Mujeres no desesperadas

Hoy d¨ªa, las mujeres tenemos que estar por principio desesperadas. Tenemos que estar bellas, destacar en nuestros ¨¢mbitos laborales o profesionales, tener hijos, sacar adelante a nuestras familias y tener tiempo para nosotras mismas.

Y sin embargo, las hay que adem¨¢s son defensoras de los derechos humanos, como por ejemplo Zen Jingan y Aung San Suu Kyi, s¨ªmbolos de la libertad de expresi¨®n y acci¨®n en China y en Myanmar, respectivamente. La primera tiene 23 a?os y lucha contra los abusos del r¨¦gimen comunista hacia los enfermos de sida. La segunda, Suu Kyi, Nobel de la Paz en 1991, lleva m¨¢s de 20 a?os abanderando desde Rang¨²n los derechos civiles y pol¨ªticos en Myanmar.

Hoy las dos se encuentran bajo arresto domiciliario, pues cada una a su manera es capaz de hacer temblar todo un r¨¦gimen. Ambas, de complexi¨®n fr¨¢gil y delicada; ambas mujeres, y cada una por s¨ª misma nos ense?an a todos c¨®mo por encima de la fuerza est¨¢ el derecho. El derecho de todos los seres humanos a ser tratados con dignidad y respeto y a ser reconocidos en todos sus derechos y libertades consagrados en la Declaraci¨®n Universal de los Derechos Humanos. Porque por encima de cualquier voluntad de Estado, est¨¢ la conciencia y la dignidad. Hoy m¨¢s que nunca, estas defensoras de los derechos humanos nos demuestran que las mujeres en China, Myanmar o en cualquier lugar del mundo no s¨®lo no est¨¢n desesperadas, sino que son esperanzadoras.