Lanchas de Greenpeace sortean la vigilancia
Las embarcaciones del movimiento ecologista llegaron a 200 metros del recinto de la reuni¨®n
Por tierra, mar y aire. Las protestas de decenas de miles de ciudadanos contra la cumbre de los siete pa¨ªses m¨¢s ricos del planeta m¨¢s Rusia volvieron ayer a poner en jaque a las fuerzas de seguridad alemanas, despu¨¦s de que dos embarcaciones de Greenpeace consiguieran violar la zona de protecci¨®n de la costa de Heiligendamm, frente al balneario en el que se re¨²nen los l¨ªderes del G-8. Los ecologistas quer¨ªan decirles que se dejen de "palabras huecas" y "act¨²en ya" para combatir el cambio clim¨¢tico. El m¨¦todo elegido fue espectacular.
Sobre las once de la ma?ana dos lanchas neum¨¢ticas de Greenpeace se adentraron en el per¨ªmetro de seguridad mar¨ªtimo, vedado a cualquier embarcaci¨®n durante los tres d¨ªas que dura la cumbre junto al B¨¢ltico. Pretend¨ªan tocar tierra junto al lujoso hotel Kempinski, en el que se alojan los mandatarios, y entregarles una carta en la que les ped¨ªan que act¨²en para frenar el calentamiento del planeta. Pero enseguida los barcos de la polic¨ªa alemana salieron a la caza de los activistas y acabaron por interceptar a los ecologistas a 200 metros del recinto de la cumbre. Los 10 minutos que dur¨® la escaramuza fueron suficientes para que los periodistas de medio mundo captaran las im¨¢genes de la protesta mar¨ªtima. Al final, 21 activistas de Greenpeace fueron detenidos por la polic¨ªa alemana, resultando levemente heridos dos de ellos y un agente.
La mayor¨ªa de los miles de manifestantes contra el G-8 han dormido en alguno de los tres grandes campamentos organizados por los grupos de protesta. El m¨¢s amplio, cercano a la ciudad de Rostock, ha dado cobijo a decenas de miles de personas.
Ayer, la sensaci¨®n all¨ª era de triunfo. A las siete de la ma?ana, un altavoz daba la noticia a los acampados de que dos bloqueos de las v¨ªas de acceso a Heiligendamm segu¨ªan intactos.
Toma de carreteras
Cientos de j¨®venes hab¨ªan pasado sobre el asfalto la noche del mi¨¦rcoles al jueves. La voz llam¨® a la toma de m¨¢s carreteras. Grupos sueltos de manifestantes empezaron a ponerse en camino hacia la valla del balneario.
Junto a ella, en plena zona de exclusi¨®n decretada por la polic¨ªa, la sensaci¨®n a las diez de la ma?ana era de fiesta dominguera. Ocupando la carretera que une Heiligendamm con la localidad de Bad Doberan, los manifestantes jugaban al f¨²tbol y gastaban bromas a los antidisturbios que guardaban la fortaleza de la cumbre.
Se corri¨® la voz entre los manifestantes de un nuevo bloqueo frente al otro acceso principal, en la localidad de Hinter Bollhagen. La polic¨ªa imped¨ªa el paso por carretera, de modo que numerosos grupos cruzaron kil¨®metros de campos de labranza para engrosar el nuevo bloqueo. All¨ª los esperaba un contingente policial.
Hubo algunos encontronazos y una demostraci¨®n policial de fuerza que incluy¨® una estruendosa parada a¨¦rea en la que participaron nueve helic¨®pteros de la polic¨ªa federal en vuelo rasante.
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