Del amor, la mesura
Desde el primero de sus libros, La hermosura del h¨¦roe (1994), Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias (Salamanca, 1964) ha ido retratando con eficacia po¨¦tica esa m¨ªtica figura del h¨¦roe que, entendida en su acepci¨®n etimol¨®gica m¨¢s pura, se define como un hombre admirable que se enfrenta al caos y modifica el orden del mundo. As¨ª el cuerpo recuperado, o resucitado, es ejemplo tangible, adorado y poderoso (Esto es mi cuerpo, 1994; Ol¨ªmpicas, 2005) de la carnalidad de un esp¨ªritu que se hace lengua; as¨ª la restituci¨®n de las cosas y sus simples relaciones, lo que las convierte en realidad sublime (Un ¨¢ngulo me basta, 2002) y en asc¨¦tica plenitud; y siempre Eros y Logos en alianza segura, vida y amor desplegados en el espacio. Reconocido ya como uno de los poetas m¨¢s valiosos de nuestro tiempo, es a la vez cl¨¢sico y moderno, y m¨ªstico, pues como el propio poeta reconoce en uno de sus maestros, y a prop¨®sito del Heracl¨¦s de Juan Gil-Albert, m¨ªstico es "aquel que llama amor a su lugar en el mundo".
EROS ES M?S
Juan Antonio Gonz¨¢lez Iglesias
Visor. Madrid, 2007
78 p¨¢ginas. 8 euros
En Eros es m¨¢s (XIX Premio Internacional de Poes¨ªa Fundaci¨®n Loewe), el amor y la muerte aparecen juntos, en relaci¨®n natural, sin tragedias ni eleg¨ªas, casi como una celebraci¨®n, como una madura aceptaci¨®n del tiempo: "Desde que te conozco tengo en cuenta la muerte. / Pero lo que presiento no se parece en nada / a la com¨²n tristeza. M¨¢s bien es certidumbre / de la totalidad de mis d¨ªas en este / mundo donde he podido encontrarme contigo". Un cl¨¢sico sin tragedias ni remordimientos, pero tambi¨¦n un cristiano sin sacrificios ni culpas, sin prejuicios, alma y cuerpo en perfecto acuerdo, atento a la luz "de la resurrecci¨®n, cuando nos alzaremos / sobre las coordenadas del tiempo y el espacio, / independientemente del mar que nos separa". Una sensualidad feliz. Tal es su linaje: la sabidur¨ªa, la moral, la pol¨ªtica, la cultura, el poder, todo es po¨¦tico porque todo es vida; el poeta cumpliendo las mismas haza?as del h¨¦roe enfrentado a "la situaci¨®n incierta de mi patria".
Eros se cumple en estos versos que celebran la respiraci¨®n compartida, como en 'Si me despierto en medio de la noche'; que cantan la dicha de quedarse dormido con la persona amada en 'You light up my life'; que asumen la medida del tiempo y de la carne; y que atienden no s¨®lo "al golpe ¨²nico de la materia, / sino tambi¨¦n al cuerpo hecho de tiempo, / a la suma sencilla de momentos / que quedan para siempre en el registro / general de los d¨ªas de este mundo". Lo privado pues antes que lo p¨²blico. Y un m¨¢s all¨¢ posible y esperado, pues "el amor es m¨¢s fuerte que la muerte". Y esto ¨²nicamente es posible en el espacio del poema, y as¨ª lo acaba afirmando en 'Tabla de la diversidad de los d¨ªas', quiz¨¢s uno de los poemas m¨¢s eficaces del libro: "Ojal¨¢ el a?o solamente fuera / una rotaci¨®n completa / del pensamiento, eso / -lo mismo exactamente- que / seg¨²n Paul Val¨¦ry / es un poema". El ¨²nico lugar posible para hablar y cambiar las cosas, el espacio dado a la claridad moral.
El libro crece en la mesura
de la madurez, en un ascetismo que reclama la contenci¨®n de una vida despojada: "Todo va al coraz¨®n y, transcurridas / las d¨¦cadas, se vuelve / serenidad". Y crece tambi¨¦n en una serie verbal maravillosa, limpia y nueva, sencilla en lo esencial y en lo sustantivo. Fuertemente moral, su lenguaje trae un frescor ins¨®lito a nuestro momento, libre de vulgarizaciones y met¨¢foras vac¨ªas. Dice en un lenguaje sencillo, coloquial y encabalgado, en la tradici¨®n m¨¢s libre, en una calculada tersura. 'Hay algo en el amor' es el poema que cierra el libro, y en ¨¦l alcanzamos a ver de modo expl¨ªcito una manera de ser, un modo de estar en el mundo que hace del amor una fuerza anticipadora: "Para poder nombrarlo / se me hace necesaria la noci¨®n de solsticio. / No lo razono m¨¢s. Es una especie / de primicia". Su voz, tan suya, es tambi¨¦n la nuestra. Y tan contempor¨¢nea que empieza a ser ya un cl¨¢sico. Tan humano que aun se atreve, soberano, a una s¨²plica: "Hazme puro, Se?or, / pero no todav¨ªa".
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