ETA, un art¨ªculo de fe

Qu¨¦ mala persona es la fiscal Olga S¨¢nchez. ?No se ha empe?ado en empurar a El Egipcio, en conseguir para ¨¦l una condena de 40.000 a?os? Total, por cuatro grabaciones de nada donde el pobre hombre admite -no en una comisar¨ªa de Marruecos, sino en su casa de Mil¨¢n, en babuchas y acompa?ado por un amigo ¨ªntimo- que fue ¨¦l, Rabei Osman, quien hilvan¨® los atentados de Madrid, que cinco de sus muchachos, "Al¨¢ los tenga en su misericordia", se terminaron suicidando y que otros ocho fueron encarcelados. Y ella, en vez de pasar por alto esa confesi¨®n de nada -a qui¨¦n no se le ha calentado la boca alguna vez-, erre que erre contra el pobre Egipcio, emperrada en hacer su trabajo, sin enterarse de que el ¨²ltimo grito en juicios es desempe?ar el papel contrario al que en teor¨ªa corresponde a cada uno. Y es que no se fija. Si se fijara en los abogados de la AVT -?cu¨¢ntas preguntas han hecho entre los tres para condenar a los 29 acusados?- no le pasar¨ªa esto...

-Deletree la palabra ¨¢rabe, haga el favor...

-M de M¨¢laga, O de Oviedo...

Otra cosa no, pero desde que empez¨® el juicio del 11-M se han sucedido, por un motivo o por otro, fotograf¨ªas muy esclarecedoras. Ayer se produjo una que lo resume todo. Al tiempo que en la sala el juez G¨®mez Berm¨²dez intentaba que seis traductores de ¨¢rabe -dos de ellos llegados casi en secreto de Italia- se pusieran de acuerdo sobre las palabras "mujattat" y "mosabaq" para determinar si El Egipcio "planific¨®" o s¨®lo ten¨ªa conocimiento "previo" del atentado, algunas acusaciones particulares fueron difundiendo sus escritos de conclusiones definitivas. Alg¨²n incauto se puede preguntar: ?antes de que terminara una prueba que parec¨ªa tan relevante? Y es, sin lugar a dudas, la pregunta de un incauto.

El juicio -ayer se vio de forma m¨¢s palpable que nunca- se ha venido dividiendo en dos partes muy bien diferenciadas. La primera -el tribunal, la fiscal¨ªa, algunas acusaciones particulares y casi todos los abogados defensores- se ha esforzado en determinar la culpabilidad o no de los 29 acusados descendiendo hasta detalles jam¨¢s antes contemplados, utilizando un microscopio muy potente. La segunda parte -la que sin lugar a dudas m¨¢s ruido ha hecho- es la que, en vez de a un juicio, cada ma?ana llegaba a la Casa de Campo en busca de otra cosa. Ayer se vio de forma muy gr¨¢fica en el escrito final de la Asociaci¨®n de V¨ªctimas del Terrorismo. Por medio de sus tres abogados, la asociaci¨®n que preside Francisco Jos¨¦ Alcaraz volvi¨® a sacar a pasear a sus fantasmas favoritos. La participaci¨®n de ETA en el atentado, la colaboraci¨®n de la polic¨ªa -?de una polic¨ªa en manos del PP!- para sacar a Aznar de La Moncloa y poner a Zapatero... Despu¨¦s de tres a?os de instrucci¨®n y cuatro meses de juicio no hay ni un dato que avale estas teor¨ªas, pero, obviamente, eso es lo de menos.

La sesi¨®n est¨¢ a punto de terminar. Mientras la fiscal S¨¢nchez eleva a definitivas sus conclusiones, dentro de la habitaci¨®n de cristal blindado se libra otra batalla. Uno de los acusados, Mouhannad Almallah Dabas, le hace llegar un mensaje a la esposa del abogado de Bouchar, que ha llegado al juicio en compa?¨ªa de su hija.

"Quiero conocer a tu hija", dice el mensaje de Almallah, "ll¨¦vala a Alcal¨¢. Estoy soltero y en tr¨¢mites de divorcio". La muchacha tiene 15 a?os y el acusado 43. Su madre se la lleva de la sala no sin antes dirigirle a Almallah una mirada de asco. Algunos de los procesados se r¨ªen. La fiscal sigue hablando. Pide 40.000 a?os para El Egipcio. Ya sabe que al d¨ªa siguiente la insultar¨¢n en algunas tertulias. Es el precio de no meter a ETA, ese art¨ªculo de fe.