Albania, la transici¨®n que nunca termina
El pa¨ªs balc¨¢nico sigue lastrado por la corrupci¨®n y la misma clase pol¨ªtica que se reparte el poder 15 a?os despu¨¦s del fin del comunismo
Albania, que padeci¨® durante casi medio siglo la dictadura comunista m¨¢s claustrof¨®bica de Europa, se engalana para recibir como a un h¨¦roe, el pr¨®ximo domingo, a George W. Bush. Uno de los carteles que dan la bienvenida al presidente de Estados Unidos cuelga como una iron¨ªa de la historia en la entrada del antiguo museo de Enver Hoxha, el hombre que gobern¨® el pa¨ªs con mano de hierro hasta su muerte en 1985. "Es un gran acontecimiento hist¨®rico que llega en un momento muy importante para nosotros y para la regi¨®n", asegura el presidente alban¨¦s, Alfred Moisiu, que defiende la compatibilidad del pronorteamericanismo de los que sienten liberados por Washington con la pertenencia a la Uni¨®n Europea, el gran objetivo estrat¨¦gico.
No hay Administraci¨®n civil, ni se pretende crear una independiente y eficaz
Las remesas de los inmigrantes representaron en 2006 el 12% del PIB alban¨¦s
Tras una dif¨ªcil transici¨®n de 15 a?os, incluido el colapso de los bancos piramidales en 1997 que arruin¨® a cientos de miles de personas y desat¨® la violencia, Albania parece un pa¨ªs interrumpido. La clase pol¨ªtica es el freno. Procedente en su inmensa mayor¨ªa del antiguo r¨¦gimen, ha sustituido los mecanismos del sistema de partido ¨²nico por un bipartidismo en el que las dos principales formaciones se alternan en la ocupaci¨®n hegem¨®nica de las instituciones hasta la ¨²ltima secretaria. No hay administraci¨®n civil ni se pretende crear una independiente y eficaz. Ni siquiera existe un verdadero censo nacional: los ciudadanos carecen de DNI y deben recurrir a pasaportes, certificados de nacimiento o documentos expedidos en la dictadura para identificarse. Poca garant¨ªa de transparencia electoral. Ahora todos esperan que la independencia tutelada de Kosovo sirva de milagroso t¨®nico vital para los Balcanes occidentales.
"Somos una poblaci¨®n no numerada con el lujo de tener un presidente", ironiza el director de la Biblioteca Nacional, Aurel Plasari, traductor al alban¨¦s de varias obras de Federico Garc¨ªa Lorca, para quien "el problema es la enorme lentitud de desplazamiento hacia la UE". El escritor Fatos Kongoli, que acaba de publicar Vida en una caja de cerillas, habla de "caricatura de democracia", acusa a los actuales l¨ªderes de la crisis ("s¨®lo est¨¢n preocupados en pelearse por todo") y culpa al sistema anterior de muchos de los males de fondo "porque el comunismo sigue metido en nuestra cabeza. Esto fue una sociedad aislada, muy pobre y con una fuerte propaganda durante 46 a?os. No es f¨¢cil romper el esquema mental".
Cuando colaps¨® el r¨¦gimen en 1991 (el ¨²ltimo del Este en caer) y los albaneses se toparon con la libertad, la aprovecharon para escapar: m¨¢s de un 25% de la poblaci¨®n se ha marchado desde entonces al extranjero, la mayor¨ªa a Grecia, una tendencia que empieza a remitir como si ahora hubiera esperanza. El dinero enviado por los emigrantes ha servido para sostener la econom¨ªa (supuso el 12% del producto interior bruto (PIB) en 2006, seg¨²n el Banco Central de Albania).
La buena noticia, seg¨²n esta instituci¨®n, es que la llegada de entidades financieras extranjeras de prestigio ha permitido que el cr¨¦dito comience a sustituir a las remesas como fuerza motora de un pa¨ªs con un paro oficial del 13,8% y una econom¨ªa sumergida que representa el 40% del PIB.
Eneid Lika, de 27 a?os, es uno de los pocos albaneses que ha regresado despu¨¦s de estudiar varios a?os en Europa: "Me fui para volver porque soy optimista". Ahora trabaja en Tirana en una multinacional. Se queja de la burocracia, la corrupci¨®n y de la incapacidad de los dirigentes de su pa¨ªs. "Cambiar cuando has hecho pol¨ªtica en una edad madura en otro sistema es imposible". Lika toma caf¨¦ en uno de los lugares de moda frente a la antigua casa de Hohxa, situada en el block (barrio de acceso prohibido durante el difunto r¨¦gimen en el que resid¨ªan los mandam¨¢s), convertido en una pasarela chic de la nueva Albania, la m¨¢s joven y emprendedora (y minoritaria).
