Dos leonas y una revancha
Serena Williams, abucheada en 2003, vuelve a medirse con Henin
Justine Henin, la mejor tenista del mundo, es una "mentirosa". Henin es una mujer sin sonrisa que desde enero ha perdido y recuperado el n¨²mero uno mundial; que en los ¨²ltimos meses se ha divorciado y se ha quedado muda, con el coraz¨®n roto; que pasa por persona fr¨ªa y educada. Henin, que es belga y franc¨®fona, es la favorita de la grada de Roland Garros. Y por eso Serena Williams, que sonr¨ªe intimidando a sus rivales, piensa que es "una mentirosa". Que, cuando se cruzaron en las semifinales de Roland Garros, en 2003, hizo trampas. Y que, como entonces sus palabras sobre Henin y el p¨²blico del torneo se hab¨ªan quedado cortas, era conveniente remitirse a las de su madre: "Ha sido una demostraci¨®n de falta de clase e ignorancia. O no saben de tenis o ignoran las reglas de etiqueta de este deporte".
Serena Williams juega ma?ana contra Justine Henin en los cuartos de Roland Garros. No es un encuentro cualquiera. Marcar¨¢ lo que queda de torneo, en el que contin¨²a milagrosamente Maria Sharapova, la chica que se siente "como una vaca sobre hielo" jugando en tierra (6-3, 4-6 y ?7-9! ante Patty Schnyder). El partido cerrar¨¢, para bien o para mal, una herida abierta desde 2003. Williams y Henin peleaban el tercer set. La estadounidense reclam¨® dos bolas dudosas cuando el encuentro se empinaba en su contra. De ah¨ª al final, una marea de gritos, silbidos y abucheos. Una hecatombe. La despedida de Serena, que ayer reserv¨® billete para la revancha al vencer a Danira Safina (6-2 y 6-3) y ver c¨®mo Henin ganaba a Bammer (6-2 y 6-4).
?Han hablado Serena y Justine desde aquella semifinal? "No. Desde 2003, no", dijo Williams; "supongo que ella intent¨® hacer todo lo que pudo para ganar, pero me parece que eso pas¨® hace d¨¦cadas". Williams, claro, mira la vida con ojos de anciano. Desde aquel partido, ha vivido la muerte de su hermana Yetunde. Su ca¨ªda en desgracia. La amargura de las lesiones. La tensi¨®n de los juicios. El descr¨¦dito. Y un t¨ªtulo sorpresivo, cuando la gente le gritaba "gorda", en el Open de Australia de 2007.
"Ahora somos dos mujeres distintas", reflexion¨®. "Yo he madurado. Ahora soy m¨¢s c¨ªnica. Ahora siempre veo el vaso medio vac¨ªo", continu¨®; "me digo: 'Bueno, ten¨ªa que ocurrir as¨ª'. Algo as¨ª como 'es la historia de mi vida'. He pasado por la muerte, por una operaci¨®n. Me han pasado muchas cosas. Necesitas ser fuerte para caer hasta el fondo del barril y conseguir recuperarte. Y yo pas¨¦ m¨¢s all¨¢ del fondo del barril. Es duro volver, sobre todo cuando parece que todo el mundo est¨¢ en tu contra, hay tanta gente que duda de ti y vives bajo el ojo p¨²blico, como yo".
El ojo p¨²blico tambi¨¦n escudri?a la vida de Henin. "Lo que pas¨® en 2003 es una de las memorias m¨¢s bellas de mi carrera", explic¨®; "nunca lo olvidar¨¦. Va a ser un partido duro. Serena es una gran campeona. Nos respetamos. No es hora de encender pol¨¦micas. Siempre ha jugado mucho con la intimidaci¨®n, con su actitud, con impresionar a sus adversarias". Par¨ªs huele a gran pelea. Y a nadie podr¨¢ sorprenderle que haya zarpazos. "En Miami
[donde disputaron la final, ganada incre¨ªblemente por Serena] ya jugamos como dos leonas", avis¨® Henin.
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