Los viejos muchachos siguen de marcha
Los Rolling Stones ultiman la gira que los llevar¨¢ a Espa?a, tras sus cancelaciones del a?o pasado
"?Qu¨¦ podr¨ªa hacer para dejar a los Rolling Stones? No s¨¦, creo que estar muerto ser¨ªa un serio problema para seguir en esta banda". Keith Richards est¨¢ sentado en una enorme mesa redonda en un estudio a las afueras de Bruselas. A su lado, el bater¨ªa Charlie Watts, con americana rosa, parece su abogado. Los Rolling Stones, la banda sobre la que mejor es no decir nada, pues cualquier opini¨®n ser¨ªa redundante, cualquier noticia llegar¨ªa tarde, lleva varias semanas en estos enormes estudios ensayando para la que se supone ser¨¢ la ¨²ltima parte de su eterna gira A Bigger Bang. Empez¨® de manera oficial en Boston en agosto de 2005 y acabar¨¢ en Londres en agosto de este a?o. Antes recalar¨¢ en Barcelona (21 de junio), San Sebasti¨¢n (23), Madrid (28) y El Ejido (30), tratando de borrar el mal sabor de boca que dejaron sus cancelaciones el pasado a?o.
En la puerta del estudio, un par de decenas de fans se agolpan esperando que sus ¨ªdolos salgan; en los equipos de m¨²sica de sus coches retumban viejos cl¨¢sicos de la banda, en una escena que parece m¨¢s apropiada para el parking de una de las discotecas que frecuentaba la Juani de Bigas Luna que para esta intocable banda de abuelos rockeros. Hoy el rey de la fiesta es Ronnie Wood, quien celebra su 60 cumplea?os. "Me ha llamado Rod (Stewart). Me ha hecho mucha ilusi¨®n... ?Quieres que te diga una cosa?", comenta Wood mientras se fuma un cigarrillo lejos de las leyes de los guardaespaldas y las multinacionales. "Creo que cuando acabe esta gira de los Stones, volver¨¦ a encontrarme con Rod y nos pondremos a ensayar para hacer un tour con los Faces. A ver qu¨¦ pasa. Ser¨ªa genial".
Este peque?o aparte va a suponer el gran momento de rebeld¨ªa de una jornada programada hasta el ¨²ltimo detalle, protegida hasta el punto de hacerte pensar que aqu¨ª no hay una banda de rock and roll ensayando sino alguien construyendo misiles, y promocionada de un modo que, teniendo en cuenta el grupo que nos ocupa, parece totalmente fuera de lugar. Pero es que los Stones no est¨¢n vendiendo entradas como se supon¨ªa. La que iba a ser una vuelta triunfal a los escenarios de la vieja Europa corre el peligro de terminar siendo una nota a pie de p¨¢gina en una historia brillante cuyos mejores momentos, desde hace m¨¢s de dos d¨¦cadas, se encuentran en sus directos. En anteriores partes de esta gira, han tocado en China por primera vez, en Copacabana ante dos millones de personas -"desde el esce-nario ve¨ªa la habitaci¨®n de mi hotel", ¨¦se es el recuerdo que guarda Wood- y en la Super Bowl, un detalle que cuando se nos comunica parece s¨®lo emocionar a la norteamericana empleada de la banda. "Sigue siendo divertido, muy divertido. Jam¨¢s ha dejado de serlo y nunca dejaremos que eso pase", comenta Mick Jagger. "Claro que nos gustar¨ªa poder hacer cosas que hac¨ªamos antes, como tocar en peque?os clubes, algo que, por cierto, creo que hicimos demasiado en la gira anterior. Girando por clubes perdemos dinero". La anterior gira de los Stones factur¨® 230 millones de euros.
Hay muchas cosas inesperadas en todo este show medi¨¢tico, reminiscente de aquella ¨¦poca previa al mp3, al top manta, a las descargas legales, a las descargas ilegales y a la mitoman¨ªa de naturaleza m¨¢s acr¨ªtica. Hoy el disenso est¨¢ prohibido. No puedes preguntar sobre el ¨¢rbol del que se cay¨® Keith en las islas Fiyi, ni sobre las cenizas de su padre que declar¨® haberse esnifado, ni siquiera sobre las zozobras que han provocado las bajas ventas, o el hecho de que una banda de m¨²sicos que lleva tantos a?os juntos deba seguir ensayando. Pero ninguna dictadura es perfecta. "?Por qu¨¦ seguimos ensayando?", Keith Richards parece tener esta extra?a man¨ªa de repetir la pregunta que se le hace. Gana tiempo, mientras se acaricia el bigote pirata que a¨²n luce. "Seguimos ensayando porque se nos olvidan las canciones, as¨ª de f¨¢cil".
El visionado del DVD que saldr¨¢ el pr¨®ximo mes a la venta es revelador. Los Stones, a pesar de las dudas y man¨ªas que puedan despertar por su condici¨®n de corporaci¨®n multinacional, est¨¢n en una forma envidiable. Cl¨¢sicos como You got me rockin', Gimme shelter o Jumpin' Jack Flash, grabados en Buenos Aires, R¨ªo de Janeiro o Austin, muestran a una banda menos satinada que en anteriores giras, mucho m¨¢s sucia y rockera.
Las tres canciones que interpretan para nosotros en su estudio de ensayo lo confirman, sobre todo una notable versi¨®n de I got crazy, de James Brown. "El DVD est¨¢ bien", apunta Jagger. "Pero cuando se estrene la pel¨ªcula de Scorsese, Shine a Light, vais a alucinar. Es incre¨ªble. Un concierto en Nueva York en el que Martin puso m¨¢s c¨¢maras que p¨²blico", se ufana el cantante en plena tarea de promoci¨®n. Cuando se le recuerda que otro de los puntos ¨¢lgidos podr¨ªan ser los rumoreados conciertos en Tel Aviv y Gaza, Jagger responde que no sabe de d¨®nde sale ese rumor. "No pasa nada, estamos acostumbrados a esos rumores, nunca sabes de d¨®nde llegan, pero siempre sabes que saldr¨¢n. El a?o que viene dir¨¢n que vamos a tocar en la Luna". ?El a?o que viene a¨²n habr¨¢ Stones? "Mira, no s¨¦ qu¨¦ va a pasar con la banda. Ya no planeamos cosas a largo plazo, no sabr¨ªa decir si habr¨¢ m¨¢s giras o m¨¢s discos, pero lo cierto es que ahora estamos m¨¢s c¨®modos que nunca". Y abraza a Ronnie Wood, que es la pareja que le ha tocado en este baile de la promoci¨®n.
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