportes que beneficiar¨¢n a ambos. Es de esperar que este presidente desbloquee algunas de estas piedras de sus predecesores. El presidente franc¨¦s hizo lo que deb¨ªa al separar de forma tajante, en contra de lo manifestado por su portavoz dos d¨ªas antes, los intereses franceses en otros campos del apoyo de Francia a todo lo que haga el Gobierno espa?ol en materia de pol¨ªtica contra ETA. Sarkozy ve ETA como "un problema espa?ol". Y lo es. Pero sin ser franc¨¦s, tambi¨¦n es un problema para Francia.
La propuesta de una Uni¨®n Mediterr¨¢nea, calcada sobre la UE pero s¨®lo para los pa¨ªses ribere?os, es interesante, pero debe ser examinada y desarrollada con cuidado, pues puede alejar el inter¨¦s de otros europeos por esta zona y socavar lo poco que hay de pol¨ªtica de vecindad de la UE y del llamado Proceso Euromediterr¨¢neo de Barcelona. Justamente, los insuficientes logros a este respecto deben animar a buscar otros caminos e iniciativas, como el que apunta Sarkozy, que ha llegado lleno de un dinamismo que se echa algo en falta en la pol¨ªtica exterior espa?ola.
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