Edi Rama, alcalde de la capital, es a sus 43 a?os otro de los emblemas de la innovaci¨®n. Ha revolucionado la fisonom¨ªa de Tirana suprimiendo miles de barracas de venta callejera que inundaban el centro y ha mandado pintar (es pintor) las fachadas de muchos edificios. La ciudad se ha poblado de rojos, azules, amarillos y verdes, un estallido de color que desciende a su propio atuendo: hoy viste unos indescriptibles calcetines bermellones. "S¨¦ que es s¨®lo un cambio de decorado, pero representa un comienzo, algo que trata de poner en marcha unas fuerzas din¨¢micas", afirma tras declararse un enamorado de Barcelona. Ahora, como l¨ªder del Partido Socialista, en la oposici¨®n, se ha convertido en el enemigo de la vieja guardia que le hace la guerra, incluso desde sus filas.
El primer ministro, Sali Berisha, del Partido Democr¨¢tico, trabaja en un despacho sombr¨ªo repleto de papeles. Habla de Albania como la tierra de las oportunidades y de su campa?a contra la corrupci¨®n y el crimen organizado. Reconoce las dificultades en una lucha que "no es s¨®lo del Gobierno, sino de toda la sociedad", desgrana ¨¦xitos y admite que la judicatura es un agujero negro. "Un terreno dif¨ªcil, si tratas de castigar un juez, te organizan un juicio". Berisha s¨®lo pierde la sonrisa cuando se le pregunta por Rama: "Un pintor fracasado que est¨¢ descuidando la ciudad porque se dedica m¨¢s al partido".
En el paso fronterizo de Morina, donde en 1999 llegaban en aluvi¨®n decenas de miles de kosovares expulsados por el Ej¨¦rcito serbio, han comenzado a remover la tierra empeorando a¨²n m¨¢s el tr¨¢nsito. Se trata del proyecto m¨¢s ambicioso: una autopista que unir¨¢ Pristina, la capital de Kosovo, con el puerto de Dures, en la costa adri¨¢tica albanesa: 315 kil¨®metros para los que ahora se necesitan ocho horas de viradas y peligrosas carreteras de monta?a. Berisha promete la inauguraci¨®n en 2009, que "beneficiar¨¢ a la regi¨®n, a Kosovo y Macedonia, pero tambi¨¦n al sur de Serbia".
Sorprende que un pa¨ªs como Albania -sin apenas infraestructuras viales (otro problema para los inversores, adem¨¢s de los cortes de electricidad; cuatro horas en invierno)- tenga posiblemente el mayor parque m¨®vil de autom¨®viles de lujo de Europa. Muchos de ellos son robados y circulan sin respetar los l¨ªmites de velocidad, la l¨ªnea continua o cualquier se?al de tr¨¢fico que se anteponga. Son los nuevos triunfadores a los que nadie ni nada detiene, los que amasaron fortunas con el narcotr¨¢fico, la trata de mujeres o el tr¨¢fico de armas, los grandes c¨¢nceres de un pa¨ªs que, pese a todos los contratiempos, las lentitudes y los pol¨ªticos sin perspectiva, ha logrado el mayor de los ¨¦xitos, pasar de un gulag colectivo a respirar un cierto tipo de libertad.
Tu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo
?Quieres a?adir otro usuario a tu suscripci¨®n?
Si contin¨²as leyendo en este dispositivo, no se podr¨¢ leer en el otro.
FlechaTu suscripci¨®n se est¨¢ usando en otro dispositivo y solo puedes acceder a EL PA?S desde un dispositivo a la vez.
Si quieres compartir tu cuenta, cambia tu suscripci¨®n a la modalidad Premium, as¨ª podr¨¢s a?adir otro usuario. Cada uno acceder¨¢ con su propia cuenta de email, lo que os permitir¨¢ personalizar vuestra experiencia en EL PA?S.
En el caso de no saber qui¨¦n est¨¢ usando tu cuenta, te recomendamos cambiar tu contrase?a aqu¨ª.
Si decides continuar compartiendo tu cuenta, este mensaje se mostrar¨¢ en tu dispositivo y en el de la otra persona que est¨¢ usando tu cuenta de forma indefinida, afectando a tu experiencia de lectura. Puedes consultar aqu¨ª los t¨¦rminos y condiciones de la suscripci¨®n digital.