Esquerra inmadura
Esquerra Republicana de Catalunya (ERC) parece firmemente decidida a no formar parte del gobierno municipal de Barcelona. Despu¨¦s de 12 a?os de colaboraci¨®n con el PSC y con los ecosocialistas de Iniciativa, los republicanos han encontrado la excusa p¨²blica de su desacuerdo con el modelo de ciudad, del que, parad¨®jicamente, son corresponsables. En realidad, la direcci¨®n de ERC ha utilizado al eslab¨®n m¨¢s d¨¦bil, el cabeza de lista por Barcelona, Jordi Portabella, no adscrito a ninguna de las dos grandes familias del partido, para volver al viejo gui¨®n -previo al tripartito de izquierdas que gobierna Catalu?a- de la equidistancia entre PSC y CiU.
La p¨¦rdida de m¨¢s de 43.000 votos en Barcelona (79.000 en el conjunto de Catalu?a) y el hecho de que ERC haya pasado a ser la quinta fuerza pol¨ªtica de la ciudad -por detr¨¢s de los ecosocialistas- ha hecho sonar la alarma en la direcci¨®n republicana, que recibe frecuentes aguijonazos por lo que los duros del partido denominan "sumisi¨®n al PSC" y p¨¦rdida de perfil nacionalista. Llevar su crisis interna al Ayuntamiento de Barcelona es una nueva prueba de inmadurez pol¨ªtica, algo a lo que los republicanos ya nos tienen acostumbrados, en una muestra m¨¢s de la perpetua pubertad pol¨ªtica en que se ha instalado ERC.
Un partido que emplea el asamble¨ªsmo de su militancia como arma arrojadiza entre facciones se ve abocado a no madurar jam¨¢s. Portabella se ha visto obligado a ponerse al frente de la contestaci¨®n que preparaban las bases barcelonesas, a trav¨¦s de los casales o centros republicanos, para no ser engullido por el maremoto. Dar la voz a la militancia es bueno, pero el partido se debe tambi¨¦n a sus electores y desde luego la direcci¨®n debe tener el coraje pol¨ªtico de hacerse valer como tal y mostrar que se ha hecho merecedora de ese liderazgo. Pero, de momento, parece sentirse m¨¢s c¨®moda dej¨¢ndose mecer por el oleaje.
El concurso de ERC es necesario para que el socialista Jordi Hereu pueda gobernar la capital catalana con una s¨®lida mayor¨ªa. De cumplirse lo que es previsible, el nuevo alcalde contar¨¢ el pr¨®ximo 16 de junio con el apoyo de 18 concejales -PSC e ICV-EUiA- y se quedar¨ªa a tres de mayor¨ªa absoluta (ERC cuenta con cuatro regidores). Los socialistas no deber¨ªan ser cicateros y abrirse a posibles acuerdos con CiU, federaci¨®n con la que han votado el 85% de los grandes asuntos del pasado mandato. La pol¨ªtica requiere juego de cintura y las elecciones municipales son el mejor campo de maniobra. Sobre todo cuando algunos socios act¨²an como adolescentes d¨ªscolos.
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