"Una gran empresa no se puede dirigir con el ordeno y mando"
Marcos de Quinto lleg¨® a Coca-Cola cuando ten¨ªa 23 a?os porque vio en la prensa un anuncio que le atrajo. En su casa eran artistas -su madre, Luisa, una actriz, y su padre, Jos¨¦ Mar¨ªa de Quinto, uno de los grandes de la cr¨ªtica teatral de la generaci¨®n de Alfonso Sastre y de Buero Vallejo-, y ¨¦l no quer¨ªa ser un ejecutivo. Aunque en un momento determinado se fue de Coca-Cola, ha llegado a ser el presidente de la compa?¨ªa en Espa?a y Portugal, y hoy es el quinto presidente en importancia de la famosa multinacional. ?C¨®mo ha sido? ?l no le da importancia: promueve, desde la Fundaci¨®n Coca-Cola, el teatro -patrocina el premio que lleva el nombre de Buero, un gran amigo de sus padres-; estimula la creaci¨®n literaria; premia a sus empleados con viajes-sorpresa cada vez que se sienten felices por alg¨²n logro, y tiene en su oficina n¨ªtida de la autopista de Barcelona, en Madrid, el ambiente de un club relajado. En esa atm¨®sfera habl¨® con nosotros.
"Blas de Otero era alto, delgado, con su pelo blanco. Me regal¨® un le¨®n de madera, que todav¨ªa tengo"
"Las multinacionales son muy din¨¢micas, te absorben y ya son tu mundo. Te entregas"
Pregunta. ?Y c¨®mo se fue haciendo, hasta llegar a este sitio?
Respuesta. La verdad es que soy lo que ve, un tipo normal, nacido en el a?o 1958; lo ¨²nico distintivo con respecto a gente de mi generaci¨®n es que fui a un colegio no reconocido entonces, el de Josefina Aldecoa [la viuda de Ignacio Aldecoa, de la generaci¨®n de Jos¨¦ Mar¨ªa de Quinto], que era de los pocos colegios mixtos que hab¨ªa entonces. Le propusieron a Josefina que separara a los chicos y a las chicas para reconocer el colegio, pero ella se neg¨®, y nos hizo a todos mejores, me parece. Luego pas¨® lo que nos pasa a muchos: termin¨¦ la carrera, vi un anuncio en el peri¨®dico y result¨® que era para trabajar en Coca-Cola.
P. Aquella educaci¨®n fue muy nutritiva.
R. Y tanto. No hab¨ªa una disciplina f¨¦rrea, hab¨ªa bastante comunicaci¨®n. No fui al cuartel por excedente de cupo. Todo eso junto me llev¨® a buscarme la propia disciplina; soy poco jer¨¢rquico, y siento poco respeto por la jerarqu¨ªa como expresi¨®n simple de que hay otro por encima. Yo respeto la inteligencia, la raz¨®n, la autoridad en el sentido de la moral, pero una gran empresa no se puede dirigir con el ordeno y mando.
P. En cierto modo, ese colegio representa el esp¨ªritu de la generaci¨®n de su padre. ?C¨®mo le marc¨®?
R. Todos los padres marcan. A mi alrededor hab¨ªa muchos libros, discos, muchos amigos que iban y ven¨ªan. Son los amigos de tus padres; t¨² no sabes muy bien qui¨¦nes son ¨¦sos que est¨¢n en el sal¨®n, y son Blas de Otero o Luis Rosales. Blas estuvo viviendo una temporada en casa, cuando volvi¨® de Cuba, me parece.
P. ?Y c¨®mo era Blas de Otero?
R. Lo tengo muy cercano: era delgado, alto, con su pelo blanco... Me regal¨® un le¨®n de madera que todav¨ªa tengo. Tra¨ªa una peque?a maleta, y muchas cosas en la maleta, pero pocas tangibles. Me dio un libro peque?o, en ingl¨¦s y castellano, con sus poemas, dedicado por ¨¦l. Es uno de mis tesoros.
P. Una familia normal con amigos especiales.
R. Amigos normales y una familia normal; entonces no se sabe la biograf¨ªa de la gente. En casa ¨¦ramos tres hermanos, y luego vino una hermana peque?a. Los ni?os nos distra¨ªamos, jug¨¢bamos. Se nos educaba en libertad, sin adoctrinamientos; pero eso pudo pasar en muchas familias.
