Autor y testimonio
El teatro viv¨ªa su posguerra. Y la Universidad fue, durante a?os, uno de sus refugios. All¨ª representaban, recordaban y escrib¨ªan lo que rara vez aparec¨ªa en nuestros teatros regulares. Granada fue una de sus plazas fuertes. Primero fue Tamayo, que se vino muy pronto a Madrid; luego, enseguida, Jos¨¦ Mart¨ªn Recuerda, que dirigi¨® el TEU granadino y estren¨® all¨ª sus primeras obras. Desde el principio, mostr¨® su inter¨¦s por la memoria y los conflictos de los espa?oles de su tiempo. A veces, us¨® la poes¨ªa dram¨¢tica para desvelar la sangre derramada (La llanura), otras un lirismo simb¨®lico para hacer de peque?as historias im¨¢genes universales (El teatrito de Don Ram¨®n, Premio Lope de Vega); otras, el realismo descarnado para mostrar la hipocres¨ªa de la sociedad espa?ola bienpensante (Las salvajes de Puente de San Gil); otras, a los cl¨¢sicos para contarnos que las cosas no fueron como nos han explicado las enciclopedias (Una copla del Arcipreste de Hita), otras, para recordarnos el destino de las mujeres espa?olas que no aceptaron la mansedumbre pol¨ªtica (Las arrecog¨ªas del Beaterio de Santa Mar¨ªa Egipciaca), homenaje indirecto a su paisano Garc¨ªa Lorca, en torno a la figura de Mar¨ªa Pineda, ajusticiada por el conservadurismo... Obras que, entre otras, definen el camino de un dramaturgo que hizo del teatro, antes que una profesi¨®n o el dominio de un lenguaje, una confesi¨®n y un combate indisociable del movimiento teatral que libr¨® su batalla contra la dictadura.
En Madrid, Antonio Buero hab¨ªa roto, en el 49, la forzada sumisi¨®n esc¨¦nica. De inmediato, surgieron otros nombres que aglutinaron lo que se defini¨® como la Generaci¨®n Realista, no por su estilo, sino porque intentaban, a trav¨¦s de diversas po¨¦ticas, alumbrar la Espa?a del silencio. Alfonso Sastre, Carlos Mu?iz, Rodr¨ªguez M¨¦ndez, Lauro Olmo, fueron algunos de estos nombres. Junto a ellos, en primera l¨ªnea, estuvo siempre Mart¨ªn Recuerda, que nunca permiti¨® que las ideolog¨ªas pudieran m¨¢s que los sentimientos de sus personajes, que la intenci¨®n cr¨ªtica torciera el curso real de los conflictos.
Con una rica experiencia en las universidades espa?olas, pas¨® luego varios a?os en la universidad norteamericana, regresando a su Granada, donde sigui¨® escribiendo hasta su muerte. Hace apenas unas semanas se presentaron sus Obras completas y recibi¨® el merecido homenaje de sus paisanos. Mart¨ªn Recuerda ser¨¢, para siempre, no s¨®lo un excelente autor dram¨¢tico, sino testimonio y personaje revelador de un largo y dif¨ªcil periodo de la historia espa?ola.
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