P. En esa ¨¦poca suya hab¨ªa un libro de Formaci¨®n del Esp¨ªritu Nacional en el que aparec¨ªa una foto de un ni?o rodeado de violines: ser¨¢ m¨²sico, dec¨ªa al pie. ?Usted qu¨¦ iba a ser?
R. F¨ªjate, a m¨ª siempre me gust¨® la m¨²sica, pero no tuve facilidad, al contrario que mis hijos. Y me gustaba escribir. Y ninguno de nosotros sali¨® en la misma direcci¨®n. Me gusta ver mundo, viajar; siempre he sido arriesgado. Me pod¨ªa tirar cuesta abajo sin darme cuenta de que no hab¨ªa frenos. Jugaba a ser piloto de pruebas.
P. Y entr¨® en esta empresa con los ojos cerrados.
R. Las cosas a veces suceden por accidente, y aqu¨ª estoy por ese accidente; luego, estas multinacionales son muy din¨¢micas, te absorben y ya son tu mundo. Te entregas. ?C¨®mo iba yo a pensar que en la vida yo ser¨ªa presidente de Coca-Cola! Ten¨ªa unos ahorrillos y quer¨ªa irme a ?frica, mi pasi¨®n; me compr¨¦ una moto y decid¨ª buscar un trabajo que me ayudara a completar la financiaci¨®n de esa aventura. Y aqu¨ª toqu¨¦. Me dije: voy a dejar el viaje para otro momento, y aqu¨ª qued¨¦ atrapado.
P. ?Se arrepiente de haberse quedado atrapado?
R. No me arrepiento de casi nada. Las cosas son como son, y se convierten en la vida.
P. ?Qu¨¦ dec¨ªa su solicitud de empleo?
R. Que hab¨ªa hecho econ¨®micas; que me hab¨ªa especializado en econometr¨ªa, la rama m¨¢s matem¨¢tica de la carrera. Gabriel Celaya tambi¨¦n era ingeniero y escrib¨ªa muy bien, yo ten¨ªa ese ejemplo. Hay mucho matem¨¢tico que necesita el otro extremo, no s¨¦ si para compensar. Y entr¨¦ a trabajar. Estuve en operaciones, en merchandising, en distribuci¨®n... Pero lo que me gustaba era la publicidad, y me fui luego a dirigir una compa?¨ªa norteamericana de publicidad.
P. ?Y no se enfada la Coca-Cola cuando usted la deja?
R. Quer¨ªa conocer ese mundo, ?c¨®mo se van a enfadar! Luego me volvieron a llamar para dirigir marketing en Espa?a. Y encantado me volv¨ª.
P. O sea, que no sintieron un ataque de cuernos.
R. No, somos una compa?¨ªa muy permisiva. Esto es como los equipos de f¨²tbol: si algunos no pueden jugar en su posici¨®n, m¨¢s vale cederlos y traerlos cuando surja otra oportunidad.
P. Y ahora es el delantero centro de la compa?¨ªa en el ¨¢rea ib¨¦rica.
R. Ahora soy m¨¢s el entrenador que el presidente.
P. ?Hay alg¨²n momento en que se termina de aprender?
R. Es una actitud. El que termina de aprender a los 20 a?os es que se cierra. Y si alguien decide cerrarse con esa edad es que no se halla curioso ante la vida. El alcalde de Pajaroncillo, un pueblecito de Cuenca donde me estoy haciendo una casa, tiene 90 a?os; en la vida ha hecho de todo, herrero, resinero, y el otro d¨ªa est¨¢bamos hablando de las abejas, en las que es experto. Me explic¨®, y es tan excitante el asunto que ya estoy aprendiendo yo mismo. Me encanta aprender.
P. Su pasi¨®n es ?frica.
R. Y hay much¨ªsimas ?fricas, de las que se desconoce casi todo y de las que no se sabe el porvenir. La ayuda a veces es como echar agua en un desierto; pero no hay que dejarla, jam¨¢s dejarla. Dejarla es dejar la vida.
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